Porción “Y llamó…” (Vaikrá) –
Parte 1
Levítico 1:1 al 6:7
Asistimos ahora al comienzo del libro llamado en castellano levítico. Este es un libro poco leído por fuera de la cultura hebrea. Pues en el cristianismo casi no se lo toca. A qué se debe ello, a que se toma a la Toráh como una letra muerta, despojada de todo sentido propio para el ser humano de estos tiempos.
Si la base es que esto es parte del “antiguo testamento”, ya bajo esa apreciación pocas ganas pueden quedar de leer un montón de directivas acerca de cómo sacrificar los animales o presentar las ofrendas. En un estudio cristiano tuve ocasión de leer que la importancia de este libro era mostrarnos cuán importante es cuidar los detalles al momento de servir al Señor. No podemos decir que esa apreciación no sea verdadera, pero es una verdad muy superficial si vamos a creer que la importancia del libro de levítico es sólo esa.
Entonces ¿Cuál es la importancia de este libro para nosotros? ¿Dónde están las enseñanzas que este libro nos da? ¿Por qué debemos leer Levítico?
Para poder entender estas cosas debemos partir de dos puntos principales.
En primer lugar es importante leerlo pues en el llamado nuevo testamento tenemos constantes referencias al contenido de este texto. Sin la lectura y comprensión del mismo, nos será imposible entender cosas que se nos dicen en el nuevo testamento.
Por otro lado existe un aspecto fundamental, el cual tiene que ver con nuestro crecimiento y desarrollo espiritual. Muchas veces hemos hecho hincapié en el aspecto sicológico de las Escrituras. Hoy la psicología es una mala palabra dentro de los círculos religiosos, pero debemos entender que ha sido distorsionado el aspecto sicológico de las Escrituras.
Cuando pensamos en sicología nos imaginamos por lo general la llamada sicología freudiana con la persona acostada en el diván o sentada frente a alguien a quien le cuenta sus fantasías más escondidas. O bien podemos pensar en la llamada sicología de masas la cual usan los políticos o los empresarios para sus intereses.
Pero ello no nos tiene que hacer perder de vista la sicología natural que nos trae la Toráh. Ese conjunto de indicaciones, enseñanzas, directivas para corregir nuestras vidas. Para encausarlas conforme a lo que es la voluntad de Elohim.
¿Y cómo sabemos hacia donde quiere dirigir nuestra sicología? Pues hacia donde sus Escrituras nos muestran. En cada pasaje de la Toráh existe una enseñanza para nuestra psiquis, para nuestra mente, para nuestras emociones, para la dirección que debemos imponer a nuestra vida.
Y en el libro de Levítico también por supuesto está esta psicología natural de la Instrucción (Toráh).
¿Por qué por ejemplo el cristianismo no advierte esta cuestión?
¿Qué nos dice el libro de Proverbios? Veamos capítulo 2
2: 1; 5 y 6: “Hijo mío, si recibieres mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,…Entonces entenderás el temor de YHWH, Y hallarás el conocimiento de YHWH. Porque YHWH da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.”
Para que YHWH dé este conocimiento y esta sabiduría de poder reconocer, por ejemplo, el aspecto sicológico de las Escrituras y sea revelado al creyente; hay un requisito previo. El cual es guardar los mandamientos dentro de uno.
Un grupo religioso que se jacta de no tener que cumplir los mandamientos gozando de una libertad para pecar, jamás tendrá la revelación de los tesoros más hermosos de las escrituras.
Aclarados estos puntos ingresemos con libertad de mente al libro de Levítico.
Hemos dicho más arriba que el libro de Levítico nos permite entender lo que en el nuevo testamento se nos prescribe. Veamos entonces esto en uno de los textos de Pablo. Para ello vayamos a la carta a los Romanos cap. 12:1
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de YHWH, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a YHWH, que es vuestro culto racional.”
Aquí el Enviado Shaúl (Pablo) nos dice que nuestro cuerpos deben ser presentados como un sacrificio. Por supuesto que vivo, pues él no nos está mandando a suicidarnos a lo bonzo, sino que nuestro diario vivir debe presentarse como un sacrificio a Elohim. Eso nos dice es la forma correcta, racional, meditada de nuestro culto personal para con YHWH.
De seguro muchos hermanos que provienen del cristianismo han leído este texto, la pregunta que debió haber surgido es sus mentes es esta: ya que debo presentarme como un sacrificio personal ¿Cómo quiere YHWH que se le presenten los sacrificios? ¿Me dice en algún lugar cómo se le presenta un sacrificio? Sí querido hermano, por supuesto, te lo indica en el libro de Levítico. De otro modo ¿Cómo sabríamos que nos hemos presentado como un sacrificio aceptable?
Antes de comenzar con Levítico debo hacer una aclaración. Esto que hacemos ¿Es sólo una metáfora, una comparación imaginaria entre los sacrificios de levítico y la presentación de la persona como sacrificio vivo? ¿Existe algún fundamento que me permita comparar ambos textos, o sólo usamos como un pretexto el escrito de Pablo para adecuarlo a lo que se nos antoja?¿O bien tenemos ganas de hablar de la Toráh y usamos como excusa cualquier cosa que encontramos en los evangelios y la usamos para nuestro fin?
Por supuesto que no, pues es la misma Toráh la que nos indica esta íntima relación entre el sacrificio presentado de un animal y el ser humano. Veamos Levítico 1:4
“Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.”
Aquí con claridad se nos expresa que en el sacrifico del animal existe una transferencia de algo que debió sacrificarse de la persona misma y fue transferido al animal. O sea, hay una transferencia del ser humano al animal. La cual, en estos precisos tiempos en que los sacrificios han cesado en el Templo está más viva que nunca. De otro modo el ser humano, luego de la destrucción del templo, habría perdido toda posibilidad de que esto continúe.
Sin más preámbulos veamos entonces los requisitos del sacrificio, Levítico 1: 3:
“… sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de YHWH.”
El primer aspecto a considerar era el requisito de que el sacrificio no debía presentar defectos. En el caso del animal por ejemplo se tomaba en cuenta que no tuviera quebraduras o sus genitales magullados, le faltase un ojo, etc.
¿Y ello cómo se relaciona con nosotros?
Veamos por ejemplo cómo es considerada una persona perfecta.
Mateo 5: 47-48:
“Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”
Mateo 19:21:
“Yeshúa le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.”
Juan 17: 22-23:
“ La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.”
Colosenses 3: 14
“ Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.”
En el primero de los textos tenemos la observación de una persona que rige su vida con una doble moral. Donde en el ámbito interno de la congregación se comporta de determinada manera y luego en los quehaceres cotidianos de la vida, su vida laboral y social, se despoja de su manto de santidad y se comporta como cualquiera. Esa persona no puede presentarse como sacrificio perfecto ante YHWH.
En el segundo de los ejemplo tenemos que la perfección pasa por dar un sentido social a nuestro servicio. Si la persona que asiste a todos los cultos posibles, no ha madurado en su interior ver a los demás como Yeshúa los vería. No ve con los ojos de Jesús al prójimo y su necesidad, sólo tendrá en su interior un montón de letras muertas, conocimiento vano y superfluo. Y habrá llenado su mente y corazón con palabrería hueca y sin contenido. Vemos mucho esto en nuestro mundo mesiánico. Donde muchos grupos perfeccionan oraciones en hebreo y han olvidado una palabra hebrea fundamental, la tezadaká, la cual se traduce como caridad aunque en realidad es la verdadera justicia. Un hombre que no percibe en su corazón la necesidad del semejante, su padecer y sufrimiento no puede presentarse como sacrificio perfecto.
El tercero de los ejemplos nos habla de la unidad. Ya en otras ocasiones hemos comentado que la palabra polémica, proviene del griego polemus, que significa guerra. Hoy vemos contienda en todos los grupos religiosos. Un requisito de nuestro grupo es que no polemizamos con nadie.
Y dejamos para el final el broche de oro, la perfección que sólo se logra revistiendo de amor nuestras intenciones y actos. Pero en esto sí, no nos confundamos que aquí no estamos hablando del amor griego, ese que se expresa en una sensación del alma tan elevada que ni siquiera se percibe. El amor concreto del cual nuestras escrituras hablan es un amor de servicio. Un amor de dar la vida por el semejante. ¿Y qué significa dar la vida por el otro?
Dar nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestra comodidad, nuestro esfuerzo, en fin todo lo que tenemos para dar y que quisiéramos recibir del otro.
Con esto no se agota la perfección del ser humano. Pero son algunos puntos en los cuales cualquiera puede empezar a trabajar. Ya el hecho de empezar a perfeccionar nuestras vidas, nuestro diario vivir como una búsqueda de transformarnos en un perfecto sacrificio, nos conducirá a ese camino de perfección, meta de nuestros apóstoles y guía nuestra como discípulos.
Parte2 #
En la primera reflexión culminamos con el primer requisito de perfección que los sacrificios tienen. Pasemos ahora al segundo aspecto importante, Levítico 1:3:
“…de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de YHWH.”
Por supuesto que entendemos desde un primer momento que siendo un sacrificio aceptable debe ser dado por propia voluntad, sin obligación. Pero el término voluntad nos conduce a cuestiones más profundas.
La palabra que ha sido traducida como voluntad es el hebreo רָצוֹן (ratzón, Strong 7522). Esta palabra aparece en una oración fundamental en la vida del creyente, el llamado Padre Nuestro. Recordemos la parte que dice:
“Hágase tu voluntad…”, lo cual en hebreo es יֵעָשֶׂה רְצוֹנְ (transliterada su pronunciación sería: Ye’aseh r’tsoneja)
¿Qué trato de mostrar con esto? Cuando el creyente diariamente recita la oración indicada por el Mesías, se encuentra pidiendo que se haga la Voluntad del Padre en su vida.
¿Y cuál es esta voluntad diaria que debe hacerse? Veamos Gálatas 2:20
“… Con Yeshúa estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Yeshúa en mí…”
Diariamente el creyente crucifica todas sus pasiones, deseos pecaminosos, desviaciones del camino, etc. En pos de que viva el Mesías, a través de mi renuncia al pecado. Voluntariamente elijo no vivir más yo, siguiendo los deseos del pecado, sino que voluntariamente elijo que viva Él.
Entendiendo el trasfondo espiritual de Levítico 1:3, nuestro ego, nuestro yo, es sacrificado sin imposición, lo hacemos porque así lo deseamos. Y refrendamos, reafirmamos este deseo cuando cada día le pedimos que se haga “Su Voluntad” y no la nuestra.
Continuando con el acto de sacrificio este se realiza en su presencia. Levítico 1:5:
“Entonces degollará el becerro en la presencia de YHWH…”
En hebreo la frase dice que el becerro será sacrificado frente a la “cara” de YHWH, פָּנִים (Strong 6440, panim), en griego la palabra que se usa es ἔναντι (Strong 1725, enanti, lo cual traducimos como delante de…)
¿Por qué es importante entender esto?
Porque “delante de Él…” “Frente a su cara…” no hay lugar para la hipocresía o la mentira. Delante de Él no hay lugar para mentir una supuesta voluntad quebrantada, pues Él conoce todas las cosas.
¿Qué es lo que ocurre cuando delante de Él no nos presentamos correctamente?
Hechos 8: 18 al 23
“Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.
Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de YHWH se obtiene con dinero.
No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de YHWH.
Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a YHWH, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.”
Avanzando en las indicaciones que se nos dan en Levítico, observemos que la sangre, en la cual sabemos se encuentra el Espíritu de vida, tanto del animal como de la persona, es derramada conforme al cap. 1:5
“los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión.”
¿Qué importancia tiene que la sangre sea derramada en derredor del altar? ¿Por qué es importante que esta sangre haya tocado el altar? O sea ¿Por qué es importante que nuestro Espíritu, simbolizado en la sangre del animal al cual le hemos impuesto nuestras manos y es como si fuésemos nosotros mismos, toque el altar?
Porque según aprendemos de lo visto en el libro de Éxodo, la sangre que toca el altar que se encuentra a la puerta del Tabernáculo de Reunión queda santificada.
Éxodo 29:37 “Por siete días harás expiación por el altar, y lo santificarás, y será un altar santísimo: cualquiera cosa que tocare el altar, será santificada.”
Entonces cuando perfectos nos presentamos voluntariamente delante de la presencia de YHWH, para sacrificarnos a nosotros mismos, haciendo su Voluntad y no la nuestra, nuestra sangre en la cual mora nuestro Espíritu, es consagrada, santificada para Él. Con lo cual nuestros Espíritus reciben la perfecta Santificación.
En la próxima reflexión veremos cómo hacer para que nuestro ser sea sacrificado en olor grato para Él.
Parte 3 #
En las reflexiones anteriores vimos como en la descripción de levítico se encuentran los detalles de aquello a lo cual se referirá luego Pablo en la carta a los Romanos, al decir que debemos presentarnos como sacrificio vivo.
Corresponde ahora que veamos cómo hacer para que nuestro Ser sea sacrificado a Él y se presente como olor grato según lo prescripto por la Toráh.
En primer lugar entendemos que todo nuestro ser, completo, es entregado a Él. Pero ¿es entregado todo nuestro ser al mismo tiempo? La respuesta es no.
Podríamos pensar que somos entregados a Él en el mismo instante de los pies a la cabeza. Sin embargo las Escrituras dan un tratamiento más serio de las cosas. Un tratamiento más específico de lo que desea de nosotros.
Levítico 1:6 “Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas.”
Aquí tenemos un punto muy importante. Todo nuestro Ser en primer lugar es separado en sus distintas piezas.
¿Cuáles son las piezas descriptas?
Levítico 1: 8-9 “Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar; y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para YHWH.”
Las dos primeras piezas que son mencionadas son la cabeza y la grasa que recubre los intestinos.
Volvamos entonces a la lectura del Apóstol Pablo. ¿Fue esta división tomada en cuenta por él al momento de hablarnos del sacrificio personal?
Romanos 12: 2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de YHWH, agradable y perfecta.”
Evidentemente sí. Pues lo primero de lo cual nos habla Shaúl es de lo necesaria que resulta la renovación de nuestro entendimiento.
En el griego del nuevo testamento esta renovación es la llamada ἀνακαίνωσις (anakaínosis, Strong 342).
Para poder entender a qué se refiere Pablo con esto, podemos acercarnos al uso que él mismo le da en la carta que le escribe a Tito, veamos Tito 3: 4 al 6
“Pero cuando se manifestó la bondad de YHWH nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo…”
Es evidente que cuando el creyente se ha ubicado en la perspectiva de regenerar su vida y permitir que la dirección de Ruaj HaKodesh sea quien le muestre lo que YHWH de él desea, uno de los efectos de este mover es la renovación (anakaínosis) de la mente.
Ahora bien, entendemos entonces que la primer pieza de nuestro Ser que debe ser sacrificada es nuestra cabeza, en la cual tenemos el contenido de nuestra mente. Podríamos pensar por qué es necesaria esta renovación. ¿Para qué necesito una mente renovada si YHWH sólo mira el corazón del hombre, las intenciones?
Porque es con la mente que el hombre conforma el pecado en su vida, por ello cuando la persona no está consagrada a YHWH sino a las cosas del mundo, de la carne, del enemigo, finalmente todo su ser está corrompido. Y es así que ocurre lo que la propia carta a los Romanos nos cuenta, cap. 1:28
“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a YHWH, YHWH los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;…”
Vemos por este mismo texto que cuando la persona se mantiene en una estructura mental que le ha servido en una vida lejos de Elohim, cuando la persona no renueva su pensar, finalmente cae en una mente reprobada.
¿Se nos dan directivas acerca de cómo renovar nuestra mente? Por supuesto que sí, no hemos sido dejados a ciegas, se nos dice cómo hacer para renovar la mente, Filipenses 4:8
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Queremos que nuestra “cabeza” sea presentada en sacrifico de olor grato a YHWH, pensemos cosas verdaderas, o sea pensemos en las cosas de los cielos, en aquello que es permanente. Pensemos en lo honesto, en cada situación de la vida busquemos la forma honesta de dirigir nuestros pensamientos, desechando toda mentira en nuestro interior. Pensemos en aquello que se nos ha enseñado en la Toráh que es Justo, que es correcto. Pensemos en la pureza, tal cual la pensaría un niño, en quien no hay maldad. Pensemos bien de las personas, no caigamos en buscar pecado y corrupción. Busquemos la amabilidad en nuestro interior y no la contienda, lo que nos lleva a la polémica, a la enemistad, a la guerra con las personas desechémoslo. Aquello de lo cual podemos hablar bien, aquello que tiene buen nombre debe ser lo que en nuestros pensamientos esté.
La palabra que en hebreo usamos para referirnos a virtudes es “midot” y estas constituyen la base de todos los mandamientos (mitzvot). O sea que en los mandamientos tenemos contenido el concepto de la virtud que es necesario desarrollar. Si bien no es el caso de analizar ahora las midot sí podemos entender que el reflexionar a diario en los mandamientos y en lo que ellos protegen o buscan del hombre nos conducirá a ser hombres virtuosos. Y por supuesto en esto es lo que Pablo quería que pensemos.
Y por supuesto pensar en aquello que es digno de recibir gloria y alabanza, nos conducirá con firmeza a la renovación diaria de nuestra mente.
Existe un mandato más en la forma del sacrificio, y es el de colocar la grasa de los intestinos sobre la cabeza, todo ello sobre la leña.
Pero qué simboliza la grasa.
El sebo es algo que recubre, algo que oculta, algo que está colocado “sobre”, aunque no es parte directa de ello.
Podría pensar incluso en esta imagen. Pensemos en los antiguos castillos o las fortalezas. Éstas tenían a su alrededor un muro que las protegía. Con nuestra mente ocurre algo similar. Muchas de las ideas que consideramos válidas en la vida sólo permanecen ahí porque hemos construido fortalezas para protegerlas. Fortalezas de prejuicios, de pensamientos preconcebidos que consideramos correctos, de una forma de ver las cosas y el mundo, los cuales construimos antes de conocer la verdad del Mesías y que aun luego de haberlo conocido seguimos considerando como válidas.
Un ejemplo de esto se encuentra en las comunidades mesiánicas que han surgido a partir de líderes cristianos. En sus cultos repiten los mismos modelos que usaban cuando eran por ejemplo evangélicos. Siguen haciendo un culto con el mismo modelo, con la diferencia que ahora usan el idioma hebreo. Si antes su semana se encontraba ocupada con la reunión de alabanza los martes, la de damas los miércoles, la de jóvenes lo jueves y de adoración los sábados. Hoy siguen con la reunión de jóvenes “mesiánicos” los miércoles, de damas “mesiánicas” los martes, de alabanza y adoración “mesiánica” y rikkudim los jueves, y etc etc.
Lo que antes se consideraba correcto, ahora sigue siendo lo correcto pero usando nombre en hebreo.
Esto ocurre porque la grasa que recubre no ha sido quemada en el altar. ¿Tenemos fundamento para decir esto? Por supuesto baste con leer a Pablo, quien advierte sobre estas construcciones mentales que nos impiden ver la suprema voluntad de Elohim, el conocimiento de sus deseos.
2 da de Corintios 10: 4-5
“…porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en YHWH para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de YHWH, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Yeshúa,…”
En la próxima reflexión continuaremos con las partes que restan del sacrifico y como ello se aplica a nuestras vidas.
Parte 4 #
Levítico 1:9 “y lavará con agua las entrañas y las piernas,…”
En este último tramo de las piezas del sacrificio tenemos tres elementos, las entrañas, las piernas y el agua. Cada uno de ellos tiene una representación por demás interesante y educativa para nuestras vidas.
¿Qué representan las entrañas?
Veamos los siguientes textos:
Génesis 43:30 “Entonces José se apresuró, porque se conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en su cámara, y lloró allí.”
Job 15:35 “Concibieron dolor, dieron a luz iniquidad, Y en sus entrañas traman engaño.”
Job 30: 27 “Mis entrañas se agitan, y no reposan; Días de aflicción me han sobrecogido.”
Salmo 5:9 “Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad…”
Jeremías 4: 19 “!!Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.”
Lamentaciones 1:20 “Mira, oh YHWH, estoy atribulada, mis entrañas hierven. Mi corazón se trastorna dentro de mí, porque me rebelé en gran manera.”
Hemos citado varios pasajes para que se comprenda bien el punto, las entrañas representan emociones, motivaciones, sensaciones; todo lo cual conlleva a la persona a motivar su conducta.
De esta forma es obvio que todo aquello que se ve representado en las entrañas, también debe ser sacrificado.
Por último tenemos las patas del animal, lo cual representa nuestro caminar. Nuestro movernos tanto en el mundo material como en el espiritual.
Es fundamental que el caminar del creyente sea exclusivamente conforme a la voluntad del Creador. Por ello una vez que la mente ha sido puesta en la cautividad de la Voluntad de Elohim, una vez que los argumentos que constituían fortalezas han sido derribados y quemados. Una vez que el aspecto emotivo de la persona ha sido sacrificado en el altar de YHWH. Será su caminar, su moverse, el que deberá adecuarse a la voluntad del Supremo.
Pero hay algo más y muy importante por cierto. Y es que estos últimos dos elementos, las entrañas y las piernas, lo volitivo y el caminar, previamente deben ser lavados con agua.
¿Qué representa espiritualmente el agua?
Nuevamente recurrimos al Apóstol Pablo quien en la carta a los Efesios y haciendo referencia a la Congregación dice en el cap. 5:26
“… habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,…”
Asimismo el propio Mashíaj en Juan 15:3 nos dice
“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.”
Con lo cual entendemos que nuestras emociones, sentimientos, vocaciones y nuestro caminar, para poder constituir un sacrificio aceptable deben antes ser lavados y purificados por La Palabra.
Querido hermano, si lo que estás haciendo no se encuentra conforme a la Palabra recibida, si lo que siente o desea, si lo que emprende para el Señor no se encuentra respaldado por las Escrituras. Por más bien intencionado que resulte no prosperará, o crecerá pero en función de intereses que no son los de su Salvador.
Pues bien, finalmente y como era de esperarse, el sacrificio para concluir debe ser quemado.
Todo nuestro ser debe ser consumido por su Fuego. Todo lo que “tenemos” y “somos” debe ser transformado por el fuego para rendirse plenamente ante él.
De esta forma cumpliremos el cometido de ser sacrificio vivo ante su Presencia.
Es mi intención asimismo que los creyentes, especialmente aquellos que están dando sus primeros pasos en el conocimiento de la Toráh, puedan observar la profundidad de la misma.
La Toráh no es un catálogo de mandamientos oscuros y antiguos. La Toráh es la Palabra viva de YHWH que nos habla desde las profundidades del corazón de Elohim. Que nos revela secretos escondidos a los llamados sabios del mundo, pero que se descubren para los Hijos de Luz.
Estos aspectos psicológicos que hemos visto están ahí para ser tomados y aprehendidos por cualquiera que desee rendir su voluntad a la Voluntad de la majestad en las alturas.
Pida que YHWH abra su mente a través de Rúaj HaKodesh (Espíritu Santo), doblegue su Espíritu, preséntese como sacrificio vivo, y Él revelará sus maravillas.
Parte 5 #
Nos hemos acostumbrado a la idea de que si una persona actúa sin malas intenciones, su obrar se encuentra exculpado, sus acciones quedan bajo la órbita del error. Sin embargo en la siguiente reflexión y conforme a lo que la Instrucción nos enseña veremos que en el entendimiento espiritual de Nuestro Elohim ello no es así.
Veamos el siguiente pasaje, Levítico 4:2
“Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de YHWH sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas;…”
Ya este texto nos indica que existe pecado por error.
Pero para poder comprender estas cosas debemos empezar por ver cierto contenido que las palabras originales empleadas tienen.
Dice allí “Cuando alguna persona…”, si bien esta es una traducción adecuada, que nos inserta en el tema no es totalmente precisa; pues lo que ha sido traducido como persona es la palabra hebrea נָ֫פֶשׁ (Strong 5315 nefesh, alma). O sea que el texto podría leerse de la siguiente forma: “Cuando un alma pecare…” lo cual en hebreo transliterado sería:
“Nefesh ki tehetá bisgagah…”
Esta es la misma palabra que encontramos en el siguiente texto de Génesis 2:7:
“Entonces YHWH formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.”
El final del versículo donde dice “… un ser viviente.” Es conforme a una mejor traducción:
“y fue el hombre un alma viviente.” O en hebreo transliterado:
“Vay-hí HaAdam le nefesh hay-yah.”
Entonces ¿Cómo es posible que el alma peque por ignorancia?
No es necesario que busquemos respuestas en tratados de filosofía ni sicología, sino que las propias Escrituras nos enseñan. Veamos lo que nos dice el libro de Proverbios, 19:2
“El alma sin ciencia no es buena,….”
En hebreo transliterado sería “…be lo-daat Nefesh lo-tov…”
La partícula “lo” en esta oración funciona como la partícula “sin” del idioma castellano. Y ¿Qué significa Daat, lo cual es traducido como ciencia?
Pues bien, daat en hebreo דָּ֫עַת (Strong 1847 significa discernimiento, entendimiento, sabiduría). Este conocimiento aplica a saber con corrección cuál es la voluntad de YHWH, la cual es expresada en la sabiduría que recibimos al estudiar Toráh.
El alma que no se ha nutrido de conocimiento de la Voluntad de YHWH terminará pecando, aun cuando ello ocurre sin intencionalidad. Porque no sabrá qué es lo correcto y qué no lo es.
Esta falta de Daat se puede presentar de diversas maneras. Por ejemplo en el hecho de desconocer la voluntad expresada a través de los mandamientos, los decretos, los juicios, de todo el saber que la Toráh de Moisés nos da y del entendimiento que el Mesías nos ha dado.
Pero también, aun cuando sean conocidos por ejemplo los mandamientos, la falta de Daat puede darse por tener una actitud negligente frente a las cosas de la vida.
Un ejemplo lo puede aclarar.
Sabemos por el capítulo 11 de Levítico que no debemos comer cerdo. Tenemos ese conocimiento, esa daat.
Pero, invitados a comer en un hogar que no respeta las reglas del Kashrut (nuestra dieta kosher), se nos pone en la mesa carne asada. Creyendo que es apta para nuestro consumo la comemos sin consultar con qué animal se ha preparado. Allí no hemos tenido todo el “conocimiento” necesario y producto de ello nuestra ignorancia ha hecho que “erremos” lo cual en realidad significa pequemos. No tengamos miedo de ofender a nuestros anfitriones, antes preocupémonos por no ofender al Altísimo.
Ahora bien, debemos señalar algo más.
Es claro que este conocimiento depende del grado de aprendizaje y sometimiento a la Voluntad del Creador. Y de la espiritualidad alcanzada por la persona. Pues conforme su responsabilidad es mayor, es mayor su obligación de adquirir conocimiento para no pecar.
A lo largo del capítulo 4 tenemos la posibilidad de que el pecado por error sea cometido por el Sumo Sacerdote, por la Congregación (lo cual es el conjunto de voluntades que unidas debieron tener el conocimiento para no pecar), por un Jefe, o bien por una persona del pueblo.
Vemos asimismo que, si bien todos han pecado, existe una gradación en el pago de ese pecado, como escribimos más arriba, conforme a la diligencia que debieron emplear y a la responsabilidad que cada uno de los casos tenían. Por ello si lo analizamos, la especie de animal sacrificada cambia.
Los distintos sacrificios expiatorios cumplían una función muy importante: limpiar el alma. Pues cuando el alma peca queda manchada por la inmundicia del pecado.
Esto es muy importante porque el pecado, aun sin conocimiento, es como una puerta que se abre dando entrada a nuevos pecados. Así como el cumplimiento de un mandamiento es una puerta que abre los cielos derramando bendición y permitiendo el cumplimiento de otros mandamientos.
Estos sacrificios expiatorios explicados en el libro de Levítico se realizaban en el Mishkán (Tabernáculo) durante el peregrinar en el desierto y durante un período en la Tierra Prometida. Luego fueron llevados adelante en cada uno de los dos Templos en Jerusalén.
Pero todos sabemos que ya no hay Templo, es más, nuestro pueblo lleva casi dos mil años sin Templo. Incluso podríamos indicar que ya antes de la destrucción del Templo por los canallas romanos los sacrificios no eran aceptados por YHWH.
Entonces ¿Cómo se produce la expiación de los pecados sin tener dónde sacrificar animales?
Aquí debemos recordar cierta operación espiritual que ya hemos explicado en anteriores reflexiones, esto es la transferencia.
Esta transferencia de la persona hacia los animales se opera al momento de poner las manos sobre la cabeza del animal. Siendo luego posible la expiación. Será ahora momento de que nos detengamos en esta palabra tan profunda.
La palabra expiación es el hebreo כָּפַר (Strong 3722 kappar). ¿Encontramos esta palabra en el nuevo testamento?
Por supuesto en Hebreos 2:17 “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a YHWH se refiere, para expiar los pecados del pueblo.”
En la traducción al hebreo del nuevo testamento en el que debió escribirse originalmente tenemos la frase:
לכפר על חטאת העם
Lo cual traducido significa “expiar los pecados del pueblo.”
La lectura del texto de Hebreos 2 nos indica que es ahora precisamente Yeshúa quien ha sido puesto para efectuar la expiación de los pecados en su obrar como Sumo Sacerdote. Pero no sólo ello. Sino que asimismo como indica el capítulo 9 versículos 13 y 14 de Hebreos:
“Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Yeshúa, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a YHWH, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Elohim vivo?”
Por ello ahora que no tenemos Templo sabemos que los sacrificios que se realizaban en el Tabernáculo y luego en los dos Templos de Jerusalén, han sido reemplazados por un sacrificio único llevado adelante por Mesías. Por ello los elementos del Pacto que constituían los sacrificios de animales para expiación han sido reemplazados por la expiación que la sangre de Yeshúa proporciona, Hebreos 9:15
“Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.”
En la próxima reflexión veremos un punto que tiene que ver con algo que en todos estos sacrificios expiatorios falta: el incienso.
Tengamos esto presente para lo que luego desarrollaremos.
Parte 6 #
Comenzaremos esta reflexión con una cita de la porción que estamos estudiando, Levítico 5:11
“…ni sobre ella pondrá incienso, porque es expiación.”
Está claro que no debía quemarse incienso en casos de sacrificio de expiación. Como en estos momentos nos interesan los aspectos espirituales contenidos en estas escrituras, pues los literales están a la vista; deberemos analizar qué significa espiritualmente el incienso.
Pues bien la respuesta viene de la mano del libro de Apocalipsis:
5:8 “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;…”
Entonces según leemos, espiritualmente, el incienso son las oraciones de los santos.
¿Por qué en los sacrificios expiatorios personales no corresponde el incienso?
Por la sencilla razón de que el arrepentimiento, Teshuvá, que conduce al perdón de los pecados es una acción personal. Pues implica necesariamente un cambio de actitud. Sabemos que hacer teshuvá implica que la persona debe arrepentirse de su mal comportamiento y empezar a caminar de una nueva manera. Pues el olor grato que YHWH busca es el de un corazón contrito y arrepentido de su conducta. El olor grato que sube es el de la persona arrepentida y está simbolizado en la carne quemada del animal sacrificado y no el del incienso. El aroma del incienso cumplía otras funciones.
Siendo el incienso un símbolo de las oraciones de los santos está claro que por más que los santos eleven plegaria tras plegaria para que los pecados de una persona sean perdonados. Estos sólo lo serán cuando es su ser el que es quemado en el altar. Cuando es la persona quien se arrepiente, confiesa y cambia sus acciones.
Por lo cual es falsa también la posición de algunas religiones que elevan plegarias por las personas que han muerto para que sus pecados cometidos en vida sean perdonados.
Ahora bien, el creyente dirá: “recuerdo haber leído que los apóstoles dejaron la indicación de orar unos por otros”. Correcto, claro que esa indicación fue dada:
Jacobo 5:14 al 16 nos traerá entendimiento sobre ello:
“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”
Pero en esta cita estamos viendo dos situaciones distintas.
Por un lado la necesidad de que las personas que han realizado algún tipo de acción dañosa en contra de sus hermanos, reparen el daño realizado, comenzando por la necesaria confesión de lo hecho. Lo cual conduce a que esas acciones sean perdonadas.
De ello es lo que nos habla la oración enseñada por el Mesías cuando dice, Lucas 11:4
“…Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben.”
Y por otro lado la situación de la presencia de hermanos enfermos en la congregación, en lo cual la oración intercesora cumple su poder.
Por cierto que el pecado trae muerte y cuando se peca en contra de los hermanos es evidente que esta escritura de Santiago nos está mostrando que una de las consecuencias del pecado es la enfermedad. Pero ningún lugar de esa escritura, la cual invitamos a leer por completo, dice que oren los unos por los otros para que estos reciban perdón por sus pecados.
Una distinta situación ocurre en el más sagrado de nuestros días: el Yom Kippur o Día del Perdón. Pero ello será objeto de comentario cuando lleguemos a la porción respectiva de Levítico.
Especialmente escribimos para los hermanos provenientes de la iglesia católica: cualquier doctrina que indique que los pecados personales pueden ser perdonados a partir de la oración de los santos no proviene de lo que las Escrituras enseñan.
Por lo cual la oración por los muertos como forma de que ellos logren pasar del purgatorio al paraíso es falsa desde todo punto de vista.
Ricardo.
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ver comentario de vaikrá y tzav “solo para estudiosos”