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Lavado de pies

Avanzando en la comprensión de Pésaj
En estos días las redes sociales se llenan de comentarios acerca de la salida de Egipto del Pueblo de Israel, en la idea de brindar conocimientos a quienes se acercan a las raíces de la Fe. Esto es muy bueno y enriquecedor, pero deseo hacer una pregunta. En los últimos dos milenios ¿Acaso el mundo no asistió a ningún evento? ¿Qué ocurrió hace dos mil años?
Cualquier cristiano respondería de inmediato “sí vino el Señor”. Y esta verdad tan sencilla parece ser olvidada por muchos que tienen la obligación de transmitir las verdades de las raíces hebreas de la Fe.
Lo voy a escribir de la mejor manera y con la sencillez más pura:
En Pésaj ya no celebramos solamente la salida del Pueblo de Israel de Egipto. En Pésaj celebramos que vino el Mesías y que también el Pueblo salió de Egipto.
No es necesario replicar lo que los rabinos judíos que rechazan a Yeshúa “enseñan” sobre esta Fiesta Santa. Algunos de los que hacen videos o escriben comentarios en internet sólo repiten lo que leen o escuchan de las páginas judías. Y claro, como muchos de los que se acercan a las raíces de la Fe son nuevos, se ven maravillados por esos comentarios. Pero de Nuestro Maestro ni una palabra.
Algo que es preciso entender es que la salida del Pueblo de Israel de Egipto fue algo impresionante, sobrenatural, lleno de muestras y pruebas de la inmensidad y majestuosidad que despliega Nuestro Dios, pero todo ello fue una sombra profética. Todos los eventos que pueden leerse en Éxodo acerca de los días previos al Pésaj de Israel en Egipto y la propia celebración, solamente son una sombra de la obra maravillosa que implica la liberación del Hombre de la esclavitud del pecado por mano del Mesías.
Y esta liberación no se produjo de cualquier forma, sino que fue necesario que el propio Hijo Amado de Dios se hiciese hombre y padeciese en la cruz por usted y por mí. Y fuese azotado, y le doliese su piel, su carne, sus ojos se llenasen de sangre, le doliese la cabeza, su corazón latiese como nunca. Tuviere una sed incomparable. Y como si todo esto fuese poco además fue crucificado, con clavos en sus extremidades, atravesando su carne.
Él, que es Dios mismo en la persona del Hijo, se hizo como el último de los siervos para que nosotros no pagásemos nuestras culpas.
Y a esto lo demostró previamente en la sencillez de un acto que no debe pasar desapercibido: el lavatorio de los pies.
Ahora en las redes verá que muchas organizaciones envían o proponen sus “hagadá de Pésaj o su Séder de Pésaj”. La pregunta que todo creyente debería hacerse es ¿Cuántos de estos instructivos contienen el lavatorio de pies? Pues si el Maestro dio una indicación, ella debe cumplirse. Si bien será producto de un estudio posterior deseo traer a colación los siguientes versículos del evangelio de Juan:
13:14-15 “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”
Esto fue hecho por Yeshúa en la práctica de la celebración de Pésaj que hizo con sus discípulos la noche anterior a su muerte. Si usted ha recibido o leído un instructivo sobre Pésaj que no contiene el lavatorio de los pies, solamente estará haciendo lo que los rabinos que niegan a Jesús-Yeshúa dicen que debe hacerse. Ese no es el espíritu que debe guiar la Santa Convocación de Pésaj, pues la mente de los rabinos y líderes religiosos judíos que niegan a Yeshúa está en tinieblas. No tienen luz. Son ciegos que no pueden guiar a nadie. Mucho menos “hacer una guía de Pésaj” y ésta ser repetida o replicada por aquellos que aman y siguen a Yeshúa.
Querido hermano y amigo, la Santa Convocación de Pésaj nos brinda una oportunidad. La de encontrarnos como siervos de Aquel que murió por nosotros, marcando una diferencia con el resto del mundo.
Hacia allí vamos.
Ricardo.
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