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“Y apareció” “VaYerá” parte 2

LA PERFECCIÓN DE ABRAHAM
Comencemos por el siguiente pasaje del Génesis, 17:1-2
“ Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció YHWH y le dijo: Yo soy el Elohim Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.
Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. “
En estos dos versículos tenemos por supuesto una revelación de YHWH a nuestro Padre Abraham, en la cual no ahondaremos. Me quiero detener en la orden, en el imperativo dado por el Shaday al Patriarca:
1) Anda delante de mí
2) Sé perfecto
Es muy fácil entender que la orden de caminar delante de YHWH implica la necesidad de que ese caminar se haga perfecto.
¿Hemos tenido antes de estos versículos situaciones similares?
Claro, las hemos visto con Enoc (Gén. 5:24) “Caminó, pues, Enoc con YHWH,…” y con Noé (Gén. 6:9)  “era perfecto en sus generaciones; con YHWH caminó Noé.”
Sabemos por otros estudios que he compartido que Abraham conoció a Noé y pudo saber de buena fuente en lo que consistía el caminar con YHWH.
Profundizando ahora en el versículo 2 de Génesis 17, observemos la promesa, el resultado del caminar de Abraham conforme a la Voluntad del Altísimo.
2 “Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera.”
Surge entonces la promesa de que habría un Pacto firme con Abraham y que asimismo tendría en su futuro una multiplicación extraordinaria.
Todo esto es sencillo, no requiere mucha imaginación, ahí se encuentra escrito. Simplemente lo hemos puesto en limpio.
Ahora es cuando deseo ver las posibilidades que estas cuestiones tratadas generan.
Luego de esto aparece la circuncisión como señal visible del Pacto de YHWH con Abraham. Génesis 17: 10-11
10 “Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros.
11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.”
Entiéndase bien, soy circunciso, no estoy negando la circuncisión. Pero la pregunta que me hago es la siguiente. La promesa de la multiplicidad dada a Abraham ¿Llega por realizar la circuncisión o por otra vía?
Pues si entendemos que llega porque Abraham se circuncidó, entonces deberemos entender que el cumplimiento de la promesa dada por YHWH a Abraham, ha llegado por el cumplimiento de uno de los mandamientos de la Instrucción, de la Toráh.
Es en este punto que me interesa que el lector pueda ver lo que los Targumim (textos de la Toráh en arameo) tienen que decir al respecto. Citaré la parte respectiva:
Targum Seudo Jonatán: “…Sirve delante de mí y sé perfecto en tu carne. Y estableceré mi pacto entre mi palabra y ti, y te multiplicaré enormemente. Y como Abram no estaba circuncidado, no pudo ponerse de pie, pero se inclinó sobre su rostro…”
Targum Onkelos: “…Sirve delante de mí y sé perfecto.  …estableceremos un pacto entre Mi Palabra y ti, y te multiplicaré en gran medida. Y Abram cayó sobre su rostro;…”
Como puede apreciarse ambos textos difieren bastante. Podemos analizar muchas cuestiones pero en lo que atañe a lo que estamos viendo quiero hacer hincapié en las siguientes palabras del de Jonatán: “…sé perfecto en tu carne…”
 Estas palabras ni se encuentran en la Toráh en hebreo ni se encuentran en el Targum Onkelos. Y se profundizan o explican en el texto que le sigue: “…como Abram no estaba circuncidado, no pudo ponerse de pie,…”
¿Podemos asistir alguna vez a un agregado más intencionado? ¿Será posible ver una invención más tendenciosa que esta? Pues según este invento de los rabinos quienes son circuncisos pueden presentarse de pie ante YHWH. Pero,  lo que es importante para el estudio que estamos haciendo, volviendo a “…sé perfecto en tu carne…”, se está escribiendo en forma descarada que Abraham logra su perfección cuando se ha circuncidado.
Esto, la circuncisión, lo cual es una señal del Pacto, se ha transformado por obra y pensamiento de los rabinos, en la perfección de nuestro Padre Abraham.
Quizás no se vea la importancia de esto, pero la conclusión respectiva es esta: la perfección sólo se alcanza por el cumplimiento del mandamiento.
¿Qué diremos a esto?
¡De ninguna manera! Si la perfección fuese a venir por el cumplimiento del mandamiento lo único que tendríamos como recompensa es la muerte. Porque por el mandamiento vino la maldición, ante el hecho de que todos seríamos reos de  maldición por haber incumplido los mandamientos.
Alcanza con dirigirnos a la carta a los Gálatas, veamos lo siguiente
“Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.” Gálatas 3:10
Si yo para ser perfecto hubiese requerido la circuncisión, entonces ¿Para qué murió el Mesías?
Entonces usted me preguntará, pues bien ¿por qué o para qué está circuncidado? Pues no estoy circuncidado para ser perfecto ante YHWH, pues por ejemplo el judío que está circuncidado y que no acepta a Yeshúa como su Señor y Salvador no es perfecto ante el trono de YHWH. Simplemente es una persona mutilada en la carne que se cree acreedora a la promesa dada a Abraham. Pero el que cree en Yeshúa y lo ha aceptado como su Señor y Salvador y ha sentido en su interior la necesidad de circuncidar su prepucio, se encuentra en la misma perfección de espíritu en la que está quien no ha sido circuncidado. Ruaj HaKodes (Espríritu Santo) da su conocimiento a cada uno conforme a su propósito y magnificencia. Pues según Pablo nos ha dicho, Gálatas 5:6
“porque en Yeshúa ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.”
Ninguna de las dos situaciones tiene valor si no está de por medio la Fe en Yeshúa. Ni el judío circunciso que no cree en Yeshúa puede reprochar algo al creyente incircunciso. Ni el creyente incircunciso me puede reprochar algo a mí: circunciso y creyente.
Ahora bien ¿Soy mejor creyente, o me encuentro en una posición mejor por estar circuncidado?
Debo decir que no, pero sí observar la definición que nos otorga Pablo al decir
“… ¿o de qué aprovecha la circuncisión? 2 Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de YHWH.” Romanos 3:1-2
La circuncisión aprovecha en cuanto a que, quienes la tienen les ha sido confiada la palabra de YHWH.
Pero los detalles que se advierten en los textos que he transcripto no se terminan aquí.
Quiero que nos preguntemos lo siguiente una vez más ¿Se hizo perfecto Abraham tal como dice el Targum Jonatán por circuncidar su prepucio, o sea por cumplir el mandamiento de la circuncisión?
De ser así entonces la promesa de lo que habría de recibir llegó por conducto de ese acto en la carne.
 Sabemos que todo creyente en Yeshúa que no ha nacido judío, es parte de la Casa de Israel perdida entre las naciones. Es parte de las ovejas perdidas que el verdadero Pastor está llamando.
Por lo que la promesa de multiplicidad se cumple no ya en los judíos que pudiesen creer en el Mesías. Sino en los millones de israelitas perdidos entre las naciones que creen en el Mesías prometido.
En síntesis, la Casa de Israel es hija de la promesa de multiplicidad dada a nuestro Padre Abraham. Y como tal, la Casa de Israel es heredera de la promesa dada a nuestro patriarca.
Esto se verifica con sencillez al observar lo siguiente. Abraham no se perfeccionó al circuncidarse. La perfección de Abraham ocurre al creer en la palabra que el Creador le estaba dando.
Si leemos todo el capítulo 17 del Génesis veremos algo muy importante. La práctica efectiva de la circuncisión recién se lleva a cabo en el versículo 23. Desde el 1 hasta el 22 se nos relata la conversación de YHWH con Abraham y cómo este renueva su mente creyendo lo que el Shaday le dice que va a ocurrir. No hay un hecho físico que determine que Abraham se ha hecho perfecto. ¿Sino que se ha perfeccionado haciendo qué…? Creyendo.
Esto es lo que el rabino y apóstol Pablo nos dice en Gálatas 3:6
“Así Abraham creyó a YHWH, y le fue contado por justicia.”
Y esto es sumamente importante porque nosotros no somos hijos de un acto físico, el de la circuncisión, sino del acto de creer en la palabra recibida. Por ello es que nosotros somos precisamente los hijos de la promesa. Veamos esto en Gálatas 3: 7 al 9
7 “Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.
8 Y la Escritura, previendo que YHWH había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.
9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.”
Y es esta Fe la que nos conduce nuevamente a nuestro lugar, la Casa de Israel.
Por ello mismo es que no adoptamos tampoco las costumbres y preceptos de quienes en la actualidad confunden y gobiernan a la Casa de Judá. ¿Por qué deberíamos hacerlo, si somos hijos de la promesa dada a Nuestro Padre Abraham? Nosotros tenemos nuestra propia Casa a la cual volver.
Y es así que llegamos a la ley de la libertad. Aquella que ahora nos indica que podemos acercarnos a cumplir los mandamientos sin la falsa expectativa de que su práctica nos conduce a ser perfectos ante YHWH. Pues quien nos perfecciona es nuestra Fe en Yeshúa.
Cumplimos los mandamientos porque ellos son la estructura misma del universo y la voluntad expresa y manifiesta de YHWH para con el ser humano. Los cumplimos porque mediante ellos hacemos del mundo un lugar mejor. Los cumplimos porque obramos justicia y no iniquidad.
Ricardo
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