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🟢 Abel, Caín, el sacrificio

 
 
Conocida es la historia de los dos hermanos que protagonizan el primer hecho de sangre registrado en la historia. Pero por conocida, no significa que sea ni bien comprendida ni tan siquiera que se tenga de ella alguna profundidad. Pues muchos son los puntos que deberíamos detenernos a analizar para ver si realmente conocemos sus distintos pormenores.
En primer lugar deberíamos poder trazar algunos datos que nos hagan un mapa conceptual, que nos permitan tener presente qué es lo que realmente sabemos de la historia.
Para ello conviene siempre hacerse preguntas, las que por buen camino nos indican lo que se sabe y lo que no. Empecemos por una sencilla de tiempo y lugar.
¿Dónde transcurre? No lo sabemos con exactitud, pero sí podemos pensar que en algún lugar del actual medio oriente, posiblemente cerca de la llamada Tierra Prometida. Esto se puede deducir  de pensar que ocurre no mucho tiempo después de que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso y todavía no se habían extendido por la tierra. Pero esta observación nos conduce a otra pregunta ¿Cuándo ocurren estos eventos?
Y ahora van a surgir algunas cuestiones que nunca han sido observadas en forma suficiente. Pues la imagen que se tiene de los hermanos en general es una imagen solitaria. Es la imagen que proporciona la idea de tener sólo en nuestro pensamiento a cuatro personas, Adán, Eva, Caín y Abel.
¿Pero necesariamente es esto así?
No, porque la Toráh nos indica cuestiones esenciales para entender el Plan de YHWH, pero no todos los eventos y pormenores  que acontecieron. Parte de las cuestiones que no alcanzamos a ver si seguimos los eventos sólo linealmente y solitarios, es que otras cosas han ocurrido y  pueden no ser tan evidentes.
Uno de los datos que el propio libro del Génesis nos otorga es que Adán tuvo hijos e hijas, capítulo 5. La pregunta es: ¿Necesariamente debemos pensar que las hijas nacieron después de la muerte de Abel? ¿Por qué? El único dato que tenemos es que Eva recibe consuelo de haber tenido otro varón para reemplazar a Abel, Génesis 4:25. Pero nada nos dice de cuándo tuvo a sus hijas. Es más, ¿Por qué deberíamos pensar que cuando nació Abel, su segundo hijo varón, Eva dejó de tener hijos? Es una locura creer que si Adán y Eva debían poblar la tierra y tomando en cuenta que necesariamente al principio hubo matrimonio y unión sexual entre hermanos, no se habían preocupado de seguir concibiendo. Recordemos que habían tenido la orden de multiplicarse, y multiplicarse no es tener sólo dos hijos, es como mínimo tener tres. ¿Cómo se nos ocurre pensar que tuvieron sólo a dos hijos varones y cerraron la factoría?
Si tan sólo meditamos en lo que la Escritura nos indica nos damos cuenta que estando vivo Abel ya había más personas en la tierra. En Génesis 4:14 Caín expresa su temor de ser víctima de homicidio. ¿Quién lo mataría y por qué? No hay que ser muy perspicaz para entender que quienes desearían matarlo podrían ser los descendientes de Abel, quienes tendrían su derecho en aquella época a ejercer la justicia sobre el asesino.
 
Es aquí cuando el lector salta de la silla y dice ¡Pero cómo! ¡Qué descendientes si la Biblia no dice que haya tenido descendientes! Es cierto en parte. Pues la Biblia no menciona a los descendientes de Abel pero tampoco dice que murió sin dejar descendencia. Como escribí más arriba, el hecho de que establezca el nacimiento de Set no indica que Adán y Eva no hayan tenido hijas mujeres con anterioridad. De hecho es lo que gran parte de los comentaristas bíblicos han pensado desde hace siglos.
Para definirlo con sencillez, es más que probable que Caín y Abel los dos primeros hombres, hijos de Adán y Eva, hayan formado familias con dos hermanas también hijas de Adán y Eva. Y que producto de estas uniones ambos tuvieran hijos.  La mujer mencionada como esposa de Caín en Génesis 4:17 no aparece de la nada, es evidentemente una de sus hermanas.
Meditemos sobre Génesis 4:10 cuando dice “La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.” Muchas interpretaciones se pueden dar y decir. En primer lugar podemos pensar junto con algunos rabinos que se refiere a que simbólicamente los posibles descendientes de Abel, las generaciones frustradas, clamarían por justicia. Pero más sencillamente podemos pensar que el clamor está dado por el sufrimiento de los familiares de Abel, su esposa y los que ambos hayan concebido, ante el desconocimiento de lo acontecido con el padre de familia. Pero pasemos ahora a otra cuestión.
Otro de los elementos que debemos tomar en cuenta es el hecho de que normalmente hemos asumido estos actos de ofrenda de los hermanos como actos que ocurren por primera vez. Y esto se relaciona con la poca imaginación que se emplea para entender las Escrituras. ¿Por qué pensar que es la primera vez que ellos hacen estos actos? ¿Acaso es la primera vez que sacrifican y Caín al hacer mal las cosas recibe la mala predisposición de YHWH sin siquiera darle la oportunidad de rectificar?
¡Cómo se nos ocurre pensar que nunca antes habían hecho esto!
Adán es el Primer Sacerdote según el Orden de Melquisedec. ¿No es acaso una obviedad pensar que había instruido a sus hijos sobre cómo hacer las cosas? Máxime pensando que, conforme Adán sabía que iba a morir, algún día Caín lo reemplazaría como el siguiente en el Orden Sacerdotal. Y por supuesto muchas veces, durante años, habían presentado sacrificios, oblaciones, ofrendas al Creador.
Entonces, ahora que nuestra mente ha comenzado a liberarse de ataduras, malos entendidos y cosas supuestas, pensemos ¿Qué ocurrió en esta ocasión?
Veamos lo que en principio nos dice el capítulo cuatro, pero analizando con profundidad la información contenida. Los versículos 3 al 5 dicen que ambos hermanos presentaron ofrendas a YHWH. La palabra empleada en hebreo para ofrenda en este caso es  מִנְחָה lo que transliterado es minjá (Strong 4503). En el libro donde se nos especifican las ofrendas, sacrificios, oblaciones, etcétera, el cual es el Levítico, está la indicación de la minjá. Se trata de una ofrenda realizada con productos de la tierra.
Establecido esto quiero mostrar al lector algo que seguramente lo ha llevado a confusión y que ahora lo sorprenderá.
Génesis 4:2 nos da la siguiente información “…Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra.” Con esto usted ya sabe el oficio principal de ambos. Luego en los dos versículos siguientes usted recibe la siguiente información:
“3Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a YHWH. 4Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas.”
Entonces, por la diferencia en la ocupación principal de ambos usted cree entender que Abel trajo ovejas y Caín cereales. Y que como se dice que Abel trajo lo más gordo o escogido, Caín debe haber traído los peores cereales o los frutos de la tierra de menor calidad. Y que por este motivo una ofrenda fue aceptada y la otra no.
¿Qué ocurre ahora si le digo que está equivocado y que sólo está interpretando las cosas como se le ocurre que fueron tras décadas de mal entender las Escrituras? ¿Qué ocurre si le digo que la interpretación errónea lo único que hace es ocultar el mensaje de salvación contenido en la Escritura?
 
Para darle una pista le podría preguntar ¿Qué trajo Abel? Y seguro me respondería oveja u ovejas. Pero se estaría quedando corto, pues en el versículo 4 se nos dice que Abel “trajo también” o sea si lo quiere en otras palabras “trajo además”. Lo cual está expresado en hebreo por la palabra  גַּם gam (Strong 1571).
¿Se entiende? Caín trajo una ofrenda de cereales, Abel trajo una ofrenda de cereales y también trajo ovejas.
Mire cómo cambia la imagen que tenemos tradicionalmente de Caín y Abel a esta que estamos componiendo.
Una imagen tradicional errónea de 4 personas solas en el mundo, padre, madre y dos hijos. Donde en una ocasión sin conexión con ninguna otra ocasión anterior los dos hermanos hacen ofrendas. Uno ofrece el producto de su trabajo, los cereales y el otro ofrece ovejas. Los cereales son rechazados y las ovejas aceptadas.
Y una nueva visión inspirada por el Sacerdocio según el Orden de Melquisedec donde tenemos a nuestros padres Adán y Eva y al menos otra familia consolidada, la de Abel con esposa y descendencia. La cual formó evidentemente con su hermana. Asimismo Caín con su esposa, también hermana, la cual sabemos que concibió de él, pero que no se nos dice en qué momento. Y por supuesto tenemos en Adán, Caín, Abel la primera familia sacerdotal. Ofrendando y sirviendo a YHWH, según el Orden de Melquisedec. No debemos perder de vista que Génesis 4:3 nos dice “Y aconteció andando el tiempo…” lo que nos dice que hubo un período de tiempo considerable en que las cosas funcionaban para Caín, Abel, Adán, Eva, sus hermanas e hijos.
Bien, volviendo atrás en lo que estoy escribiendo, tenemos a Caín ofreciendo cereales y a Abel ofreciendo cereales y también ovejas.
La forma en que un sacrificio fue aceptado y el otro desechado no son importantes, podemos pensar que descendió fuego del cielo que consumió a uno y no al otro. Lo importante es que cuando el de Caín es rechazado y su semblante decae se produce un mensaje muy significativo de parte de YHWH:
Génesis 4:7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.”
Le aseguro al lector que este pasaje que en apariencia se presenta oscuro o difícil de entender es en realidad una belleza, una perla de la Escritura tan clara cuando se conoce la Toráh, cuando se aprende la Instrucción, que al momento de leer las siguientes líneas se maravillará. Pero antes de desarrollar este pasaje de Génesis es preciso que analicemos al menos dos más, uno de Levítico y otro escrito por Pablo a los corintios.
Veamos el primero de Levítico 4:2-3
“2Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de YHWH sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas;
3 si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a YHWH, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación.”
Una de los sacrificios ofrecidos por el pecado es el llamado jatat חַטָּ֔את (Strong 2403), el cual por ejemplo encontramos mencionado en Levítico 4:14 o 7:37. La palabra jatat que significaría algo así como una “ofrenda por el pecado”, fue traducida del hebreo original al griego empleado en la Septuaginta como amartía  (ἁμαρτία Strong 266). O sea si yo quiero hablar de “ofrenda de pecado” escribiendo en griego, en muchas ocasiones pondré solamente la palabra “amartía”. Pero asimismo la palabra amartía significa sencillamente pecado. Por lo cual “ofrenda de pecado” y “pecado” significan lo mismo en ese caso. Si yo leyese en griego en algún caso “voy a dar pecado”. En realidad lo que estaría deseando decir es “voy a dar ofrenda de pecado”. ¿Por qué esto es importante? Porque de esta forma es que podemos entender lo que Pablo nos quiso decir en 2da de Corintios 5:21, cuando originalmente escribió en griego este pasaje que ahora le doy traducido:
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de YHWH en él.”
Pero que por ignorancia del contexto hebreo de la escritura y del pensamiento de Pablo no se terminó de entender correctamente y se tradujo con pobreza. Pues como cualquier erudito de las lenguas hebrea y griega les podrá traducir, debió decir:
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo ofrenda de pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de YHWH en él.”
¿Verdad que el pasaje ahora es más sencillo de entender?
Por favor  necesito que esté muy atento. Repasemos esto:
En Levítico se habla de un sacrificio por el pecado llamado jatat.
En Levítico este jatat que es una ofrenda por el pecado se tradujo al griego con la palabra amartía.
La palabra amartía se usa para hablar de “pecado” o de “ofrenda de pecado”. Lo cual se entiende por el contexto.
Por ello que en 2da de Corintios donde tradujeron solamente “pecado” debieron en realidad escribir “ofrenda de pecado”.
Entonces, en el llamado antiguo testamento donde encontremos en el original hebreo la palabra jatat, ello fue traducido al griego como amartía y esto debe ser traducido al castellano de acuerdo al contexto como ofrenda de pecado o sencillamente pecado.
Ahora estamos en condiciones de volver al tema principal de este trabajo.
Veamos  Génesis 4:7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta;…”
Veamos las últimas palabras que en castellano se traducen como “el pecado está a la puerta”. Lo escribiré sólo en hebreo y griego transliterado para que sea más sencillo de ver.
“Lappetah jatat robés” (hebreo transliterado)
Emartes esíjason pros se (griego transliterado)
O sea jatat fue traducido como emartes (es la palabra amartía que por cuestiones del idioma griego cambia al ser escrita en esa parte de la oración). ¿Y cómo se tradujo en  castellano?
“…el pecado está a la puerta…”
Pero ¿Cómo debió ser traducida?
“…la ofrenda por el pecado está a la puerta…”
No es muy complicado entender ahora el texto que nos refiere las palabras que YHWH le dijo a Caín. Veamos el versículo completo:
4:6 “Entonces YHWH dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 4:7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, la ofrenda de pecado está a la puerta;…”
Ahora sí podemos ver las cosas como realmente entiendo que ocurrieron.
Hubo una familia sacerdotal iniciada con Adán, el primero según el Orden de Melquisedec, cuyos primeros hijos fueron Caín y Abel, quienes obraban por derecho como sacerdotes del Altísimo. Estos conforme a su derecho y obligaciones ofrecían sacrificios, ofrendas y oblaciones a YHWH. Pero estos actos tenían varias formas y facetas, uso podríamos decir. Algunos tales como la minjá eran de acercamiento y agradecimiento al Creador por la vida y los bienes recibidos, otros eran sacrificios para el perdón de los pecados, tales como el jatat que se nos prescribe con exactitud en Levítico y que era conocido por ellos.
Pero para que un sacrificio por el pecado tenga efecto requiere de varios elementos. En primer lugar por supuesto el reconocimiento del pecador de que ha transgredido la voluntad de YHWH, un corazón contrito, un alma sedienta de perdón. Luego por supuesto requiere el sacrificio, el ser cuya sangre es derramada. Y sin dudas que también requiere el aspecto de teshuvá, de arrepentimiento, de volver los pasos atrás y enderezar el camino.
Es claro que esa era la visión de nuestro hermano Abel. Quien reconociéndose como pecador trajo un jatat, con sus ovejas para recibir perdón por sus transgresiones. Pero no era la misma visión de Caín, quien evidentemente no reconoció su pecado, no creyó quizás necesario arrepentirse y recibir perdón. Es evidente que la dureza de su corazón ya era efectiva. Ya su alma estaba inclinada al mal.
No obstante observemos que YHWH no le cierra la puerta a ese, ni a ningún pecador, pues le dice “si haces lo que es correcto ¿Acaso no serás enaltecido? Pero si has pecado ¿Acaso no tienes ahí una ofrenda para sacrificar y reconciliarte conmigo?”.
Observen que la posibilidad de que la historia fuese diferente estaba ahí, frente a él, a la puerta. No podemos ver por ahora como en un filme la situación real, pero podemos imaginar que quizás este diálogo se dio al lado de un corderito que Caín pudo usar para limpiar sus pecados. Y lo grave de la situación, lo realmente tremendo, es que Caín rechaza la posibilidad, la oportunidad de quedar a cuentas con YHWH en ese momento. Por la dureza de su corazón, por no sentirse pecador, por haber cauterizado su conciencia y mantenerse soberbio.
Imagino que quien está leyendo esto está recibiendo una revelación que estuvo a la mano y que ahora ilumina su mente. Pero las cosas no terminan aquí, hay más para discernir de las Escrituras. Pues la sangre ofrecida por Abel como medio para conseguir la cobertura de su pecado fue tan solo una sombra profética de la sangre que sería derramada luego por el Mesías en la cruz.
La sangre de corderos y otros animales fue tan sólo una sombra hasta que lo real se manifestase, hasta el sacrificio único e imperecedero de Yeshúa.
Por ello lo grave de la actuación de Caín es el rechazo de la vía de salvación, del conducto adecuado dado por el Creador para reconciliar al hombre con YHWH. Y por ello Caín no sólo está rechazando la oportunidad de ser perdonado, sino que fundamentalmente está rechazando proféticamente el sacrificio del Mesías en quien todos los hombres pueden reconciliarse con el Creador.
Y este espíritu de Caín sigue hasta nuestros días, en cada uno que rechaza la posibilidad de acercarse a YHWH con un corazón humilde y contrito, reconociendo su pecado. La situación que nos es dada por la Instrucción está precisamente para eso, para recibir instrucción, enseñanza del camino agradable a YHWH. Por ello junto con Nuestro Padre podemos nuevamente decir:
La ofrenda de pecado está a la puerta, ¿La tomará o seguirá a Caín?
Ricardo.

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