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🟠“Jetro” – Éxodo 18:1 al 20:26 parte 1

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parte 1 #

“Jetro” – Parte 1

Éxodo 18:1 al 20:26
En la porción llamada Jetro (“Itró” en hebreo) tenemos varios hechos muy significativos para la historia de Israel y del mundo.
Aun cuando haremos varias reflexiones en las cuales comentaremos varios de estos, es necesario hacer hincapié en lo que aconteció al pie del llamado Monte Sinaí.
Si bien la idea es que el lector lea todos los pasajes señalados al principio (del cap. 18 al 20) haré un muy pequeño recuento.
• De Éxodo 18:1 al 27 se produce la visita del suegro de Moisés llamado Jetro (lo cual da nombre a la porción)
• De Éxodo 19: 1 al 15 el Pueblo de Israel llega al pie monte  Sinaí y Moisés recibe la comisión de indicar al pueblo tareas de purificación. En esto se suceden dos días
• De Éxodo 19: 16 al 25 YHWH da indicaciones a Moisés para que el Pueblo las cumpla y no muera.
• De Éxodo 20:1 al 17 se dan las llamadas Diez Palabras o enunciaciones.
• De Éxodo 20:18 al 22 tenemos el relato de la vivencia del Pueblo frente al Monte.
• De Éxodo 20:23 al 26 tenemos nuevos mandatos de parte de YHWH.
Esta es una forma en que he agrupado los temas. Algo que tradicionalmente se hace en la cultura hebrea es dividir la misma porción semanal en porciones aun más pequeñas tal cual lo he hecho. Cada una de esas porciones permite que la persona vaya ascendiendo paulatinamente en la lectura de la porción semanal. Y como se “asciende”, esas mini porciones de la propia porción se llaman aliyot (plural de aliyá, lo cual es ascensión).
Como hemos explicado muchas veces, la Toráh es contínua, no está dividida, pero lo hacemos a los fines de que sea más accesible. Cualquiera podría hacer otro tipo de división y, al menos para él, sería válido.
En lo que debemos tener cuidado es en no seguir en forma ciega los títulos y las divisiones arbitrarias de la Biblia. Las cuales dividen la lectura conforme a las tradiciones del cristianismo. La división en capítulos comenzó en las biblias cristianas en el S. XIII a partir de la acción del arzobispo inglés de Canterbury Stephen Langton. Quien había estudiado  en la Universidad de París. Muchas de las divisiones en capítulos sólo tienen por fin conducir al lector a las interpretaciones cristianas. Un ejemplo de ello muy notorio es el de la división entre los capítulos 1 y 2 del Génesis. Esta arbitraria división está puesta con el objetivo de separar los primeros 6 días de la Creación del Shabbat , llevando a la idea (a veces en forma inconsciente) de no ver la continuidad de la semana y crear con un nuevo capítulo la imagen de “un primer día de la semana” (dando la sensación de domingo). Sé que es una sutileza difícil de advertir, pero no por ello deja de existir. En la cultura de la Toráh cada día tiene un número (día 1, día 2, etc.) a diferencia del séptimo que es Shabbat. En cambio con esa división el efecto buscado fue separar en un nuevo capítulo un día de reposo al principio de la semana.
La forma actual de las biblias divididas en capítulos y versículos es asimismo útil por cuanto permite  encontrar fácilmente el lugar de la escritura al cual se hace referencia. Y ha sido adoptada de hecho por todos los representantes de la cultura hebrea. Antes de ella, o sea por ejemplo en tiempos de Yeshúa, lo que se hacía era citar las primeras palabras del versículo al cual se buscaba hacer referencia. Es obvio que resulta más difícil, pero también debemos reconocer que implica también un mayor conocimiento de las escrituras y una preparación de años.
Esto no nos tiene que hacer pensar exclusivamente en “qué difícil que era antes”, sino en “que gran preparación bíblica requiere”. Hagamos una referencia en cuanto a un personaje del nuevo testamento en particular, el rabino Shaúl (Pablo). En el libro de los Hechos 22:3 dice sobre él
“…instruido a los pies de Gamaliel, …”
Al lector que no ha profundizado en la historia religiosa israelí, esta afirmación le dice muy poco. Pero qué pensaría si le digo que no cualquiera llegaba a ser discípulo de Gamaliel y que uno de los requisitos para ser considerado como estudiante de este sabio era conocer de memoria la Toráh. Sí, saber desde el primero hasta el último versículo de memoria. Hoy vemos personas “profesando ser sabios” (YHWH nos libre de caer en tal soberbia)  por cualquier lugar, cuántos de ellos pueden citar de memoria dos versículos consecutivos. En cambio Pablo, cuando escribe por conducto de algún hermano, cita de memoria los pasajes, en una mente brillante usada por  Rúaj HaKodesh (Espíritu Santo), que ilumina aun nuestros tiempos.
Pero el lector no debe sentirse menos por ello, pues es el ejercicio diario de leer las Escrituras el cual lo conducirá al conocimiento de toda verdad.
Este ejercicio diario al leer las porciones semanales es el que dará el campo fértil para la meditación diaria y el crecimiento personal.
¿Y cómo nos ayuda esto en la vida? En muchas maneras, por ejemplo para aconsejar a otros que conocen las escrituras y también a nosotros mismos.
Pensemos por ejemplo en una persona, conocedora de las Escrituras, quien vemos que está tomando alcohol por demás, bastará con decirle en voz baja la palabra “Noé”. ¿Por qué? Porque quien conoce la porción de las escrituras llamada Noé, sabe que luego del diluvio, este Justo plantó una viña y se embriagó. Y producto de esa borrachera aconteció el descubrimiento de su desnudez por parte de uno de sus hijos y la consecuente maldición. O sea si estoy tomando de más y llega a mí el recuerdo de Noé, será ello un acicate para dejar de beber.
O bien pensemos que estoy en la calle con otro amigo conocedor de las escrituras y a este se le va la mirada siguiendo una joven en la calle. Basta entre nosotros la frase “ki tetze” para que sus ojos dejen de seguirla ¿Por qué? Porque tenemos una porción de las escrituras llamada “Ki tetze” (Cuando salgas). Esa porción habla de que cuando salgas para la guerra y te atraiga una mujer de las extranjeras cautivas…etc.
Para que se termine de entender, cuando Mashíaj en la cruz dice las palabras “Elí, Elí, lama sabactani…”, ya con el “Elí, Elí…” nos está conduciendo mentalmente hacia cierto pasaje bíblico, el cual dejo al lector su búsqueda.

Bien, en la próxima reflexión comenzaremos por ahondar en la porción Jetro, la cual como escribimos aporta mucho no sólo a Israel, sino a toda la humanidad.

Parte 2 #

En la reflexión anterior hicimos una advertencia al lector, tuvo que ver con no dejarse llevar por los títulos y los capítulos que aparecen en las Biblias modernas, los cuales no se encontraban en los originales.

En esta reflexión tenemos un ejemplo muy claro de esta incorrección. Y es el título que aparece entre el versículo de Éxodo 19:25 y Éxodo 20:1:
En las distintas versiones a que los lectores pueden acceder se encuentra siempre la leyenda: “Los diez mandamientos”, tanto en la versión Reina-Valera, como en las versiones que usa el catolicismo. Asimismo en la versión que se usa normalmente en inglés, la King James versión, aparece la leyenda “The Ten Commandments”.
Pero como explicamos en la reflexión anterior los títulos y capítulos surgen pasados el año 1200 de nuestra era.  Antes no existían, es por ello por ejemplo que la versión en latín llamada Vulgata del año 382 de la EC no los tiene. Asimismo la versión Septuaginta escrita en griego y que hemos citado en otras ocasiones no los tiene.
¿Por qué esta aclaración es importante?
Porque se ha aceptado en los siglos posteriores a la aparición de los títulos, la existencia de “10 mandamientos” los cuales serían aquellos que todo cristiano debe observar.
Pero la lectura integral de la Toráh (Instrucción) nos enseña que a lo largo de los primeros cinco libros de las biblias, hay una cantidad mucho mayor de “mandamientos”.  Incluso hablar de que sólo hay mandamientos es también un error.
Entonces, ¿qué tienen de diferente esos  10?
La respuesta la tenemos en los versículos 1 y 18-19 del capítulo 20 de Éxodo:
“Y habló YHWH todas estas palabras, diciendo:…”
“Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.
Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable YHWH con nosotros, para que no muramos.”
En el primer versículo citado tenemos la respuesta a la forma correcta de referirnos a esos “10”. Son las que en la cultura israelí se conocen como “las 10 palabras”.
Tenemos otra referencia en Éxodo 34: 27-28:
 “Y YHWH dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho pacto contigo y con Israel.  Y él estuvo allí con YHWH cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.”
Pero en hebreo no dice “…los diez mandamientos.”  Sino   הַדְּבָרִֽים׃  עֲשֶׂ֖רֶת  transliterado asé•reth had-deva•rím , en castellano “…las diez palabras.”
Entre el vocablo דְּבָרִֽים D´varim (que significa palabras, y que surge del hebreo davar, palabra, Strong 1697) y el vocablo “mitzvot” (mandamientos) que proviene del hebreo “mitzva” (Strong 4687 מִצְוָה); hay una diferencia enorme.
Algo también interesante ocurre con la versión griega Septuaginta. En el versículo citado de Éxodo 34: 28, este finaliza con la frase:
“…δέκα λόγους.” Fácil de entender deka logos, o sea 10 palabras, de dónde surge la palabra decálogo, con el cual es reconocido también el conjunto de los mal llamados “diez mandamientos”.
Volviendo a la pregunta, entonces, ¿qué tienen de diferente esas  10 palabras?
La respuesta está en los citados versículos 18 y 19 de Éxodo 20:
“…no hable YHWH con nosotros, para que no muramos.”
Esas primeras diez palabras fueron oídas directamente por el pueblo que se encontraba al pie del Sinaí, las mismas que luego fueron escritas y que leímos en Éxodo 34.
El espectáculo  de relámpagos, truenos, bocina y voz audible de YHWH causaron tal temor en el pueblo convocado al pie del Monte Sinaí, que pidieron no volver a oír directamente la voz.
Veamos algo más. La representatividad que esas diez palabras tienen.
Hemos visto en otros reflexiones, por ejemplo cuando vimos el pedido de Abraham por la posible presencia de 10 justos en Sodoma por lo cual sería esta ciudad salvada. O la falta de 10 justos que hubiese impedido el diluvio sobre el mundo. O por ejemplo el parte negativo que 10 de los 12 espías dan cuando Moisés les permite investigar la Tierra prometida. En todos estos casos vemos que el número diez establece una representación de todos los demás.
Analizando   esta cuestión a la Luz de las diez palabras  podemos comprender que son importantes por cuanto son 10 representantes del conjunto de disposiciones que YHWH dio como Instrucción a su Pueblo para saber cómo conducirse.
Viendo la estructura de estas diez palabras, podemos ver que las primeras 5 hacen referencia a la correcta relación del ser humano con su Creador, incluyendo en esta la quinta palabra que importa la salvaguarda de la estructura familiar y de aquellos que co-crean al hombre: el padre y la madre. O sea Éxodo 20:12.
Las segundas 5 palabras hacen referencia a la correcta relación entre todas las personas.
Ahora podremos comprender mejor las palabras de Yeshúa en Mateo 22: 35 al 40
“Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Yeshúa le dijo: Amarás a YHWH  tu Elohim con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”
La respuesta que da Yeshúa acerca del primer gran mandamiento, y que es “Amarás a YHWH tu Elohim con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas” engloba el contenido de los primeros “cinco mandamientos”.  Pues como escribimos más arriba se los puede dividir en 5 cuyo cumplimiento está dirigido a Elohim.
El segundo gran mandamiento, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” engloba el contenido de los siguientes “5 mandamientos”. Teniendo aquí 5 palabras dirigidas a regir la relación entre las personas.
Para una mejor comprensión diremos que esta respuesta que da al intérprete, está contenido en la Toráh.
Deuteronomio 6:5 “… amarás a YHWH tu Elohim de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.”
Levítico 19:18 “… amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

Observados estos detalles en cuanto a expresiones correctas y estructura, en la próxima reflexión ahondaremos en las palabras contenidas.

Parte 3 #

Aun cuando debiera ser un tema más que conocido por todo lector, creo necesario hacer una transcripción de las 10 palabras:

1) “Yo soy YHWH tu Elohim, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.  No tendrás dioses ajenos delante de mí.” 20: 2-3
2) “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy YHWH tu Elohim, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,  y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” 20: 4 al 6
3) “No tomarás el nombre de YHWH tu Elohim en vano;
Porque no dará por inocente YHWH al que tomare su nombre en vano.” 20: 7
4) “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.  Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;  mas el séptimo día es reposo para YHWH tu Elohim; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.  Porque en seis días hizo YHWH los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, YHWH bendijo el día de reposo y lo santificó.” 20: 8 al 11
5) “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que YHWH tu Elohim te da.” 20:12
6) “No asesinarás.”  20:13
7) “No cometerás adulterio.” 20: 14
8) “No robarás” 20:15
9) “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.” 20:16
10) “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” 20:17
Como verá el lector luego de comparar lo escrito, con respecto a su Biblia de referencia, estas son las diez palabras. No sé cuántas personas conocen de memoria este “decálogo”, pero es fundamental tener la práctica de memorizar al menos el marco en el cual toda la Instrucción se desarrolla. Y como hemos dicho estas diez palabras son fundamentales para comprender la base del Pacto hecho en Sinaí.
Como vemos en la primera palabra se encuentra una declaración de pertenencia.
Habíamos dicho que cuando el Pueblo de Israel pasó a lo ancho del Mar de las cañas y fue sumergido en las paredes de agua y la nube, cumplió con el llamado rito de Tevilá. Purificándose de toda la inmundicia egipcia que pudiese tener. A la vez que murió a su antiguo amo, el faraón, y renació a su nuevo amo, YHWH. Por ello esta primera palabra nos recuerda el haber sido librados de casa de servidumbre para nacer a una nueva identidad basada en la libertad. Libertad de asumir un compromiso con su libertador al aceptar las cláusulas del Pacto. Cláusulas que tenemos en las diez palabras oídas al pie de Sinaí.
¿Y cuál es la primer condición?
Primer palabra: el reconocimiento de YHWH y por ende la imposibilidad de tener ante su presencia otros dioses, lo cual la escritura menciona como ajenos en Éxodo o “extraños” en Josué 24:2. Estos eran por ejemplo los que servía Taré el padre de Abram y que la tradición nos cuenta destruyó Abram cuando niño. Pero por supuesto que también son los que actualmente el mundo coloca como “dioses” y que podemos ver por doquier. Es por este motivo que esta primer palabra se encuentra íntimamente relacionada con la segunda.
Segunda palabra: nos habla con claridad de no hacer “imagen” ni “semejanza”.  Pero no debemos confundir la frase con la similar en castellano que se usó para decir que hizo al hombre a imagen y semejanza.
En Génesis 1:26 para imagen y semejanza fueron usadas las palabras צֶ֫לֶם (tzelem Strong 6754, imagen) y דְּמוּת (demuth Strong 1823, similitud).
En Éxodo 20:4 para imagen y semejanza fueron usadas las palabras פֶּ֫סֶל (pesel Strong 6459, imagen de talla) palabra que tiene su raíz en “cortar” “tallar”. Conforme podemos ver en Isaías 44:9 “Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden.”
Y para semejanza en Éxodo 20:4 se usó la palabra תְּמוּנָה (temunah Strong 8544, forma, semejanza), similar a la usada en Deuteronomio 4: 15 y 16 “Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que YHWH habló con vosotros de en medio del fuego;  para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire,
figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra.”
Con estas observaciones la segunda palabra se ve enriquecida. Pues la inserción de los versículos de Isaías y Deuteronomio permite ampliar la visión y entender mejor a qué se refirió YHWH cuando pronunció la palabra desde Sinaí.
Por supuesto que es imposible agotar todo lo que puede escribirse acerca de las palabras oídas al pie del Monte. Pero quiero hacer hincapié en una frase de la segunda. Éxodo 20: 6:
“…hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”
Es muy importante destacar esta frase dentro del contenido de la segunda palabra, pues ha sido reproducida en su contenido en varias ocasiones en el llamado nuevo testamento. O sea, el no caer en la idolatría está íntimamente ligado a quién ama a YHWH y guarda sus mandamientos. Veamos algunos versículos.
Juan 14: 15-16
“Si me amáis, guardad mis mandamientos.  Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre…”
1ra Juan 2:3 al 6
 “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;  pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de YHWH se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.
El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”
En estos tiempos en sectores mesiánicos en todo el mundo existen apóstatas que niegan que Yeshúa sea Elohim, que niegan que Yeshúa sea YHWH. Sin embargo a todo lo largo del nuevo testamento Él se presenta como Aquel mismo que entregó los mandamientos al Pueblo de Israel. De otro modo cómo sería quién entrega los “mandamientos” y no ser a la vez YHWH. ¿O acaso se pretende que YHWH entregó ciertos mandamientos y Yeshúa entregó otros? De ninguna manera, son los mismos mandamientos en uno y otro caso.
Por otro lado dentro del cristianismo existen quienes presentan a un Yeshúa que deja de lado la Instrucción de YHWH, siendo que Él mismo se encargó de establecer la vigencia de la Instrucción (Toráh) al decir que no había venido a abolirla.
 Ni una cosa ni la otra. Los mandamientos están vigentes aunque algunos temporariamente no puedan cumplirse por no ser libre la Tierra de Israel.
Es por ello que el enemigo de YHWH, hasatán hace la guerra contra
“los que guardan los mandamientos de YHWH y tienen el testimonio de Yeshúa HaMashíaj” conforme Apocalipsis 12:17

En la próxima reflexión seguiremos con las palabras siguientes.

ver parte 2

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