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🔵El ciclo de la Toráh

¿Por qué leemos en porciones? ¿Por qué un Ciclo?
¿Tenemos alguna prescripción acerca de cómo debería leerse la Toráh, en la misma Toráh?
Deuteronomio 31: 10 al 13
“Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,  cuando viniere todo Israel a presentarse delante de YHWH tu Elohim en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.
Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a YHWH vuestro Elohim, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a YHWH vuestro Elohim todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.”
Esta es la primera forma establecida, la cual prescribe la lectura, según tradición, del libro de Deuteronomio a todo miembro de Israel y extranjero habitante.
Es obvio que aquí se ha tomado muy en cuenta la necesidad de personas que carecían en principio de dos cosas, de copias de la Toráh y de la alfabetización para poder leerla. De copias de la Toráh por cuanto el proceso original de elaboración del Sefer Toráh (rollo de la Toráh) era una tarea costosa y dificultosa. Ya que a la necesidad de fabricarla en pergamino, elaborado con la piel de un animal kosher, se agregaba la necesidad de que la hiciese un escriba con tintas especiales y cuidados especiales. Sólo como ejemplo diré que, considerando que en la Toráh se encuentra contenida la estructura del universo, nunca se permitieron errores ni correcciones. Si un error del escriba existía, todo el pergamino quedaba invalidado.
Por otro lado la alfabetización también era un problema. Incluso por el uso del idioma, ya que en su mayor parte la población se conducía en arameo, siendo la escritura de la Toráh en hebreo. Siendo incluso necesaria la presencia de un traductor (llamado meturguemán) luego del regreso del exilio babilónico.
Alrededor de nuestras vidas, en mayor o en menor medida de impacto, la naturaleza se manifiesta en todo su potencial.
De la simple observación de los hechos climáticos comprendemos que en la vida se producen repeticiones. Renovaciones del acontecer, parte de ello las llamamos estaciones. Por supuesto, conocemos las cuatros estaciones y cómo se repiten año a año en ciclos naturales.
Asimismo, la vida misma de los seres humanos responde a un determinado ciclo natural. Nace, crece, se desarrolla, reproduce y finalmente muere.
Sabemos que en todas las áreas de la vida ocurre lo mismo. Lo que a veces se nos escapa es que detrás de estas repeticiones se encuentra un mensaje profundo de Elohim para nuestras vidas. El cual es la existencia de ciclos naturales en todas las áreas, inclusive en el estudio de su preciosa Toráh.
Es conveniente recordar ahora lo que el apóstol Shaúl, Pablo, nos dice en su carta a la congregación en Roma, Romanos 1:20
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”
Creo que es más que claro que cosas invisibles, tal cual es por ejemplo el mover de la enseñanza de su Toráh, tiene en la naturaleza un patrón que conviene observar. La forma ideal de acercarse al conocimiento de las cosas de Elohim, está dada también para ser entendida “… por medio de las cosas hechas…”.
Entonces, en el aprendizaje, en el conocimiento de las cosas de Elohim, será conveniente adaptar el ciclo que hemos visto presente en las cosas hechas, en la naturaleza.
Teniendo esto presente es que leemos toda la Toráh y luego la volvemos a leer comenzando de nuevo.
Ricardo.

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