Ir al contenido

Vaishlaj “Y envió”

Table of Contents
Vaishlaj “Y envió”
Génesis 32:3 al 36:43

Parte 1 #

En la porción anterior de la Instrucción, la cual es llamada “Y salió”, hemos asistido al nacimiento de 11 de las 12 tribus de Israel. Pues sólo resta el nacimiento del más pequeño Benjamín.
En los primeros versículos de la porción correspondiente a esta semana tenemos el acercamiento de Jacov a la zona dominada por Esaú, su hermano, con quien se había enemistado dos décadas atrás.
Jacov envía mensajeros a su hermano Esaú dando las nuevas de que ha vuelto a su tierra. Estos mensajeros le anuncian que su hermano también se dirige a su encuentro como si ya supiese que él se acercaba. Tal cual nos enseña Génesis  32:6
“Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él.”
Ahora bien, quien haya leído con anterioridad estos pasajes debiera haberse hecho la siguiente pregunta ¿Cómo supo Esaú que su hermano Jacov estaba de regreso?
Las suposiciones quizás más cercanas a la verdad nos indican que pudo existir una connivencia o un aviso por parte de enviados de Lavan. Pero lo que sí es evidente es que los habitantes de aquella época no eran personas aisladas, sino que sus movimientos eran advertidos en poco tiempo. Asimismo debemos tomar en cuenta que no estamos hablando de zonas desérticas ni que careciesen de movimientos humanos. Pues existían rutas comerciales y viajeros constantes. Lo mismo que vimos anteriormente con Abraham que colocó sus tiendas cercanas a Sodoma para interactuar con los viajeros y comerciantes constantes. Por otro lado sabemos que Esaú primero y luego sus hijos emprendieron campañas contra los llamados horeos (o heveos), uno de los siete pueblos cananeos que luego YHWH ordenaría extirpar de la Tierra.
Como vemos, aquí tenemos la explicación del porqué de la presencia de Esaú, armado para la batalla.
Lo que ocurre a continuación no es sólo el relato de un hecho acontecido hace miles de años. Sino que por el contrario es la sombra profética de una realidad que nos sigue hasta nuestros días. Dejemos que la misma Toráh nos cuente, Génesis 32:7
“Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos.”
Como escribí, detrás de este versículo se encuentra gran parte de la historia de la Humanidad.  Se recordará que al principio de este estudio, comenté que en la porción anterior tenemos el nacimiento de 11 de las 12 tribus de Israel. Pues bien, en la porción de esta semana tenemos la primera división del Pueblo de Israel.
Hasta este tiempo el Pueblo de Israel nunca se había dividido. En primer lugar por supuesto, porque la promesa había sido dada a Abraham, luego pasó a Isaac y luego a Jacov, seres individuales que en su interior contenían la zera, la simiente del Pueblo Escogido. Pero en la porción anterior ya aparecen las cabezas de ese Pueblo que conquistaría la Tierra Prometida. Y en esta, por primera vez, ese Pueblo es separado, dividido en dos.
Ello es importante por cuanto es sombra profética de la división de Israel que ocurriría a la muerte del rey Salomón. División que es motivo de estudios particulares que exceden los límites de este comentario.
Lo cierto es que producto del temor y la angustia del patriarca, todo lo suyo fue dividido.
En estos tiempos aun Israel se encuentra dividido en dos Casas, Judá (siendo mayormente los judíos en la diáspora y en Eretz Israel) y la Casa de Israel (dispersa entre las naciones gentiles, volviendo a sus raíces hebreas esperando la redención del Mashíaj).

También tenemos por supuesto, más adelante en la porción semanal, la futura reunificación, pero de ello hablaremos más adelante.

Parte 2 #

En el estudio anterior vimos cómo Jacov prácticamente se prepara a ser atacado por su hermano Esaú, luego de recibir el anuncio de los mensajeros que envió,

Génesis 32:6 “…Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él.”
Como hemos visto, el temor y la angustia se apoderan de Jacov. Tenemos  entonces la inminencia de una batalla, tanto Jacov como sus siervos, sus esposas, sus hijos, todos esperan la contienda; pero ¿Qué nos dice Génesis 33:4?
“Pero Esaú corrió a su encuentro y le abrazó, y se echó sobre su cuello, y le besó; y lloraron.”
¿Qué pasó? ¿Qué cambió? ¿Qué ocurrió entre Génesis 32:6 y 33:4?
Esaú salió a aniquilar a su hermano y a quienes con él venían. Pero ahora luego de unos cuántos versículos en los cuales no es nombrado Esaú, de repente su predisposición a la guerra ha desaparecido.
No hay un contacto entre ambos y sin embargo todo el odio de Esaú parece haberse disipado, al igual que su rencor.
Pues bien, en esto la Toráh será quien nos explicará las cosas, para ello sólo tenemos que leer lo que ocurrió y discernir espiritualmente el cambió que implicó en la vida de Jacov.
Pero, ¿Acaso no estábamos viendo por qué cambió de actitud Esaú? ¿Por qué ahora debemos ver los cambios en Jacov?
Porque el cambio en la actitud de Esaú y su abandono de la intención de matar a su hermano no se producen por su sola voluntad. Sino que son cambios en Jacov los que cambian a Esaú.
Será este quizás un estudio un poco difícil de seguir. Vayamos entonces por pasos.
Nos dice Génesis 32:7-8 luego de las noticias de la avanzada de Esaú:
 “…Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos.
Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará.”
Génesis 32:13 al 16
“…y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú:
doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros,  treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos.
 Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada.”
Génesis 32:21 “Pasó, pues, el presente delante de él…”
Génesis 32:22-23 “…Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía.”
Cuando Jacov salió de Harán llevó consigo sus dos esposas y sus dos doncellas. Sus hijos, sus siervos y criados, sus camellos, sus tiendas, sus armas, su oro, etc.
Ahora, habiendo hecho pasar “todo” delante de él, nuestro patriarca, conforme a Génesis 32:24 nos enteramos que:
“Así se quedó Jacob solo;…”
Quizás nos cueste advertirlo a primera vista, pero Jacov se ha despojado de todo lo que tenía. Todo aquello por lo que había luchado durante 20 años. Sus esposas, sus hijos, sus siervos y amigos, sus bienes  materiales. Todo aquello que le había dado un sentido a su vida y que pensó preservar cuando del lado de su suegro Labán se apartó. Una vez más lo reitero, Jacov se despojó a si mismo de todo aquello que en apariencia le daba un sentido a su vida.
Ahora sí, estaba solo. Pero le quedaba algo más. Veamos Génesis 32: 24-25
“…y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.”
Todavía le quedaba algo más, le quedaba su hombría, ese resto de ego que todo hombre guarda hasta el final. Ese resto que da vida a nuestro orgullo, eso que creemos que nos hace hombres y que nos da la esperanza de tener un resto de dignidad. Le quedaba esa última fuerza en la cual podía apoyarse, sin embargo
“…se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba.”
Ahora la escena está casi completa. Despojado de todo lo que le pertenecía, ahora despojado de sus fuerzas para luchar, sí se encuentra en condiciones de presentarse ante el Altísimo a pedir su Bendición. Génesis 32:26
“… Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.”
Pues bien, he dejado en claro que Jacov se ha despojado de todo, absolutamente todo. Pero todavía falta algo más que debe hacer, Génesis 32:27
“Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.”
Creo necesario ahora hacer una observación muy importante, en castellano perdemos la mitad de la historia. Escribo esto porque si pensásemos en otra forma de traducir el versículo, quizás entendiendo cómo debió sonar al decirlo el patriarca nos daremos cuenta. Una vez más:
“Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: … “
¿Qué respondió? “…el engañador, el suplantador…” Pues haremos bien en recordar uno de los sentidos que al nombre Jacov en hebreo se le da. Precisamente eso, el engañador, el suplantador.
Ahora sí, frente a frente, teniendo delante a La Palabra, Jacov sólo puede mostrarse tal cual es. Desnudar su verdadera identidad y reconocer lo que es, un engañador. Por esto es que seguido a ello, le puede cambiar el nombre. Génesis 32:28
“…Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel…”
Quiero decir las cosas con la claridad que los textos lo permiten. Esaú tenía la intención de matar al engañador que era su hermano Jacov. Pero ahora, luego de despojarse completamente de sus ataduras materiales, luego de despojarse de lo más profundo que un ser humano tiene, que son sus seres amados. Luego de despojarse de las últimas fuerzas que humanamente le quedan. Finalmente luego de desnudar su verdadero ser ante el propio Elohim. Una nueva realidad espiritual, un nacimiento espiritual se produce.
Entonces, Esaú, ya no tendrá frente a sí sólo a ese hermano que lo engañó y le quitó las bendiciones.
Ahora Esaú tendrá frente a sí también a Israel, quien cuenta con la bendición y protección del Ángel del Rostro y de quien todos sus enemigos huirán.
Pero todas estas no son sólo frases bonitas. La Instrucción (Toráh) es lámpara para nuestras vidas.
Todos tenemos Esaús en nuestras vidas. Todos tenemos enemigos carnales y espirituales. Incluso tenemos a Esaú dentro de nosotros luchando por la carnalidad. Recordemos aquello de que dos naciones luchan dentro tuyo y lo que he explicado del Instinto del Bien y el instinto del mal. Y la única forma de vencer ese Esaú es precisamente la que siguió Jacov. La de terminar rendido a los pies de aquel que nos ha llamado para habitar su tierra prometida.
Tendremos que despojarnos de muchas cosas. Algunas que arrastramos hace décadas, algunas muy arraigadas dentro de nuestro corazones. Algunas que nos siguen quizás desde la cuna, como lo que implicaba el nombre de Jacov.

Pero una vez que se ha tomado la decisión de despojarse y presentarse ante el Altísimo tal cual se es, entonces resultará la Bendición y surgirá la victoria.

Parte 3 #

 Génesis 35:22

“Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel.”
Recordemos que según hemos visto en la porción de la Toráh nuestro patriarca Jacov tuvo dos esposas y dos concubinas. Con su esposa Lea tuvo 6 hijos varones y una mujer. Con su esposa Raquel tuvo dos hijos. Y con las dos concubinas los restantes 4 hijos. Su esposa Lea tenía como doncella, concubina de Jacov, a Zilpa. Y su esposa Raquel tenía como doncella a Bila, también concubina de Jacov.
El pasaje que he citado de Génesis nos presenta un hecho muy serio y difícil de explicar. ¿Por qué Rubén, primogénito de Jacov, se acostó con la concubina de su padre?
Hago esta pregunta porque detrás de este hecho que pareciera tener sólo connotaciones de tipo sexual. En realidad se constituye un más profundo drama familiar. En el cual existe también responsabilidad de Jacov.
Para poder entender esta cuestión es necesario que veamos dónde se inserta, en qué contexto se da el versículo citado. Tanto los versículos anteriores como los siguientes.
Veamos en primer lugar los anteriores. Génesis 35:16 al 21
“Después partieron de Bet-el; y había aún como media legua de tierra para llegar a Efrata, cuando dio a luz Raquel, y hubo trabajo en su parto.
Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la partera: No temas, que también tendrás este hijo. Y aconteció que al salírsele el alma (pues murió), llamó su nombre Benoni; mas su padre lo llamó Benjamín.
Así murió Raquel, y fue sepultada en el camino de Efrata, la cual es Belén.
Y levantó Jacob un pilar sobre su sepultura; esta es la señal de la sepultura de Raquel hasta hoy.
Y salió Israel, y plantó su tienda más allá de Migdal- edar.”
En los versículos anteriores al acto de Rubén, se nos relata la triste muerte de nuestra Matriarca Raquel. Recordemos entonces que ahora Jacov se quedará con una Esposa, Lea y dos concubinas Bila y Zilpa.
Deseo remarcar ahora un dato más a la cuestión, el cual nos viene de la mano del nombre de un lugar. Pero por estar en el hebreo original se nos pierde de vista. Y es el sitio nombrado al final de los versículos, Migdal Eder. Migdal Eder en hebreo significa la “Torre del rebaño” y es un sitio ubicado entre Belem donde murió la matriarca Raquel y Hebrón.
¿Por qué este nombre es importante?
Pensemos por un instante quiénes son las Torres de estos rebaños. Para ello debemos recordar quiénes apacentaban las “ovejas” del rebaño de Jacov. Por supuesto que el “rebaño” principal de un hombre son sus hijos y quien las apacienta en primer lugar es su esposa. En los versículos analizados una de las torres del rebaño había muerto, con lo cual ahora Jacov tenía como he escrito “una” esposa. O sea Lea.
Es importante ahora recordar el Amor de su primer hijo hacia su madre Lea, Génesis 30:14
“Fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre;…”
Ese pasaje que nos muestra el amor de Rubén para con su madre no fue puesto por casualidad. Como no ha sido puesto ningún versículo de la Toráh. Lo que ocurre es que a veces no entendemos en el preciso instante por qué se encuentra ahí.
Otra vez he escrito sobre esto y ahora quiero hacerlo una vez más. Con el respeto que algunos escritores me pueden inspirar, muchos de sus estudios, análisis de las Escrituras, sermones, etc. Adolecen de un gran problema, y es que toman en cuenta sólo versos aislados sin ver la historia conjunta que nos relatan. En ocasiones, en esa vorágine donde hoy ven un texto de los evangelios, mañana un profeta en forma aislada, luego un salmo, pierden la profundidad de la Historia contada en la Instrucción. Pierden incluso la enseñanza que se desprende de la sicología de los personajes, tal el caso que estamos viendo. Pues no es casual que sea Rubén quien se acuesta con la concubina de Jacov.
Retomando la cuestión, ya hemos visto los acontecimientos previos al acto de Rubén y también hemos visto el aspecto sicológico que nos muestra la devoción de este hombre por su madre.
Tenemos una familia conformada por un Padre, dos Esposas, una de las cuales es la favorita y otra la “despreciada” (Me expreso en términos bíblicos de la época), además de dos concubinas, una correspondiente como doncella o sierva de cada esposa.  Asimismo tenemos a un hijo primogénito celoso amante (en el buen sentido) de su madre. En este contexto tenemos a nuestro patriarca Jacov quien habiendo tenido preferencia por su esposa Raquel. A la muerte de ella la preferencia pudo derivarse ahora la sierva de Raquel, o sea a Bila.
La reacción, humana, quizás natural y comprensible en términos mundanos de su hijo, es tener un acto ilícito con esa concubina para que su padre no se allegase a ella y sí se acercase en forma definitiva a su madre.
Esta vez será tarea del discípulo trabajar en los aspectos sicológicos involucrados en la cuestión. Una de las pautas que deben ser tomadas en cuenta es cómo el conjunto de actos que una persona realiza a lo largo de sus días, los cuales desnudan su sicología interna, deben ser valorados a la Luz de las escrituras, para ser corregidos y evitar así sus malas consecuencias.
 Ricardo.

Se permite la reproducción total o parcial mencionando al autor. Todos los derechos reservados.

Powered by BetterDocs