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🟠 El uso de la palabra “Dios”

Hoy deseo hacer mención de algo que tiene a maltraer a los nuevos mesiánicos. Una cuestión que, producto de una supina ignorancia, se ha metido en el mundo de aquellos que buscan las raíces hebreas de la Fe. Y por cierto que crea polémicas ridículas con cristianos en general.

Esto llega al colmo de que al no tener más remedio que usar la palabra Dios, muchos la escriben de esta forma D´os. Debería mover a risa sino fuese que mueve a llorar la existencia de falsos maestros y creadores de mitos.

Si el lector no sabe bien a qué me refiero, le diré que en algunos grupos mesiánicos se sostiene la idea de que la palabra Dios tiene su origen en Zeus. Y como Zeus es el dios que gobernaba  al resto de los dioses, el uso de la palabra Dios conllevaría la mezcla de lo sagrado con lo profano. Es más, he tenido ocasión de observar un documental hecho por el canal History donde se hace esta relación.

El problema es que están equivocados. La palabra Dios empleada en el antiguo testamento no tiene ese origen. Entonces el lector se merece que explique en profundidad la cuestión, pues si hasta un prestigioso medio televisivo cae en este error, no es una cuestión menor.

Para entender el origen del error debemos tener presente el siguiente esquema del desarrollo de las traducciones:

Textos griegos

Traducción al latín vetus latina y vulgata

Traducción al castellano desde la vulgata

 

Por ejemplo, en griego de la Septuaginta  el texto de Génesis 1:1

“Εν αρχή εποίησεν ο θεός τον ουρανόν και  την γην”  lo cual transliterado sería: “En arjé epoiésen O Theos ton uranov kai ten guen”

Ahora cómo ello fue traducido al latín en la Vulgata:

“in principio creavit Deus caelum et terram”

Y cómo ello fue traducido por Casiodoro al castellano:

“En el principio crió Dios los cielos y la tierra”

Entonces de acuerdo al esquema propuesto:

                                                                          Θεός (Theós)

                                                                                  Deus

                                                                                Dios

Y aquellos que se atemorizan frente al uso de la palabra Dios terminarían teniendo razón.

Entonces el lector dirá: “bueno entonces tienen razón, no hay que usar la palabra Dios”. ¿Por qué ustedes la usan?

Porque el esquema del cual ellos obtienen su conclusión está equivocado y sin querer responde a que todavía no se han despegado de las ideas de su madre la iglesia católica romana. Todavía en su mente están regidos por lo que el catolicismo dice. Y si el catolicismo les dijo que Theós se traduce por Deus ellos aceptan la santa palabra del catolicismo.

Pero esto ocurre en occidente.

En “Bebiendo junto al pozo de Jacov” he hablado acerca del cisma de la iglesia cristiana ocurrido en el año 1204, cuando se separaron las vertientes romana y oriental. En aquel tiempo el catolicismo optó por la Biblia escrita en latín, primero la Vetus y luego la Vulgata. Pero la iglesia de oriente, la ortodoxa optó por la versión en griego.

Y esto generó grandes diferencias en el uso del lenguaje, porque por ejemplo cuando dan la doctrina de “María madre de Dios”, el catolicismo romano la expresó como Deotokós y la iglesia ortodoxa como Theotokós.

Entonces establecemos que si partimos del latín es obvio que partiremos de la palabra Deus que se origina en la palabra Zeus. Recordemos que el latín era la lengua oficial del imperio romano.

¿Cuándo se ubica temporalmente al imperio romano?

El proceso de formación de la Septuaginta se dio alrededor del año 280 AC, en tiempos por supuesto en que los griegos dominaban el

mundo del mediterráneo. Pero el Imperio Romano, con la consolidación del dominio de este mar, recién se hace patente a partir del año 27 AC. Y aun así, en sus dominios era el griego el idioma predominante. Así debemos pensar con sencillez que antes que se usase la palabra Deus, el común empleado era la Palabra Theos.

Entonces pensemos por un instante este sencillo razonamiento. Los escritores de la Septuaginta, o sea los alrededor de 70 sabios y eruditos judíos que escribieron la traducción del hebreo al griego ¿Acaso no sabían como nosotros que usar el nombre del dios Zeus habría estado mal, mezclando lo santo con lo profano?

¡Por supuesto que sí! Pero entonces ¿Por qué usaron la palabra Theos? Porque este vocablo griego tiene un origen distinto a Zeus, corresponde a una palabra distinta que tiene una declinación similar.

Una declinación es una variante que sufre una palabra de acuerdo al uso que se hace de ella. O sea si la uso como nombre propio tendrá una terminación, si la uso como objeto tendrá otra, si la uso como una invocación (Oh Dios mío!) tendrá otra terminación y así para todos los 5 casos de declinación que el idioma griego tiene.

La imagen que aquí presento es la declinación en sus 5 casos para la palabra Theos, tanto en singular a la izquierda como en plural a la derecha.

 

No puedo dar un curso de griego en esta ocasión pero esto lo puede aprender cualquier persona que desee estudiar este idioma con seriedad. Sí necesito dar una pequeña explicación para que el lector lo pueda entender.

Para comprender mejor recordemos algunas cosas sencillas que aprendimos en la educación inicial. Como por ejemplo que la mayoría de las oraciones están compuestas por un sujeto y un predicado. Siendo el sujeto la parte de la oración que contiene a quien hace la acción  y ésta acción constituye el contenido principal del predicado, la acción que el sujeto hace.

Dentro del predicado tenemos elementos que lo modifican, los cuales lo complementan.

Repasemos esto último.

Piense en las películas en las cuales un indígena se expresa diciendo por ejemplo: “Presidente comprará”. Aunque parezca terriblemente sencillo esas dos palabras contienen toda la oración. Pues son dos núcleos. El primero, hombre, sería el núcleo del sujeto; el segundo, compra, sería el núcleo del predicado.

A ello se le puede agregar información. Podemos agregar al sujeto un artículo pues puede ser necesario que se sepa el género de la persona. Pues pudo haber sido el presidente o la presidente.

Podemos seguir agregando información poniendo un modificador directo, algo como “rubio”. Y pasar entonces a: El Presidente rubio comprará.

Podemos luego agregar un modificador indirecto al sujeto, por ejemplo “de Alemania”. Lo cual  si bien modifica, al tener la preposición “de”, lo hace indirectamente. Lo que nos daría: El Presidente rubio de Alemania comprará…

Podríamos ahora trabajar sobre el predicado agregando lo que se llama un  objeto directo. Que es la parte del predicado donde recae la acción. Un ejemplo sería “el barco”. Ahora tendríamos: El Presidente rubio de Alemania comprará el barco.

Siguiendo con el agregado de elementos al predicado podríamos agregar el llamado objeto indirecto, en este caso también empleamos la partícula “para”. El objeto indirecto nos da el destinatario de la acción. Entonces tendríamos: El Presidente rubio de Alemania comprará el barco para su pueblo.

Y ya que estamos en tren de agregar cosas, agreguemos por ejemplo un “circunstancial”. Podríamos tomar un adverbio de tiempo, por

ejemplo “cuando”. Y ahora finalmente nuestra oración quedó constituida con muchas cosas que le fuimos agregando a los dos núcleos iniciales: Presidente comprará.

“El Presidente rubio de Alemania comprará el barco para su pueblo cuando el presupuesto sea aprobado”

Me tomé este tiempo para explicar un poco de análisis gramatical para poder entender la importancia y uso de los distintos casos griegos. Porque en castellano fuimos construyendo cada una de las partes de la oración de una forma distinta al griego. Pues en griego cuando una palabra actúa como núcleo del sujeto termina de forma diferente a como lo hace si es parte del objeto directo.

Ahora veamos el cuadro donde escribí los distintos casos posibles para la palabra “Dios” que es la que nos ocupa.

Los casos de la izquierda corresponden al singular. Lo transliteraré para que sea más sencillo entender.

Comienza con el primer caso llamado nominativo: ´O Theós 

lo cual sería “El Dios”, pero no porque existiesen otros dioses sino porque en griego debe colocarse el artículo “El” (en griego ´O) pues de otro modo se entendería “un Dios”. Veremos cómo esto conlleva a un “error” con olor a azufre que tiene cierta secta.

Este  primer caso es el que se llama nominativo y se emplea en lo que llamaríamos Sujeto de una oración, en nuestro idioma un ejemplo sería:

“Εν αρχή εποίησεν ο θεός…” lo cual transliterado es: En arjé epoiésen ´O Theos, lo cual en castellano es “En el principio creó Dios…”

Conforme a lo que aprendimos en la primera educación:

Sujeto que realiza la acción: Dios

Acción que realizó: creó

Cuándo lo hizo: en el principio

Pasemos al segundo caso: tou Theou  ()  el cual en griego se llama genitivo, por supuesto con un ejemplo, Mateo 3:16

“Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma,…”

“Το πνεύμα του Thεού καταβαίνον…” lo cual transliterado es: to pnéuma tou Theoú katabáinon, lo cual es castellano es “el Espíritu de Dios descendía…”, en este caso el caso genitivo refiere que el espíritu no era de cualquiera sino precisamente de Dios.

El tercer caso: to Theo ( ) el cual en griego se llama dativo. Este es el caso que se emplea para lo que en castellano llamamos objeto indirecto. Veamos un ejemplo de Éxodo, 10:25

“Y Moisés respondió: Tú también nos darás sacrificios y holocaustos que sacrifiquemos para YHWH el Dios nuestro.”

“YHWH τω  Thεώ ημών” Lo cual transliterado es: YHWH to Theó jemón, lo cual en castellano es “YHWH el Dios nuestro…”.

El cuarto caso es el llamado acusativo: ton Theón ( ), este se emplea para el objeto directo. De nuevo nos resultará útil un ejemplo con el libro del Éxodo, 7:1

“YHWH dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.”

“Θεόν Φαραώ και Ααρών” Lo cual transliterado es: Theón Faraó kai Aarón, lo cual en castellano es “Dios para Faraón”.

El quinto caso, el vocativo, se escribe en forma similar al primer caso, como puede verse en la tablita que dí, al final del lado izquierdo.

Estos son los usos que la palabra Dios tiene en la Biblia los cuales se desprenden de los distintos casos del idioma griego. He puesto todos los ejemplos y en ninguno aparece la palabra Zeus, la cual en griego es

 . Como esta es una palabra griega también quiero dar la tabla de declinaciones para que Usted Pueda ver los distintos casos que tiene. En esta tabla verá que en el segundo caso el cual llamamos genitivo aparece la palabra ¡Tan terrible! A los ojos de los que se asustan y cuentan fábulas de vieja.

                                                     

Nominativo: ´o Zeus

Genitivo: tou Diós

Dativo: To Thií

Acusativo: tón Thiá

Vocativo: Zeú

En el genitivo, como anticipé aparece “tou Diós”. Es cierto, pero reto a cualquier a que nos muestre en qué parte de la Septuaginta los sabios eruditos judíos usaron esa palabra: en ninguna. Pues esa palabra usada de esa forma se refiere precisamente al falso dios Zeus y los sabios judíos jamás habrían mezclado a YHWH con una divinidad pagana.

Lo que sí ocurre es que en la actualidad la palabra Dios se cree sólo proveniente del idioma latín, a partir de Deus y este de Zeus. Pero si tomamos en cuenta la Septuaginta lo que nosotros estamos diciendo como “Dios” en realidad se está refiriendo al griego “Theos”. Por lo cual ninguna culpa sentimos al hacerlo ni creemos que alguien esté pecando por decir “Dios”.

Ahora estamos en condiciones de dar nuestro parecer acerca de dónde surge todo este berrinche sobre la palabra Dios y que muchos mesiánicos ahora escriban D´os y crean que están siendo correctos frente al Creador.

Es que hay una frase usada en el judaísmo ortodoxo que todo lo define: “es preferible comer cerdo antes que hablar griego”, Esta frase justificada por la irrupción pagana en la vida religiosa de Israel, enfrentada por los Macabeos, que también hace alusión a rechazar la influencia del helenismo en la vida religiosa israelí. Ha sido usada y

repetida por los judíos ortodoxos para justificar su rechazo a la Septuaginta.

Pero cómo dirá el lector ¿Acaso la Septuaginta no fue escrita por eruditos y sabios judíos?

Sí, pero cuando el cristianismo basó su trabajo evangelista en el contenido de la versión de los 70, el judaísmo buscó rechazarla desde distintos ángulos.

Pero para sorpresa de ellos los rollos encontrados en las cuevas de Qumrám, los rollos del Mar Muerto, en los puntos discutidos por estas personas, han dado la razón a la Septuaginta. Tema que abordaré en otro libro.

La cuestión es que estas tonterías llegan hasta nosotros a través de la genuflexión, a través de la devoción casi ridícula que tienen algunos por todo aquello que proviene del judaísmo. Como si volver a las raíces hebreas de la Fe se tratase de aceptar ciegamente las mentiras de los rabinos. Muchos de nuestros hermanos se olvidan que los judíos ortodoxos actuales que rechazan a Yeshúa son los mismos herederos de aquellos que rechazaron a Yeshúa y pidieron a los gritos su condena y que su sangre fuese sobre ellos. ¡Por favor que no se entienda que atacamos a nuestros paisanos! Pero no debe olvidarse que servimos a Yeshúa y defendemos su testimonio contra quien sea necesario. Esos mesiánicos que repiten como pericos que está mal usar la palabra Dios lo único que hacen es seguir la mentira de los rabinos y hacer el juego que aquellos pretenden. Terminan confundiendo al cristiano al poner en duda una tontería enorme y les quitan la posibilidad de acercarse al conocimiento de la Toráh. Repitiendo frases como ajotí, ajotón, kedushim, diciendo cualquier patraña y escribiendo D´os, lo único que logran es alejar a los cristianos de la posibilidad de acercarse al Pacto de Israel.

Para terminar con el tema, dejemos que una autoridad en la lengua española ponga el broche de oro. Nos referimos a Don Eduardo Echegaray quien en su Tomo 2 del Diccionario General Etimológico de la Lengua Española, año 1887, edición aumentada del trabajo de Roque Barcia, impreso en Madrid, dice en la página 840:

“Etimología (o sea origen de la palabra Dios). Del sánscrito div, brillar y cielo; Daivas, Dios; daiví, diosa; Daivatá, Divinidad; sánscrito de los vedas, Divya, con el mismo sentido; hebreo, Iehovah por Diehovah; griego Theós; latín, Deus; italiano, Dio; francés, Dieu; portugués, Deos; provenzal, Deus, Dieus; catalán, Déu.”

 

Extraído de “Bebiendo junto al pozo de Jacov”, Ricardo

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