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“Shminí” Octavo – Levítico 9:1 al 11:47

parte 1 #

Levítico 9:1 al 11:47

Como en el resto de las porciones semanales el consejo inicial es que sea leída en su totalidad. De esa forma se tendrá presente el contexto en el cual el comentario se inserta. Hecho esto quisiera que observemos el siguiente versículo, Levítico 9:6
“Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó YHWH; hacedlo, y la gloria de YHWH se os aparecerá.”
En primer lugar debemos destacar que, conforme al versículo 5,  Moisés se encuentra dirigiéndose a toda la Congregación de Israel. En segundo lugar la promesa que está dando: “la Gloria de YHWH se aparecerá”.
Hay algo que llamo la “inercia de la lectura”. La inercia es una propiedad presente en la naturaleza que hace que si algo se encuentra en movimiento tienda a permanecer en movimiento. En ocasiones, cuando leemos, recorremos las palabras por inercia sin detenernos a meditar en lo que estamos viendo. Esto ocurre por ejemplo con la frase “la Gloria de YHWH” que el lector habrá visto que he colocado en mayúscula. Nuestro idioma, el castellano, indica que los sustantivos o nombres propios deben escribirse con esa característica. Por ejemplo Ariel, Colombia, Tel-Aviv, etcétera. ¿Por qué lo hice con la palabra “Gloria”? bueno, no hay que ser un Doctor de la Real Academia para entender que lo hice porque en ese contexto la palabra Gloria tiene un contenido que supera la idea de fama, honor o reputación. Aunque en otras ocasiones pueda referirse a acentuar lo magnificente de Nuestro Elohim. En el caso del versículo de Levítico 9:6, este vocablo está representando un Nombre propio.
Y si es este el nombre de alguien ¿Quién es la “Gloria de YHWH”?
En el texto en hebreo podemos leer כבוד יהוה, lo cual podemos transliterar  como Kevod  YHWH. La segunda palabra es el hebreo כְּב֥וֹד  KeVOD (Strong 3519), que es traducido como “Gloria”. A esta frase la “Gloria de YHWH” ya la habíamos encontrado por ejemplo en Éxodo 24:16 o 40:34 y aparece en muchas ocasiones más donde hay teofanías, o sea manifestaciones de la Deidad. Esto fue traducido por los sabios de la Septuaginta al griego como δόξα κυρίου lo cual transliterado es “docsa kiríu” o Gloria de YHWH.
¿Recogerá el Nuevo Testamento esta idea?
La carta a los Hebreos es una belleza teológica concentrado en sus versículos un conjunto inmenso de riquezas doctrinales. A poco de comenzar podemos leer:
 1:1al 3 “1YHWH, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3el cual, siendo el resplandor de su gloria,…”
Por la claridad del texto podemos ver a partir del versículo 1 que se refiere al Padre quien decidió que su Hijo, o sea Nuestro Señor, en los postreros días fuese su vocero en el mundo. Y precisamente hablando del Hijo dice entre otras cosas que es “el resplandor de su Gloria”.
Osea de la sencilla inteligencia de los textos de Levítico 9:6 y Hebreos 1:3 podemos ver que en ocasiones las Escrituras se refieren al Hijo como la “Gloria de YHWH”. Dependerá del contexto poder deslindar si el versículo se refiere al Hijo de YHWH bajo ese Nombre o a destacar la magnificencia del Creador.
En esta ocasión no tendremos dudas.   Levítico 9:23:

“Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de YHWH se apareció a todo el pueblo.”    

parte 2  #

¿QUÉ ES SER SANTO?

Si bien se tiene una noción de ello, dejemos que sean las escrituras que nos guíen en este camino.
Uno de los textos que más apropiados resultan para responder la cuestión es Levítico 11:44
“Porque yo soy YHWH vuestro Elohim; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo…”
La palabra que ha sido traducida como “santo” es el hebreo kadosh (Strong. 6918 קָדוֹשׁ) a su vez esta palabra se origina en el hebreo kodesh (Strong 6944 קֹ֫דֶשׁ) lo cual significa apartado, distanciado. Apartado pues ha sido distanciado del resto como una cosa consagrada a YHWH.
Entonces allí estamos teniendo una pauta más adecuada, donde lo santo es aquello que ha sido separado del resto de las cosas, ha sido distanciado de las cosas. Por lo cual es evidente que un santo (una persona) será alguien que se ha apartado de ciertas cosas, o ha sido separado para ciertas cosas.
Entonces, puesto que ya podría definir mejor aquello que estamos tratando de responder,  surgirá una nueva pregunta ¿si santo significa ser apartado de ciertas cosas, de qué cosas debo apartarme para ser santo?
Si el Creador no hubiese dado una respuesta a esto nos encontraríamos que ser santo sería apartarme de aquello que considero que debo estar apartado. O sea sería yo quien determinase de qué me debo apartar, cómo debo santificarme.
Pero ¿cómo  se producirá esta decisión en mi vida? Por supuesto que se hará a partir de lo que yo  mismo considerare que es indigno o impropio.
Pongámonos por un momento en la mente de un nazi de mediados del S.XX. Muchas de estas lacras (que su recuerdo sea borrado), comulgaban en los atrios de la religión mayoritaria de Alemania, se acercaban recibiendo la ostia y consagraban sus vidas a la religión. En sus malvadas mentes y oscuros corazones, no sólo se apartaban ellos de lo que consideraban el peligro judío, sino que asimismo buscaban purificar su raza, apartarla de lo que el “veneno” judío consideraban podía dañarla. En su fervor sentían que actuaban como “santos” cruzados modernos.
Ello nos demuestra que los parámetros humanos a partir de lo cual podemos medir qué es lo correcto o incorrecto no siempre son los adecuados.
Sin ir al extremo de los nazis pensemos por un instante lo que hace al concepto de santidad dentro del budismo. En esta mentira demoníaca la forma de alcanzar la iluminación es llegar al nirvana, y ¿cómo se llega al nirvana? A partir de lograr la santidad. ¿Y cómo se logra la santidad? A partir del camino del medio. Esto es rechazando los extremos de placer y el ascetismo. El hombre en esta “filosofía” es  un proceso en el tiempo, lo cual significa que  el hombre es el centro creador del universo.
Por estos ejemplos y los cientos de ejemplos más que podríamos dar tanto en la filosofía como en la religión es que no corresponde que sea el ser humano quien determine qué es lo que debe hacerse para ser santo.
Y por eso mismo es que el Creador nos ha dado su Instrucción, la cual nos muestra con claridad qué espera de nosotros. La santidad para nosotros no es una invención distorsionada de nuestra mente,  de lo que pensamos que es correcto. La santidad nos viene enseñada desde afuera. Se nos dice cómo ser santos. Pues la santidad en primer lugar es acción para nuestras vidas. Es un obrar, positivo cuando se nos indica qué hacer o negativo cuando se nos dice qué no debemos hacer.
Por ello en la cultura hebrea se nos ha indicado la existencia de mandamientos positivos, los cuales se denominan normalmente “harás” y mandamientos negativos “no harás”.
Esa  es la claridad y certeza que necesitamos. YHWH en su inmensa bondad nos ha dado las pautas acerca de lo que desea de nosotros para que estemos cerca de Él. Pues el apartamiento de las cosas de las cuales Él nos quiere alejar implica a la vez un acercamiento a Él. Entonces el ser humano ya no tiene que andar a tientas como en tinieblas, buscando la imitación de personajes históricos.  Por otro lado ¿sería mala la imitación de correctos personajes históricos? Por supuesto que no, de hecho Pablo nos recomienda ser imitador de él como él lo es de Yeshúa. Pero sí se trata de que tengamos una guía personal en cuanto a los actos que Él espera de nosotros.
Todo el libro de Levítico es un libro que nos habla de santidad. No es casual que este libro sea el centro físico de la Toráh, pues se encuentra en el punto central de la Escritura revelada por Rúaj HaKodesh a Moisés. Toda la Toráh, ya sea que empecemos por el principio o de atrás para adelante confluye en el libro mencionado.
Hecha esta introducción ahora quiero empezar con algunos puntos.
En primer lugar la porción se denomina “octavo” pues es el día en el cual se produjo la instalación del servicio sacerdotal.
Recordemos que ya hemos pasado por la caída del becerro de oro y el despojo del servicio a los primogénitos. El Mishkán o Tabernáculo ya ha sido terminado por Betsalel y Aholiav y erigido, con lo cual correspondía el inicio de las actividades sacerdotales.
El inicio del sacerdocio fue inaugurado con un evento maravilloso, el cual culminó con la presencia de la gloria divina  frente a toda la Congregación de Israel. Más luego ocurrió un evento trágico y triste para todo el Pueblo.
Para ello corresponde que sean leídos los versículos de Levítico 10:1-6
 “Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de YHWH fuego extraño, que él nunca les mandó.
Y salió fuego de delante de YHWH y los quemó, y murieron delante de YHWH. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló YHWH, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló.
Y llamó Moisés a Misael y a Elzafán, hijos de Uziel tío de Aarón, y les dijo: Acercaos y sacad a vuestros hermanos de delante del santuario, fuera del campamento. Y ellos se acercaron y los sacaron con sus túnicas fuera del campamento, como dijo Moisés.”
Este acontecimiento puntual generó una tragedia al comienzo del servicio en el tabernáculo, pues dos de los hijos de Aharón que habían sido consagrados como sacerdotes, murieron. El mismo fuego que consumió el sacrificio de iniciación del sacerdocio salió de delante de la misma presencia de YHWH y mató a estos dos hermanos.
Existe en el texto el por qué de este hecho. Pero lo que con sinceridad sorprende es cómo este evento no ha sido suficientemente asumido y capitalizado por los miles que han pretendido erigirse como seguidores y servidores del Altísimo.
Me refiero al llamado זָרָ֔ה   אֵ֣שׁ  (fuego extraño). Como vemos en la lectura de la Toráh dos de los hijos de Aharón fueron muertos por este evento. Por el ofrecer “fuego extraño”. ¿Pero qué es fuego extraño?
La respuesta está en el mismo texto donde dice que “…Él nunca les mandó…”
Entonces básicamente un fuego extraño es un culto ofrecido a YHWH que él no ha ordenado que sea hecho.
Verán no todo lo que se hace para YHWH está bien visto o recibido. No alcanza con que sea hecho para el Señor. Es importante que Él haya ordenado que sea hecho.
El creyente que recién comienza a caminar podría creer que cualquier cosa que haga con una buena intención será bien recibida por YHWH. Pero no es así.
¿Y por qué no es así? Porque a su presencia no podemos acercarnos de cualquier forma. No podemos acercarnos a partir de lo que creemos correcto. Sólo podemos acercarnos a partir de la santidad. Y como hemos visto en la primera reflexión a esta porción, la santidad es conforme a lo que Él desea. Entonces si queremos acercarnos a su Presencia debemos hacerlo conforme a las pautas que ha dado.
Hemos visto que aquello que podemos considerar santo puede no serlo. Vimos que nos ha dado una guía acerca de lo que considera santo. Y sólo a partir de lo que ha prescripto como correcto es que nos podemos acercar a Él.
Estas no son cuestiones menores. Debe tener el creyente en claro lo siguiente, lo que no es de YHWH proviene de la carne, del mundo o de hasatán. Y en la mayoría de los casos de una combinación de estos. Entonces, cuando se ofrece un culto o acto que no está originado en lo que Él ha prescripto, se está entonces en que ha sido generado en alguno de esos orígenes que describí.
En el caso de mención ese acto contrario a las estipulaciones de YHWH, se originó en los propios deseos de los hijos de Aharón. Aun cuando varias combinaciones ocurrieron.
¿Por qué hicieron eso?
Está claro en primer lugar que ocurre luego de un evento maravilloso como fue la manifestación plena de la Gloria al ser instalado Aharón en el servicio. Por lo cual es muy posible que Nadav y Aviú hayan intentado reproducir ese hecho milagroso. Pero ahora por su cuenta.
Alguien podrá inquirir ¿cómo es posible que se equivocasen tanto?¿cómo sus mentes y corazones les jugaron tan mala pasada?
La respuesta a ello se encuentra más adelante, como siempre recomiendo debe leerse no sólo el pasaje que contiene el hecho a analizar, sino también los pasajes anteriores y posteriores.
Veamos qué nos dice más adelante, Levítico 10: 8 al 11
“Y YHWH habló a Aarón, diciendo:
Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones,
 para poder discernir entre lo santo y lo profano, y entre lo inmundo y lo limpio,
 y para enseñar a los hijos de Israel todos los estatutos que YHWH les ha dicho por medio de Moisés.”
Entre los eventos ocurridos en la instalación del sacerdocio y lo que ocurrieron con los dos hijos que murieron existe una diferencia importante: uno fue santo, el otro profano. Uno fue originado en la voluntad de YHWH expresada en un mandato por medio de Moisés. El otro fue originado en la mente de los hombres.
¿Y cómo llega el sacerdote a cometer semejante error, semejante falta de discernimiento?
Por no tener la mente clara. Esta falta de claridad de mente se puede generar de distintas formas. En el caso puntual es claro que los hijos de Aharón habían bebido, y su capacidad de discernimiento había disminuido. Por este motivo es que de inmediato que se relatan los hechos del fuego extraño se ordena no beber bebidas embriagantes cuando se ingresa al servicio.
Pero siempre decimos que es importante trasladar lo que leemos en la Toráh al alcance de nuestras vidas, pues quizás no seamos afectos a las bebidas intoxicantes, pero podemos igualmente tener las ideas distorsionadas. Pues lo que estas bebidas hacen es confundir ideas y desinhibir a la persona.
Veamos estos dos efectos, en primer lugar el desinhibir. Cualquier persona normalmente tiene en su psiquis lo que se denominan frenos inhibitorios. Estos frenos psicológicos evitan que la persona ruede en un desenfreno sin control. Pero estos frenos actúan como contención de lo que la persona tiene en su interior. Si alguien tiene que reprimir esto, quiere decir que su interior aun no ha cambiado. En el caso de Nadav y Aviú, es evidente que aun cuando habían sido consagrados como sacerdotes, había cuestiones en su interior que no habían cambiado. En particular las cuestiones referidas al ego. ¿Por qué escribo esto? Porque el efecto del vino o la sidra que bebieron lo único que generó es que no tuvieran freno para dejar correr el deseo de emular lo que Aharón y Moisés habían hecho antes.
El segundo efecto es confundir ideas. Pues normalmente el rol de cada uno estaba claro. Pensemos en Eleazar e Itamar, a ellos no se les pasó por la cabeza salir a ofrecer incienso que no se les requirió.
Pero para que la enseñanza de la Instrucción tenga sentido  debemos buscar en nuestro interior a Nadav y Aviú. Debemos bucear en nuestro interior buscando si se originan en nuestro ser esos deseos conscientes o inconscientes de ocupar lugares a los cuales no hemos sido llamados. O sea  ofrecer fuego extraño.
Pensemos por un instante en algo que vemos muchas veces en el mover mesiánico. Muchos miembros provienen de una experiencia anterior en iglesias cristianas. Y producto de esa experiencia tienen conceptos arraigados acerca de cómo deben hacerse las cosas. Cuando llegan al mover mesiánico lo primero que buscan es seguir haciendo lo que hacían antes pero ahora usando por ejemplo palabras en hebreo. Sin percatarse de que de esa forma lo que hacen es ofrecer un fuego extraño que nunca les fue mandado ofreciesen.
Como escribí más arriba, es preciso que el creyente indague en su interior buscando qué está ofreciendo que no le fue pedido. Qué cosas está pensando que ministra para YHWH y que en realidad se han originado en la carne, el mundo o el enemigo. Esta es una cuestión personal. No todos deben ser pastores, ni evangelistas, ni músicos, ni maestros, pero sí todos deben ser fieles creyentes y seguidores de la palabra revelada.
Nadav y Aviú no son sólo dos nombres escritos en un libro. Nadav y Aviú son dos realidades en nuestro interior las cuales debemos hacer desaparecer.
“…Y salió fuego de delante de YHWH   y murieron delante de YHWH.”
Para nosotros ese fuego consumidor no es algo malo. Todo lo contrario, necesitamos que el fuego de su presencia queme en nuestro interior lo que esos dos hombres representan espiritualmente y deben ser quitados de nuestro interior, de nuestro campamento, conforme Levítico 10:4
“…Acercaos y sacad a vuestros hermanos de delante del santuario, fuera del campamento.”

De esta forma, con este trabajo interior veremos que nuestro llamado personal y ministerio se verá fortalecido, pues ya no seremos nosotros haciendo lo que deseamos, sino al propio Espíritu de Verdad obrando.

Parte 3 #

Ya hemos visto en la primera reflexión acerca de que la santidad en nuestra Fe consiste en actos concretos indicados por YHWH. Él nos dice qué espera de nosotros y conforme a la manifestación de su Voluntad expresada en los mandamientos, tenemos la certeza del camino de la santidad.

Pues bien, ahora corresponde que tratemos uno de los puntos más controversiales, la cuestión de la dieta. Lo que corresponde y no corresponde comer.
Ya hemos visto en otras reflexiones que no todo lo que se puede masticar o beber e ingerir es considerado “comida”  para nosotros. No necesita mucha explicación el entender que si tomo una rama de higuera o un pedazo de roble puedo masticarlo hasta hacer un bolo alimenticio, luego tragarlo y los resultados de su ingestión no serán muy beneficiosos para mi organismo. Pero con la dieta, con aquello que debemos comer y aquello que no, ocurre algo más grave. Pues según se nos explica en el libro de Levítico, la dieta es parte de la santidad. Veámoslo de este modo, en Vietnam acostumbran a beber “vino de perro”, beber esto aleja de YHWH. Es así de sencillo. La santidad implica un acercamiento a YHWH, la falta de santidad importa un alejamiento del Creador.
Parte de la santidad radica en comer lo que Él ha ordenado que comamos.
¿Tengo elementos en la Escritura para refrendar esto?
Pues sí, pongamos dos testigos, dos Escrituras obtenidas de distintas partes de la Biblia. Sí, he escrito Biblia, pues esta cuestión es tan controversial para el cristiano, que he optado por tomar un texto de la Toráh (el cual debería ser suficiente) y un texto del nuevo testamento.
Veamos en primer lugar a la Sagrada Toráh, en Levítico capítulo 11, desde el versículo 1 al 44 se da la descripción y algunos ejemplos de los animales que pueden comerse. ¿Y qué dice en los versículos siguientes?
45 al 47: “Porque yo soy YHWH, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Elohim: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.
Esta es la ley acerca de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se mueve en las aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra,
para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer.”
Me pregunto con sinceridad ¿qué duda puede quedar luego de leer el final del versículo 47? ¿Es que acaso se pueden tener los ojos tan cerrados para no leer la frase “…y los animales que no se pueden comer.”?
Ahora veamos un texto del Nuevo testamento, Hechos 10: 11 al 14
“…y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.
Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás.”
Por supuesto que siendo estos,  parte de los versículos menos entendidos en el cristianismo, luego le dedicaremos más atención. Pero ahora deseo centrarme en este punto: “… ninguna cosa…inmunda he comido jamás.”
Está claro que las indicaciones, instrucciones de YHWH con respecto a lo que debía servir de alimento habían sido observadas por Pedro.
Entonces ya hemos visto con dos textos distintos la indicación acerca de que parte de la santidad tiene que ver con el acto concreto de la alimentación.
A lo largo de los versículos indicados, Levítico 11: 1 al 44 se nos brindan dos cosas.
• En primer lugar una lista general dividida en 4 clasificaciones de animales, estas contienen detalles para que en cualquier parte del mundo una persona pueda identificar qué se puede comer y qué no.
• En segundo lugar ejemplos de animales comestibles y animales que no se deben comer.
Estos puntos nos determinan aquello que es kosher, o sea apto para comer. El conjunto de ellos nos dan el kashrut, lo cual compone la dieta de lo puro para ser comido.
¿Puede el hombre sobrevivir comiendo animales impuros, no determinados para ser comidos? Es claro que sí. De otro modo los bosquimanos del desierto del Kalahari o los esquimales, hace tiempo habrían dejado de existir.
La pregunta que corresponde es ¿es correcta a los ojos de la Instrucción de YHWH la dieta que esos pueblos llevan? No, la situación alimentaria que viven esos pueblos es producto del pecado reinante en el mundo.
Pero no es necesario alejarnos tanto de las latitudes americanas para observar las desviaciones en la dieta a observar. Permítaseme dar el ejemplo de las sociedades latinoamericanas.
Pocos pueblos en el mundo tienen una dieta más anti bíblica arraigada en las costumbres, como los pueblos latinoamericanos. Alguien podría objetarme que los países asiáticos tienen en sus dietas  muchos animales impuros como las serpientes.
Sí eso es así, pero sin embargo esos países encuentran arraigadas esas costumbres en antiguas tradiciones de sus pueblos. Paganas, idolátricas, inmundas, sí, pero propias.
En cambio en nuestros pueblos latinoamericanos lo que tenemos es un resabio de la cultura hispánica que nos dominó por varios siglos.
Ello por cuanto gran parte de la dieta alimentaria de los países de habla hispana se originó en tratar de demostrar a través de lo que se consumía que no se pertenecía al judaísmo.
Verán, el pueblo judío conviviente en España (y según tengo entendido en Portugal ocurrió algo similar) se diferenció de los cristianos en muchos aspectos, pero uno de los más notorios lo constituyó la observancia en cuanto a no comer alimentos prohibidos por la Toráh. Ejemplo de esto es que aun cuando los jamones españoles serranos tenían su fama de “manjares”, los judíos habitantes en España, se abstenían de comerlos. Aun cuando parezca sorprendente, uno de los elementos que tomaba la Inquisición española (que la memoria de sus miembros sea borrada del libro de la vida) para juzgar la pertenencia de la persona al pueblo judío, era si compraba cerdo o no en los puestos de venta, o si aceptaba comer cerdo o no en las posadas.
Por esto es que para demostrar su no pertenencia al pueblo judío, la dieta española se llenó de cuanta inmundicia prohibida por la Toráh pudo tener. Mal que les pese a algunos lectores de este escrito, el consumo del cerdo, se desarrolló producto de la necesidad de diferenciar a los nuevos conversos al catolicismo de aquellos que tenían años en la idolatría.
Hecha esta observación, histórica pero a la vez social, por cuanto nuestra querida América se encuentra terriblemente influenciada y condicionada por siglos de dominación ibérica, es preciso que veamos un punto central que ha sido tergiversado.
Nos agrada explicar estas cosas porque entendemos lo hermoso que debe ser para  los nuevos creyentes, quitar de sus ojos el velo de la confusión que los que tuercen las escrituras han colocado.
Vayamos a Marcos cap. 7 versículos 1 al 19. Pido al lector que los siga con su Biblia para no tener que transcribir todo el texto y economizar espacio.
Ante todo veamos una primera indicación que se nos da, versículo 1:
“Se juntaron a Yeshúa los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén;…”
Esta primera indicación es muy importante, por cuanto condiciona el contenido de lo que luego se expondrá. Pues la discusión doctrinaria que se presenta es con un grupo determinado de religiosos judíos, no con cualquier judío. Sino con la secta de los fariseos. Y por otros escritos sabemos que en aquellos tiempos, el grupo más cerrado de los fariseos pertenecía a la facción de Shammai.  O sea, no está discutiendo ni con esenios, ni con saduceos, ni con discípulos de algún otro rabino. Está debatiendo cuestiones de doctrina con fariseos.
Por ello para entender lo que se nos expondrá es obvio que debe ser conocida de antemano la doctrina de los fariseos. O sea qué decían, que escribían, que determinaban que debía hacerse, etc.
Si algún pastor o sacerdote pretende entender o explicar estas cuestiones sin conocer previamente lo que el fariseísmo decía (y dice actualmente por conducto del judaísmo rabínico) está siendo lo que en Argentina llamamos un “chanta”, un “mamón “ en Bolivia, un “brinca cuica” en Venezuela, en síntesis un mentiroso que erige sus pensamientos sin fundamentos.
Para no caer en eso, demos el fundamento.
El judaísmo fariseo se erigió sobre  un sinnúmero de leyes artificiales, creadas por los hombres, las cuales paulatinamente sustituyeron a la Toráh escrita.  Entre estas leyes artificiales se encuentra el llamado “lavamiento de manos”, en hebreo “al netilat  yadaym”. Este  es un rito que debe ser practicado por el judío rabínico en un montón de ocasiones a lo largo del día, fundamentalmente antes de tocar alimentos y cosas consagradas. Esta es una de las llamadas “tradiciones de los ancianos”. O sea parte de lo que por tradición era transmitido de rabino a rabino oralmente y se creía (y creen) fueron trasmitidas oralmente por Moisés primero a Josué y luego a los ancianos de la gran asamblea.
Esta tradición del lavamiento de manos es lo que vemos reflejada en los siguientes versículos  de Marcos, 7:3-4“Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.”
La pregunta que todo cristiano debería hacerse es:
¿Esa tradición está escrita en la Biblia?
Si se tomase el trabajo de consultar su Biblia él mismo se respondería que NO. Esa es una costumbre no bíblica. No hay ningún mandamiento que mande lavarse las manos antes de comer. Es parte de la halajá de los fariseos, su “ley” con minúscula.
¿Qué le recriminaban los fariseos a Yeshúa?
7: 5 “Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?…”
Dijeron acaso ¿Por qué tus discípulos no cumplen la Toráh? No, dijeron por qué los discípulos no seguían las leyes artificiales creadas por hombres que ellos sí seguían.
La respuesta de Yeshúa debiera ser suficiente para que cualquier miembro de una iglesia cualquiera pueda entender de qué se está hablando, 7: 6 al 8
“Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito:
Este pueblo de labios me honra,
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
Porque dejando el mandamiento de YHWH, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.”
La respuesta del Mesías es lo que vengo exponiendo en cada uno de estos puntos y no necesita de aclaración mía.
Ahora sí ingresa una pregunta que es necesario responder, atención:
¿Qué creían los fariseos que ocurría si la persona no realizaba el rito “netilat  yadaym?
Que sus manos quedaban impuras y como esas manos estaban impuras los alimentos que comían también quedaban impuros.
O sea, el israelita sabía que no debía comer cerdo. Entonces por ejemplo comía cordero. Pero el fariseo entendía que si antes de comer cordero no realizaba el rito explicado, el cordero que comía quedaba impuro.
Para que se entienda, no cabía ninguna duda de qué alimentos eran puros y cuáles no, pues ello estaba escrito con claridad en la Toráh. Pero además (y aquí está la añadidura, el agregado fariseo, el mandamiento de hombres) si no hacía el rito de lavamiento de manos, lo que comía se impurificaba.
Yeshúa qué respondió a estas objeciones, 7:14 al 16
“Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.
 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.”
A ninguno de los oyentes se le pudo ocurrir que Yeshúa  hacía un llamado a comer gatos, perros, camello, cerdo, morcilla, marisco o cuanta inmundicia se le ocurra a cualquiera. Porque haber dicho algo semejante hubiese implicado que Yeshúa estaba llamando a abandonar la Toráh y sabemos que no lo hizo así, pues en el falso juicio de la noche antes de la crucifixión a nadie se le ocurrió acusarlo de cambiar la dieta alimentaria prescripta en la Instrucción.
Veamos el siguiente pasaje, tan sencillo y a la vez tan confuso para aquellos que tienen un velo sobre sus ojos, 7: 17 al 19
“Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.
El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.”
Para finalizar y que se entienda de una vez por todas. Para nosotros el ratón no es un alimento. No tenemos ninguna duda de ellos. Los discípulos de Yeshúa no tenían dudas, los fariseos no tenían dudas, los esenios no tenían dudas, etc.
En cambio la cabra sí es un alimento.

Por lo cual cuando Marcos escribe “… haciendo limpios todos los alimentos…” ¿a qué se refería?

Parte 4 #

Quienes hayan participado de alguna iglesia mayoritaria habrán aprendido lo siguiente: que la salvación personal es el aspecto más importante de la vida espiritual de una persona. Y por supuesto que al igual que el resto de las cosas que se reciben en esas instituciones, no se cuestiona. Pero debemos hacernos la siguiente pregunta ¿Es eso así? ¿Realmente lo único importante es la salvación personal? ¿Termina allí toda la historia espiritual?

La porción de la Toráh que vemos esta semana nos muestra aspectos mucho más profundos de la vida del creyente.
Existirá quien preguntará ¿Pero cómo, acaso Yeshúa no murió para salvarnos, no se trata de eso como lo más importante? Puesto que la salvación requirió la muerte y resurrección del Hijo de YHWH, es evidente que debe ser el evento más importante en toda la historia de la Humanidad y su aceptación para la vida de cada uno es también el hito más importante en la vida de cualquiera.
Sí es así, pero el punto importante es que ahí no termina.
La Porción de esta semana nos traerá Luz sobre esto que estoy escribiendo.
Pero para ello debemos hacer unas primeras observaciones. Los eventos descriptos en el libro de Levítico que estamos leyendo acontecen un año después de la salida de Egipto. El Pueblo de Israel ha vivido importantes acontecimientos desde aquel año.
Han ocurrido las distintas plagas, las idas y venidas en la voluntad del faraón. Las distintas reuniones de Moisés y Aharón con el monarca, hasta llegar a la muerte de los primogénitos egipcios. Pero todo ello ha acontecido bajo la siguiente premisa dada por YHWH, Génesis 8:1
“…Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.”
Finalmente el Pueblo ha salido, ha sido perseguido por los egipcios que terminaron ahogados en el Mar de las Cañas. Han llegado a los pies del Horeb, han esperado a Moisés, han hecho el becerro de oro, por la intercesión del caudillo han tenido una nueva oportunidad y recibido nuevas tablas de la Ley. Se han estacionado al pie del Monte. Han recibido la comisión de fabricar el Tabernáculo, han preparado los utensilios, los bronces, las cosas de oro y plata, el arca, han preparado los animales, la leña. En fin todo lo que el Pueblo debía hacer.
Incluso Moisés ha preparado a Aharón y sus hijos, y se han santificado.
Todo, todo lo que debía hacerse. Pero… todavía no se ha cumplido “…Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.”
Después de un año aun el Pueblo no ha servido a YHWH.
El motivo fundamental por el cual el Pueblo salió de Egipto no era que se partiera el Mar de las Cañas (Mar Rojo), no era la muerte del faraón ahogado, no eran las manifestaciones espectaculares en el Monte Horeb.
El motivo fundamental por el cual el Pueblo fue sacado de Egipto no era su Salvación en forma exclusiva, sino que fuera salvado de la esclavitud egipcia para que sirviera al Elohim verdadero.
El proceso que vemos al final del libro de Éxodo y en el de Levítico es el de la instalación del servicio a YHWH. La vida normal que YHWH instrumentó para Israel en el desierto, lo cual sería modelo para la Tierra Prometida, es la del servicio cotidiano. Con sacrificios y obras de agradecimiento a la mañana, tarde y noche. Con trabajos para el Creador en todo momento. Limpiando, buscando leña, preparando levitas, manteniendo el fuego encendido. Todo ello con un aspecto físico, pero con un mayor y más importante trasfondo espiritual.
Por eso es tan importante lo que acontece en la porción de esta semana: el comienzo del servicio a YHWH en forma continua.
¿Se comprende ahora lo que hemos escrito al principio de esta reflexión?
Sabemos que a niveles personales todos debemos ser rescatados de Egipto, lo cual en parte constituye la Salvación prometida. Pero no somos rescatados porque sí, porque fuese ese el motivo único. Somos rescatados de nuestra vana manera de vivir  para poder servir a Aquel del cual estábamos alejados.
1ra de Pedro 1:18 “…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir…”
1ra de Tesalonicenses 1:9: “… como os convertisteis de los ídolos a YHWH, para servir al Elohim vivo y verdadero,…”

La porción de esta semana, Sheminí, nos recuerda que hemos sido liberados para a partir de nuestro reingreso en el Pacto servir a YHWH diariamente. Ya sea en nuestras labores hogareñas y familiares, ya sea en nuestros trabajos, en nuestros estudios, en nuestras relaciones humanas y sociales, en nuestro diario vivir. Por esto es que aprendemos Toráh, Instrucción, para vivir en todo momento conforme a su Voluntad.

Parte 5 #

En otras ocasiones se ha escrito acerca de los distintos niveles de interpretación que nos presentan las Escrituras. Hoy nos acercaremos a la cuestión con ciertos elementos que sorprenderán al lector.

En primer lugar queremos indicar un aspecto de la propia escritura pocas veces comentado. Nos referimos al dibujo mismo, a la grafía empleada el escribir. Pues las letras de cualquier idioma se realizan con un determinado dibujo que indica su forma o variación según se trata de cursiva o imprenta. O incluso se puede escribir acerca del cambio en el dibujo de las letras a lo largo del tiempo. En el idioma castellano por ejemplo empleamos letras que nos llegan desde la cultura romana, pero a su vez estos grafismos que empleamos y reconocemos como latinos se originan en los jeroglíficos egipcios. Si bien no estamos aquí para describir la historia del alfabeto es importante que tengamos en cuenta todo esto.
Un ejemplo de que no siempre es tomado en cuenta lo vemos cuando en libros, en el cine y hasta en enseñanzas en seminarios religiosos se habla del famoso “666” como número del anticristo. Y se escriben esos tres números seis pretendiendo encontrarlos en cuanta imagen se busque. Pero resulta que cuando el escritor del libro de Apocalipsis lo compuso, esos números aún no existían. ¿Cómo se preguntará alguien sorprendido? ¿Cómo no existían los números?
Es cierto, los números que actualmente la mayoría del mundo emplea, por ejemplo el 6, el 5, el 1, etcétera, cuando se escribió el Apocalipsis no existían. Esos números llamados indoarábigos fueron creados en la India, de allí pasaron a Europa. Asimismo hay que tomar en cuenta que en medio oriente recién fueron conocidos allá por el año 680. Unos 600 años después de haber sido escrito el libro de Apocalipsis. Muy difícil puede haber sido que el autor usara números que todavía no habían sido inventados.
Retomando la cuestión decíamos que el castellano toma sus letras del latín el cual luego de una gran evolución las había adquirido de los jeroglíficos egipcios. El cómo los alfabetos fueron evolucionando no es tema de esta reflexión, puede el lector ahondar en estas cuestiones por su cuenta. Lo que sí aclararemos es que a partir del jeroglífico egipcio se dan los primeros grafismos cananeos y a partir de ellos los primeros grafismos o letras fenicias. De esta fuente es que surgirán dos alfabetos que más nos importan: el arameo y el griego. Alguien preguntará ¿Y el alfabeto hebreo? Bien resulta que el hebreo es un alfabeto que surge a partir del arameo.
Hasta aquí todo es historia. ¿Cuál es la relevancia de estas cuestiones para la reflexión en curso? Que el alfabeto hebreo al igual que otros de origen cananeo tiene un origen gráfico donde las letras son representaciones de objetos o cosas. Por ejemplo la primera letra del alfabeto hebreo, la alef, tiene en su gráfica la representación de un “buey”.
(ver cuadro) He aquí por los grafismos del protohebreo.
Muy bien, todo lo que hasta ahora hemos escrito es una introducción que el creyente tiene que saber para poder entender el tema que vamos a tratar.
Hemos explicado en otras ocasiones que los llamados cinco libros de la Toráh son en realidad un solo libro, dividido en cinco para un mejor manejo y estudio. Pensando en esta división podemos analizar que tomando en cuenta en cuanta todos estos libros, el centro de la Toráh se encontraría en el libro de Levítico.
Génesis – Éxodo – Levítico – Números – Deuteronomio
El punto central de toda la Toráh  se encuentra en el siguiente versículo, 11:42
“Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación.”
Podemos ahondar mucho más la cuestión y escribir que el centro exacto de la Toráh está en una de las primeras palabras. Pero debemos traducir un poco mejor:
“Todo lo que anda sobre su vientre…”
Es esa la palabra central de toda la Toráh. Quizás pensaríamos que debiera ser una palabra “más espiritual”. Sin embargo veremos que si Toda la Toráh, se empiece por la primer palabra del Génesis o se siga el camino inverso desde la última palabra de Deuteronomio, apunta a una palabra central que es “vientre” debe ser por algo importante.
Está claro que tanto el versículo 41 como el 42 nos hacen referencia a reptiles, o sea serpientes. Corresponde ahora que recordemos los siguientes versículos:
Génesis 3:14 “Y YHWH dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.”
Apocalipsis 20:2 “Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás…”
Veremos ahora como todo se relacionará. Observemos la palabra vientre en su escritura hebrea:
גָּחוֹן  la palabra es “gajón” (Strongs 1512 vientre). O sea toda la Toráh tiene como punto central la palabra vientre del reptil, de la serpiente que sabemos que es una representación de satanás. Si nos quedáramos aquí el mensaje sería por lo menos oscuro y horrible. Sin embargo aquí es donde entra en juego el protohebreo, los símbolos que representan las letras hebreas en su dibujo. Pues
 vemos que el vientre tiene una letra importantísima en su
interior que es la letra vav: y ya habíamos analizado qué significado tiene: Clavo. (ver imagen)
Esto no es algo menor. Si bien el tenor de los comentarios que compartimos nunca es el de rebuscar mensajes ocultos en las Escrituras (aunque los hay), sino en el desarrollo en santidad del creyente, es importante que tomemos en cuenta este mensaje oculto anteriormente y ahora revelado.
Y es importante porque en estos tiempos han aparecido en el mundo mesiánico, falsos maestros, o improvisados locutores de internet, dando enseñanzas donde niegan la existencia del diablo. Para esas sandeces se apoyan en cuanto escrito rabínico pueden encontrar, Y creen que les están dando la gran revelación a sus discípulos. Pero en realidad los están conduciendo hacia el abismo. Estimado lector si usted se ha acercado a un grupo, sea físico o de internet, donde le están diciendo que el diablo no existe, sino que sólo existe el yetzer hará (el instinto del mal en el hombre), sepa que lo que están haciendo es esconder la existencia del maligno enemigo del Hijo de YHWH.
El mensaje contenido en nuestra preciosa Toráh es muy claro. Toda ella apunta (se empiece por donde se empiece) a la destrucción de las obras de la serpiente, a la elevación del ser humano de su condición de pecado a las alturas del ser espiritual deseado por el Creador. Toda la Instrucción, se comience por Génesis o se comience por Deuteronomio y se la lea hacia atrás, tiene como punto central destruir las obras del enemigo. Toda la santidad enseñada tiene por miras destruir las obras del diablo, ese es el punto central. Pero no a través de su fuerza, sino de la redención que trae al mundo Aquel cuya mano recibió el Clavo. Mirarán al que traspasaron, Yeshúa quién trae la Redención a sus hijos.
Ricardo.

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