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Ajarei Mot Kedoshim

Table of Contents

parte 1 #

En la porción ajarei mot tenemos lo que consideramos uno de los capítulos más importantes, el 16. Pues en él se encuentra contenida la Gran santa Convocación de YHWH llamada Yom Kippur, lo cual se traduce en nuestra lengua como Día del Perdón.

Podríamos preguntarnos por qué consideramos que esto es tan importante y no en cambio Pesaj o Pascua en castellano.
Lo consideramos así por lo siguiente. Los eventos que vivió el Pueblo de Israel en Egipto y su salida, con la muerte de los primogénitos por ejemplo, han tenido su cierre, su broche de oro, con el sacrificio del Mesías en la cruz. Por lo cual la santa Convocación conocida como Pesaj ya ha tenido su cumplimiento mesiánico profético. O sea es un moed que el Mesías ya cumplió. Por ello es equivocada la celebración que se realiza en el catolicismo romano con su vigilia pascual esperando en el amanecer la llegada del Mesías. Donde incluso cantan el Exultet como hemos analizado en alguna publicación. Yeshúa ya cumplió Pascua. Ya está, se terminó el aspecto profético de esa Convocación.
Asimismo el Espíritu Santo ya visitó a nuestros hermanos en Shavuot (Pentecostés), con lo cual las llamadas Fiestas de la Primavera en Israel se han cumplido. Ahora es necesario de acuerdo al calendario profético, que se cumplan las Fiestas del Otoño, Yom Teruáh (Día de las Trompetas), Yom Kippur (Día del Perdón) y por supuesto Sukkot (Tabernáculos).
Aquí observaremos algo extraordinario y es que cuando comprendamos el contenido profético del capítulo 16 de Levítico veremos cómo ya, hace unos 2000 años comenzó el cumplimiento de un aspecto de la Convocación de Yom Kippur, pero por ahora no nos adelantaremos.
Aclarado este punto pedimos como siempre al lector que tenga la amabilidad de leer la porción referida, teniendo fresco en su mente el contenido del capítulo 16.
 Levítico 16:1 “Habló YHWH a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de YHWH, y murieron.”
Transliterando  en hebreo sólo las primeras palabras se leería así: Vayddaber YHWH  al –Moshé ajarei mot…”
Hemos aprendido hace mucho tiempo que en la Instrucción todas las palabras tienen un sentido y así como a veces se dice en el cristianismo que Toda la Biblia habla de Jesús, diremos que es cierto, toda ella habla de Yeshúa. Por lo cual debemos entender que detrás de las palabras “ajarei mot”, después de la muerte, dan a entender que proféticamente son estos eventos que ocurrieron (Nuevamente lo repetimos: en un sentido profético) luego de la muerte y resurrección de Yeshúa. O sea para que se entienda, lo que ocurre con el Sumo Sacerdote representado en Aharón en Levítico 16, será lo que luego ocurriría proféticamente con el Mesías luego de ascender a los cielos.
Analizando los versículos de la Toráh podemos ver en primer lugar que se nos sitúa en el tiempo en el cual este transcurre. Pues nos dice “después de la muerte de los hijos de Aharón…”, por el contexto del capítulo es fácil entender que todos estos eventos ocurrieron el mismo día. Entiéndase, cuando leímos la porción Shminí (Octavo) donde se establecía la consagración de Aharón y su hijos, luego vimos la muerte de sus dos hijos Nadav y Aviú y las palabras de Moisés y ahora este relato; todo ello transcurre el mismo día.
Por esto es que Levítico 16:2 nos da más conocimiento acerca del porqué de la muerte de Nadav y Aviú. Ya sabíamos por la indicación de no beber alcohol cuando se va a celebrar el servicio que es muy probable que ellos hubiesen estados borrachos o por lo menos con sus facultades disminuidas por efectos del alcohol. También sabemos que ofrecieron un incienso que no les fue mandado que ofrecieran mediante un fuego extraño. Ahora por el versículo que transcribiremos sabemos que es muy probable que hayan pretendido ingresar en el lugar Santísimo.
Levítico 16:2 “Y YHWH dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.”
También este versículo nos está dando otra información muy interesante y valiosa. La indicación es para Aharón y sus hijos y consecuentemente los sacerdotes. Pero esta indicación no es para Moisés, quien evidentemente podía ingresar cuando quisiera en el Lugar Santísimo.
Este tiempo en el cual se produce la comunicación dada a Moisés es muy importante. Pues ya que hemos visto que todo ocurre el mismo día, es importante recordar qué día fue este: el 1 de aviv. Y esto es importante porque el día 14 de aviv se celebraría Pesaj, con lo cual Yom Kippur fue anunciado antes de celebrar Pesaj. Ello establece una conexión entre ambas convocaciones. ¿Hemos visto esta conexión en alguna otra parte de las Escrituras? Si, seguramente, pero no sabíamos que ahí estaba.
Veamos el siguiente versículo de Juan 1:29
“El siguiente día vio Juan a Yeshúa que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de YHWH, que quita el pecado del mundo.”
O sea aquel que es Voz que clama en el desierto nos dice que Yeshúa es:
• Cordero de YHWH
• Quita el pecado del mundo
En la primer parte de la sentencia de Juan se encuentra proféticamente la Santa Convocación de Pesaj, unida a ella por el nexo “que”, se encuentra proféticamente la Santa Convocación de Yom Kippur.
Ahora bien es necesario avanzar en una cuestión muy importante. Hagámonos la siguiente pregunta ¿Por qué Yeshúa murió en Pesaj y no en Yom Kippur?
Porque nuestro Elohim respeta el orden para las cosas que Él mismo estableció. Si analizamos la secuencia de eventos que ocurren desde la visita inicial de Moisés al Faraón hasta este momento que tenemos en Levítico 16 donde es anunciado Yom Kippur, veremos lo siguiente. Antes de que fuese inaugurado el Tabernáculo, antes de que los sacerdotes fuesen instituidos, antes de que el Pueblo recibiese la Toráh, antes de que se partiera el Mar de las Cañas, antes de todo fue necesario qué… que el Pueblo de Israel fuese liberado de la Esclavitud lo cual se concreta luego del sacrificio de Pesaj y la ruptura de la atadura del faraón.
De igual modo, antes de que recibiésemos la Toráh, antes de que caminemos en este mover, antes de todo fue necesario qué… aceptar en nuestras vidas el sacrificio del Cordero Pascual. O sea que se cumpliese proféticamente en nuestras vidas el sacrificio del Mesías de Israel inmolado en Pesaj.
Pero entones qué podría preguntar alguien ¿Es necesario que nuevamente muera para cumplir Yom Kippur, el Día del Perdón? No, pues según se nos enseña en la llamada Carta a los Hebreos 9:27-28
“Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
así también Yeshúa fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos…”
Con su sacrificio Nuestro Mesías y Maestro cumplió un aspecto de Yom Kippur. Una primera parte digamos. Pero ¿Cómo es esto preguntará alguien?
Pues bien, hemos escrito hasta el cansancio que para poder entender el llamado nuevo testamento es imprescindible el conocimiento de lo que la Toráh y los Profetas dicen. Para entender la obra de Yeshúa como Sumo Sacerdote es necesario que conozcamos lo que es ordenado en Levítico 16 para el Sumo Sacerdote.
Si prestamos atención al versículo de Levítico 16: 14 veremos que el Sumo Sacerdote ingresa al Tabernáculo con la sangre del becerro y rocía siete veces, hace expiación por el Lugar santísimo y por el Lugar Santo purificando ambos. Y luego sale para completar el rito según vemos en Levítico 16: 21-22
“y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada…”
¿Por qué escribimos más arriba que Yeshúa cumplió una parte de Yom Kippur?
Porque el Sumo Sacerdote ingresaba en el Lugar Santísimo, rociaba la sangre, salía al Lugar Santo, rociaba la sangre y luego salía a la expiación final. Pero Yeshúa hace dos mil años ha ingresado al Lugar Santísimo con su sangre expiatoria pero aún no ha salido del Tabernáculo Celestial. Nos encontramos proféticamente en ese momento en el cual el Pueblo de Israel esperaba que el Sumo Sacerdote saliese para cumplir con la expiación para todo el Pueblo. ¿Y cuándo ocurrirá ello?
Pues está claro que Él volverá cuando se produzca el Día del Toque de Trompetas, a la trompeta final todo ojo lo verá pero aún no descenderá a la Tierra, sino que allí se encontrará con sus escogidos:
1ra de Tesalonicenses 4:17 “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”
Aquí no dice que nos iremos a vivir al cielo, lo que dice es que estaremos siempre con Él. Pero Él debe cumplir la segunda parte de Yom Kippur, por lo cual desciende a la Tierra para la expiación. De igual forma que el Sumo Sacerdote lo hacía.
Por ello es que el texto de Isaías 53 está conectado a estos eventos:
Levítico 16:22 “Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto.”
Isaías 53:4 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de YHWH y abatido.”
Isaías 53: 11-12 “Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.”
Ahora bien, avanzando en la cuestión podríamos preguntarnos ¿Es que acaso el sacrificio de Yeshúa sólo será útil para nosotros recién en el Yom Kippur que acontecerá cuando regrese?
Pues no, como escribimos todo el capítulo de Levítico nos enseña cuestiones proféticas.
Pues el Sumo Sacerdote con la sangre al purificar por el rociamiento trazaba un camino, para entenderlo debemos imaginar la escena de este arrojando las gotas con su dedo. Es por ello que en la Carta a los Hebreos se nos escribe lo siguiente, 10: 19-20
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Yeshúa,  por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de YHWH, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
Ahora ese camino hasta la presencia misma de YHWH está pavimentado por la sangre de Nuestro Señor. Aceptando a Yeshúa como Nuestro Señor y Salvador, bautizándonos en su Nombre, arrepintiéndonos de obras muertas, caminando el camino de Toráh que se nos brinda, en síntesis apropiándonos del sacrificio hecho por nosotros a través de su Sangre, podemos recibir limpieza de corazón, el perdón de las transgresiones.

En la siguiente reflexión continuaremos profundizando en lo que el glorioso capítulo 16 de Levítico nos enseña.

parte 2 #

Continuando con la exposición de la porción de esta semana quiero hacer observaciones a algunas cuestiones que aparecen muchas veces tergiversadas. Ciertos pasajes que consideramos se han malentendido a lo largo de mucho tiempo. Aunque en ocasiones en realidad su errónea interpretación tiene como trasfondo intenciones religiosas.

El siguiente versículo es la base para las observaciones que haremos, Hebreos 9: 22
“Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.”
Debemos marcar el territorio en el cual nos vamos a mover. En primer lugar creemos con firmeza y convicción lo que ese versículo dice. Quien no lo crea no está con nosotros.
Sabemos que los grupos cristianos en general están de acuerdo con el contenido del versículo. Entonces ¿Quiénes no están de acuerdo? En principio nuestros detractores, aquellos que se oponen a la obra expiatoria de Yeshúa en la cruz, aquellos que no creen en la facultad de su sangre para limpiarnos de todo pecado. Y ¿Quiénes son ellos? Por supuesto que en primer lugar nuestros paisanos de la Casa del Sur, nuestros hermanos de sangre de la Casa de Judá, quienes en su mayoría siguen los dictados del judaísmo rabínico. Por supuesto que la Casa de Judá tiene miles de creyentes en Yeshúa, pero sabemos bien que aún no ha sido descorrido el velo sobre la casa de Judá para que todos crean en Yeshúa como el Mesías prometido.
Pues bien expongamos entonces los argumentos de aquellos que teniendo la Toráh no creen en Yeshúa.
Nosotros decimos que es la sangre de Yeshúa la cual hace remisión de nuestros pecados. Si acaso alguien tiene dudas con respecto a la palabra remisión empleada en castellano le podemos decir que la palabra griega original en el texto es ἄφεσις (Strong 859 áfesis lo cual significa liberación, perdón completo).
Bien veamos ahora textos empleados por judíos rabínicos buscando invalidar esto.
Proverbios 10:2 “Los tesoros de maldad no serán de provecho; Mas la justicia libra de muerte.”
En una primera aproximación en castellano veríamos que a partir del proverbio citado la Justicia actuada por la persona sería un canal adecuado para verse librado de la muerte. Sabemos muy bien que el pecado tiene como consecuencia la muerte de la persona, espiritual y por supuesto con consecuencias en lo físico.
Siguiendo estos razonamientos la persona que obra actos de justicia vería de esa forma su ser espiritual librado de las consecuencias de los pecados que ha cometido y de esa forma la justicia actuaría perdonando sus pecados.
¿Verdad que el razonamiento parece correcto?
Pero sólo es una apariencia. En primer lugar debemos observar que el ser humano está compuesto por cuerpo, alma y espíritu. Y es de la interacción de ellos se produce ese milagro que llamamos vida. Sabemos que el espíritu es esa parte que regresa al Creador cuando la vida concluye. Sabemos que el cuerpo vuelve a la tierra de dónde ha salido. Y sabemos también que el alma duerme hasta la resurrección con Yeshúa en algunos casos y hasta el juicio en otros. Sabemos asimismo que el alma también puede morir. ¿Y cuando ocurre la muerte del alma?
Ezequiel 18:4 “… el alma que pecare, esa morirá…”
O sea que el alma del pecador tiene su fin. ¿Contradice acaso YHWH su Palabra? Por supuesto que no, pues el versículo de Proverbios no dice que el alma del pecador se verá librada a partir de obras de justicia que hiciere. Sino que el versículo se refiere a que la vida se ve prolongada a partir de obras de justicia llevadas adelante por la persona, similares a las llamadas obras de caridad. Pensemos por un instante en el mandamiento de Éxodo 20:12 el cual contiene una promesa a partir de su cumplimiento:
“Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra…”
El pasaje transcripto de Proverbios no se refiere a invalidar la obra expiatoria de la sangre de Yeshúa sino a que una persona que ejecuta obras de justicia verá sus días sobre la tierra prolongados. ¿Y cómo podría ser de otra forma, pensando que YHWH quiere el bienestar de todos y que se haga justicia? ¿Qué mejor que la vida de esta persona se extienda?
Veamos Proverbios 16:6
“Con misericordia y verdad se repara el pecado…”
Hemos empleado para esta traducción la versión Nácar-Colunga de la Biblia por considerarla la más acertada en cuanto a las expresiones en castellano. Pero luego la ajustaremos a una versión más literal en cuanto al hebreo. De la simple lectura podríamos entender que a partir de tener una actitud de vida misericordiosa y encaminada a la verdad podríamos superar los pecados cometidos, con lo cual pensaríamos que una persona que siempre y cuando se encamine así no necesitaría de la sangre de Yeshúa. ¿Pero es eso verdaderamente lo que la Escritura debe transmitir?
Las expresiones del versículo en hebreo literalmente dicen:
“BeJesed veEmet yaKappar Avon…”
En חָ֫סֶד   (jesed Strong 2617 misericordia) y אֱמֶת (emet Strong 571 verdad) es expiado el pecado.
Pero pensemos por un instante en las palabras transmitidas y hagámonos la siguiente pregunta ¿En la misericordia de quién y en la verdad de quién es expiado el pecado?
Cuando lo pensamos de esta forma surge de inmediato que es debido a la misericordia y bondad de Aquel, que dijo de sí mismo “soy la Verdad”, que es expiado el pecado. No de la misericordia de cualquiera ni de la bondad del propio pecador.
Veamos Proverbios 15:8
“El sacrificio de los impíos es abominación a YHWH; Mas la oración de los rectos es su gozo.”
Este versículo resulta muy interesante pues representa el típico argumento usado como excusa. Si bien estamos acostumbrados a que desde el cristianismo sean empleados versículos como excusa para justificar cualquier cosa es importante ver que el judaísmo rabínico también adolece de ello.
Partamos de una base, tenemos allí dos oraciones coordinadas. Dos sentencias que podrían estar separadas pero que han sido unidas porque se está hablando de un mismo tema. Preguntémonos entonces ¿Cuál es el tema que las une?
¿El tema de unión es acaso indicar que no es necesario el sacrificio de la sangre expiatoria y que este puede ser reemplazado por las oraciones?
Esa es la respuesta del judaísmo rabínico. ¿Y por qué dicen esto? Porque el año 70 EC el Templo de Jerusalén donde era realizado el sacrificio del Día del Perdón, el Yom Kippur, fue destruido por las hordas romanas. Y los rabinos judíos dicen que los sacrificios han sido reemplazados eficazmente por distintos tipos de oraciones. Nosotros en cambio seguimos sosteniendo el contenido de la carta a los Hebreos ya citada:
“…sin derramamiento de sangre no se hace remisión.”
Y el derramamiento de sangre de corderos inocentes ha sido reemplazado eficazmente por la sangre de Yeshúa derramada en la cruz.
¿Entonces cuál es la respuesta al texto de Proverbios 15:8?
Volvamos a peguntarnos ¿Cuál es el tema que une ambas sentencias?
La Teshuvá. La correcta actitud de arrepentimiento que comienza con el corazón contrito por el pecado y que luego se traduce en un cambio de vida.
Fíjense que la sentencia dice: el sacrificio de los impíos. No dice: “el sacrifico de los que eran impíos”. Lo que la sentencia está diciendo es que esas personas siguen siendo pecadoras, siguen en su impiedad, no han cambiado de actitud frente a la vida. Sus sacrifico no tiene validez, son nada, simples actos mecánicos que se presentan como en un teatro.
Por otro lado aquellos que mantienen una actitud alejada del pecado elevan oraciones que llenan de gozo a su creador.
Muy bien hemos visto numerosos ejemplos que aislados de su correcta interpretación pueden ser usados como herramientas del mal. Y escribimos esto por cuanto todo aquello que nos aleje de apropiarnos del sacrificio hecho por Nuestro Señor Yeshúa, sólo puede tener olor a azufre.

En la próxima reflexión continuaremos con estos temas profundizando en lo que en relación a los evangelios el capítulo 16 de Levítico nos enseña.

parte 3 #

En la reflexión anterior hemos visto cómo se tergiversan pasajes de las Escrituras confundiendo al lector buscando  de esa forma torcer sus ideas centrales. Pero como escribimos antes declaramos coincidir plenamente con el siguiente pasaje, Hebreos 9:22

“…sin derramamiento de sangre no se hace expiación.”
Ahora bien en la misma carta a los Hebreos encontramos el siguiente pasaje, Hebreos 10:5
“Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste;
Mas me preparaste cuerpo.”
El versículo que la carta está citando hace referencia a algún pasaje de las escrituras. Pues bien ¿A qué pasaje hace referencia?
Si una persona sigue la referencia que dan las Biblias encontrará que el pasaje refiere a los Salmos, específicamente al número 40 versículo 6, pero apenas se lo lee se notará una diferencia:
“Sacrificio y ofrenda no te agrada;
Has abierto mis oídos;…”
Aquellos que rechazan a Yeshúa como el Mesías de Israel utilizan este pasaje para demostrar la supuesta inconsistencia del nuevo testamento. ¿Es esto así?
Por supuesto que no, lo único que los rabinos demuestran con esto es la inconsistencia de su pensamiento y el hecho de que no tienen empacho en mentir en forma descarada a quienes no están preparados para debatir con ellos. Y escribimos con esta dureza porque sabemos que siempre existirán hermanos que, confundiendo el consejo de los apóstoles de escuchar a los rabinos cuando se sientan en la cátedra de Moisés; aceptan cualquier estupidez salida de la boca de una persona con barba y talit.
Son muy ciertas las palabras de Jeremías cuando proféticamente les dijo, 8:8
“¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de YHWH está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas.”
¿Y qué es lo que han cambiado en este caso? El texto en base al cual los editores de las biblias cristianas han efectuado sus traducciones.
Ya hemos explicado en otras ocasiones que el judaísmo rabínico, frente al incremento del mundo cristiano y al hecho de que era el griego la lengua común en el imperio romano, optó por cambiar parte del texto de las Escrituras en la llamaba versión masorética. La cual cambia o reemplaza parte de las escrituras que sí permanecen en su forma original en la versión griega llamada Septuaginta.
El problema está en que los editores cristianos para muchas partes de la Biblia han empleado la versión masoreta en lugar de la Septuaginta y es así que se dan estas discordancias.
El autor de la carta a los Hebreos está citando la Septuaginta, los salmos en las versiones cristianas por lo general siguen la versión masoreta.
Veamos entonces ahora qué dice la Septuaginta:
“Sacrificio y ofrenda no quisiste; sino un cuerpo me has preparado…”
Muy sencillo, encontramos ahora el texto original de la versión de los 72 sabios judíos, el cual por supuesto es el que citó el autor de la carta a los hebreos.
¿Y cuál es el porqué de este cambio?
Evidentemente que los sacrificios  expiatorios que hacía el Pueblo de Israel, primero en el Tabernáculo y luego en el Templo, conforme al sacerdocio levítico, han sido reemplazados por el único sacrificio de Yeshúa, en su cuerpo el cual fue preparado para ello, conforme al nuevo sacerdocio según el Orden de Melquisedec.

Creo que no es necesario agregar más a lo expuesto.

parte 4 #

Que las Escrituras sagradas nunca dejan de sorprendernos es una verdad que aprendemos desde que leemos por primera vez una Biblia. Pero que asimismo, aun en pasajes leídos muchas veces se pueden encontrar con frescura nuevas verdades es algo que jamás dejará de renovar nuestro apego y amor por lo inspirado por Ruaj HaKodesh.

Un texto que hoy deseo traer a colación es un pasaje muy sencillo que reconocemos de la porción correspondiente a esta semana. Veamos Levítico 20:23
“Y no andéis en las prácticas de las naciones que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación.”
La indicación, el mandamiento es muy claro y sencillo. Pero aun cuando lo comprendamos en su faz más simple, en su aspecto literal. No obstante en ese mismo sentido literal, cuando le damos un mayor entendimiento a las palabras, algo más se nos revela.
Una parte muy importante de nuestro método de interpretación bíblica consiste en buscar las palabras exactas del autor y su traducción dentro del contexto adecuado. Aquí si bien la exposición de los editores en castellano es buena para el sentido inicial que nos da la Escritura, bien podríamos adquirir mayores conocimientos con tan solo ver las palabras hebreas y griegas originales.
Está claro inicialmente que la orden es de no asimilar las prácticas y costumbres de los pueblos que iban a ser desterrados de la Tierra Santa. Pero hay algo más que conecta esta porción con el capítulo 7 de la carta conocida como Romanos. Veamos estos versículos:
22 “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de YHWH; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a YHWH, por Yeshúa Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de YHWH, mas con la carne a la ley del pecado.”
Si bien toda la carta es un cúmulo de doctrina, estos pasajes encarnan a la vez que la pasión por seguir la voluntad de YHWH, todo el peso interior de un gran siervo de YHWH que vivía las mismas luchas que tiene quien lee estas líneas o quien las escribe.
En los pasajes citados la referencia clara es a la  ley del pecado que habita en el cuerpo de todo mortal. Lo que en alguna medida la cultura tradicional ha llamado el iétzer hará, el instinto del mal. Esa fuerza propia de la carne caída en pecado y que se transmite de ser a ser por la propia condición de nacer humanos. Lo que ha sido confundido por el cristianismo como la transmisión del pecado original.
Pero ¿por qué esto está relacionado con el versículo que analizamos de Levítico?
Veamos en profundidad las palabras originales. Haciendo la salvedad de que cuando hablamos de originales no nos referimos tan solo al idioma hebreo sino también al griego. Cuya traducción en la Septuaginta la consideramos tan válida como el mismo texto hebreo.
En lo que deseamos establecer hincapié es en “las prácticas de las naciones”.
Es interesante observar que en la primera traducción a nuestro idioma, la versión en castellano de Casiodoro de Reina de 1569, el mismo pasaje se leería así:
“y no andéis en los estatutos de la Gente”
Es en la versión llamada “La Biblia del Cántaro” de Cipriano de Valera de 1602 cuando se cambia la palabra “estatutos” por “prácticas”.
Si lo pensamos un poco está claro que el contenido de la palabra estatutos y la palabra prácticas es diferente. Gracias a YHWH tenemos los originales para acercarnos más a la palabra traducida por el gran Casiodoro de Reina.
¿Cuál es la palabra que ha sido traducida como “práctica”?
Veamos el texto en hebreo transliterado y luego en griego también transliterado.
“Velo telaku vejukot”
Por supuesto que esto no es hebreo ni castellano, es una simple transliteración donde trato de exponer cómo sonaría a un oído de habla castellana el versículo en hebreo.
Y en griego se escucharía más o menos de esta forma:
Kai ují poreúesze en tois nomímois
Esta vez no he colocado las letras originales ni hebreas ni griegas para poder hacer hincapié en el sonido de las palabras y que el creyente pueda ver estas cosas (difíciles por cierto) con alguna sencillez.
Lo primero en hebreo se escucharía así:
ve-lo: lo cual significa “y no”
telaku: lo cual significa “caminarán” (en nuestra traducción)
vejukot: “en sus estatutos”, “ordenanzas”
Ahora veamos en griego:
Kai ují poreúesze: “y no andarán”
en tois nomímois: “en sus estatutos”, “en sus leyes”.
Bien, ahora que tenemos un panorama de las lenguas originales quisiera que recordemos algunas cosas que nos ayudarán a entender.
En primer lugar quiero que recuerden el mandamiento de la Vaca Roja. Es algo que ya lo hemos visto con anterioridad. Esto aparece en Números 19:2. El versículo al que hago referencia dice:
“Esta es la ordenanza de la ley que YHWH ha prescrito,…”
En hebreo transliterado sería algo así:
Zot jukat hatorah asher…
Observe por favor lo que antes transliteramos en hebreo y esto que transliteramos ahora:
Ve-lo telaku veJukot
Zot Jukat hatoráh asher
Puede observar con facilidad que en ambos está la palabra juka. Esta es la palabra que lleva el número 2708 en el Diccionario Strong (חֻקָּה) y significa estatuto.  Ya hemos explicado en otras ocasiones que existen distintas disposiciones, distintas clases de mandamientos. De los cuales están los jukim, siendo un ejemplo no mezclar lana y lino, o lo visto sobre la vaca alazana o roja. Para no complicarlo demasiado y puesto que lo he explicado en otras ocasiones, sólo recordaré que los jukim son mandamientos que no tienen explicación y que se siguen por obediencia plena.
En cuanto a la transliteración griega sólo me resta agregar que la palabra nomímois es una derivación de la palabra nomos lo cual significa ley o estatuto.
Entonces queda claro que la escritura original de Levítico apuntaba más a hablar de ciertos estatutos o leyes que seguían las naciones y que no debían ser copiados por la Congregación de Israel. Y asimismo estos estatutos que ellos seguían no tenían necesariamente una explicación o un fundamento, sino que los seguían como leyes naturales.
Pero ahora debería surgir necesariamente la pregunta ¿por qué relaciono esto con el capítulo 7 de la carta a los Romanos?
Porque todo el capítulo nos habla de una Ley:
7:23 “…pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.”
Blépo de éteron nomon en tois mélesi mú: veo otra ley en mis miembros
Ahora sí tenemos todos los elementos para poder explicar fehacientemente el contenido tanto de Levítico 20:23 como del capítulo 7 de Romanos.
En Levítico YHWH mismo nos está diciendo que no sigamos los estatutos de las naciones que va a expulsar delante de Israel. ¿Qué estatutos? Los que desde dentro mismo, desde el corazón entregado al pecado de estas gentes, los guían como lo hace una ley que no pueden evitar caminar hacia el pecado. Hacia la inclinación a cometer las abominaciones prescriptas a lo largo del capítulo 20.
Y esta misma ley, la que opera por el iétzer hará, la inclinación al mal del propio cuerpo carnal, es lo que el Apóstol Pablo nos indica que rechacemos, que no sigamos.
A lo largo del capítulo 7 de Romanos, Pablo nos exhorta transmitiéndonos su misma lucha, a seguir la Ley de YHWH impresa en nuestra conciencia.
7:25 “Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de YHWH, mas con la carne a la ley del pecado.8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Yeshúa, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Yeshúa me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.”
Por desgracia editores se han encargado de dividir la carta en dos capítulos que hacen perder el hilo de la idea expresada por Pablo. Y es así que algunos llegan a interpretar que la ley que conduce al pecado sería la Toráh, la Instrucción de YHWH expresada en mandamientos, estatutos y disposiciones. Lo cual es por demás incorrecto, ya que alcanza con leer estos versículos a la luz de lo expresado en Levítico 20 para entender que se trata de la ley del pecado presente en todo cuerpo mortal.
Que YHWH nos guía al conocimiento de toda verdad y nos lleve a elegir el buen camino.
Tengan Paz.

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