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Porción Pinjás

    Números 25:10 al 30:1  
Números 25:13 “…y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Elohim e hizo expiación por los hijos de Israel.”
El perdón de pecados y la Salvación por gracia se obtienen. ¿Pero significa ello que luego no haya esfuerzo, dedicación o entrega completa?
La porción de las Escrituras de esta semana nos enseña que no es del todo así.
El personaje principal sabemos que es Finees o Pinjas. Como el lector puede leer por su cuenta el texto sagrado, no haré un relato de lo que este Hombre de YHWH hizo. Pero sí resaltaré el motor interior que lo impulsó a llevar adelante su acción: el celo.
En la sociedad occidental la palabra celo tiene connotaciones a veces negativas, pues se lo interpreta como un enfermizo apego de una persona a otra. Sin embargo la palabra en su origen es más profunda que eso.
Como el idioma griego se usó para transmitir los conocimientos de la Instrucción al Pueblo de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Veamos qué contenido tiene en esta lengua.
La palabra original griega que usaron los sabios de la Septuaginta es  ζηλόω  (Strong 2206). Siempre busco transliterar la palabra al castellano para que se pueda dar una lectura aproximada. Pero aquí la primera letra llamada en griego dseta no tiene una buena equivalencia en su sonido a ninguna letra castellana. O sea no puedo escribir una forma en castellano que reproduzca con exactitud el sonido. ¿Y saben por qué? Porque la letra griega ζ dseta suena algo así como el zumbido de una abeja, eso que se hace poniendo en punta la lengua contra los dientes. La palabra dselón (celo) busca imitar el sonido del agua cuando está hirviendo. Imagínese hacer el zumbido de la abeja y continuar diciendo elon.  ¿Y por qué la palabra dselón quiere imitar al agua hirviendo? Porque eso busca representar, al interior de la persona hirviendo por algún motivo.
¿Entendemos entonces la profundidad de la palabra griega usada por los sabios que tradujeron la Septuaginta? Con el propio sonido de la palabra buscaron que el lector entendiese el interior hirviendo de Finees (Pinjas) frente al pecado. Y lo más importante es que no estuvo solo en ese ardor interior, pues YHWH mismo nos dice en el versículo 25:11
“…por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.”
El sentimiento burbujeante era mutuo, el mismo en el Creador que el mismo en su siervo. Este es el entendimiento del pasaje. Pero ¿Cómo se relaciona esto con nuestras vidas?
El apóstol Pablo conocedor de la Toráh como el mejor discípulo de Gamaliel, sabía el hebreo, el griego, además de otras lenguas. Y sabiendo que los que venían del mundo gentil conocerían el texto de la Instrucción, empleó con asiduidad la palabra celo. Una de sus cartas donde empleó esta palabra es la carta a los hermanos en Galacia. Si bien es una carta que en su profundidad es muy difícil de entender para el nuevo creyente, posee sentencias prácticas de vida colocadas para nuestra edificación. Veamos este sencillo pasaje, Gálatas 4:18
“Correcto es mostrar celo en lo bueno en todo momento,…”
Pensemos por un instante en el tiempo en que hemos conocido al Señor. Una profunda alegría y temor de YHWH nos invade y procuramos aprender con devoción todo aquello que nos conduzca a agradarle. Una de las primeras actitudes del nuevo creyente es pedir una lista de los mandamientos para tener así una agenda de lo que debe hacerse y lo que no. Por supuesto que no es el método que empleamos para enseñar. Pues la Instrucción se va viviendo y aprendiendo y no consiste solamente en un listado de tareas. Pero la actitud del nuevo creyente no deja de ser plenamente satisfactoria, por cuanto está preñada de… sí precisamente celo por agradar al Señor.
El apóstol Pablo nos da una premisa, la cual dice que en todo momento, no sólo cuando él estaba presente u otro líder estaba cerca, debía tenerse ese celo por hacer lo bueno, lo correcto conforme a la Escritura.
A veces las propias circunstancias de la vida parecen apagar ese fuego que hace burbujear nuestro interior. Como si los avatares cotidianos se encargasen de apagar o reducir la llama que hace brotar nuestro celo. Frente a esto, tenemos a nuestra disposición, solicitar al Creador a través de su Amado Yeshúa, que encienda el fuego de Ruaj HaKodesh de forma tal que volvamos a sentir en nuestro interior ese celo. El mismo que provocó en Finees su reacción. Será así que lograremos extirpar a los madianitas de nuestro interior que apagan la comunión con Nuestro Padre.
Por ello eso que siente en su mente, en su corazón. Cuando se asquea de tanta podredumbre moral, cuando todo su ser parece hervir frente a la fornicación, la maldad, la idolatría. Todo ello no hace más que mostrar que en su interior, se encuentra ministrando Ruaj HaKodesh, purificando todo ser hacia la perfección necesaria para encontrarnos con Él. Reciba con alegría ese “celo” puesto por aquel que ha entregado su vida por Ud. Seamos celosos en rechazar el pecado, haciendo de este un mundo mejor.
Muchos son los motivos por los cuales las personas se acercan a las llamadas raíces de la Fe. Inquietudes de conocimiento o aprender misterios, que pueden revelarse a través de la indagación profunda de las Escrituras, son algunos de los alicientes.
No obstante, considero que uno de los más importantes estímulos, debe ser la posibilidad de ahondar en los aspectos prácticos. O sea el cómo vivir el día a día de acuerdo a lo que la Biblia nos enseña.
En este sentido es que las enseñanzas que pueden extraerse van más allá de las directivas que llamamos mandamientos. Pues la Instrucción es más que un catálogo de disposiciones de hacer o no hacer. La Toráh es un manantial de vida permanente y no sólo mandamientos a cumplir.
En la porción llamada Pinjas tenemos una enseñanza que puede pasar desapercibida y a eso apuntaré.
Veamos los siguientes textos de Números 25
14 “Y el nombre del varón que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón.
15 Y el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián.”
Se ha preguntado ¿Por qué YHWH se ocupó de que permanezcan los registros precisos de estos pecadores?
El varón que fue muerto fornicando era Zimri, de quien dice la escritura que era un jefe, lo cual en hebreo es un נָשִׂיא (nasy). Palabra que nada tiene que ver con los asesinos que gobernaron Alemania, aclaro par que no existan dudas. Un nasy era una persona que tenía preeminencia sobre otros, alguien elevado, un jefe. E incluso se nos da la alcurnia del mismo, al decirnos que era de una familia de la tribu de Simeón.
Por otro lado la mujer también tiene sus humanos pergaminos, pues dice que era hija de Zur. ¿Y quién es este nombrado? Pues bien, basta con ir al capítulo 31 de Números, donde se da cuenta de la venganza contra los madianitas. Allí se puede leer lo siguiente;
Números 31:8 “Mataron también, entre los muertos de ellos, a los reyes de Madián, Evi, Requem, Zur, Hur y Reba, cinco reyes de Madián;”
Por Génesis 25:4 sabemos que los reyes de Madián eran descendientes de Ketura. Y que muy probablemente se trata de que tuviesen 5 familias principales, de las cuales surgen estos 5 reyes.
O sea poniendo en limpio las cosas. Zimri era jefe de Israel y Cozbi era una princesa de una casa real de Madián.
La cuestión no es muy complicada de entender. Al celo de YHWH, despertado en Pinjas, no le importó que se trata del hijo o la hija de algún personaje importante. El celo de YHWH se enfrentó al pecado y lo derrotó.
Esta parte de la porción semanal se ocupa de mostrarnos en la práctica la fuerza del siguiente versículo, Deuteronomio 10:17
“Porque YHWH vuestro Elohim es Elohim de dioses y Señor de señores, YHWH grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho”
El sentido de que la Toráh se ocupe de establecer con precisión el linaje de estos pecadores radica en la conocida sentencia de “no hacer acepción de personas”.
Y esto es algo que debemos tener muy presente, dentro y fuera de nuestras congregaciones.
Cuántas veces se ha visto que el “hijo” de un pastor reciba un trato diferente por su “linaje”. O se les permitan ciertas “debilidades” (pecadillos)  a los propios líderes “para que no se debilite el cuerpo de la iglesia”.
No. YHWH no hace acepción de personas. No importa si se trata de un pobre o un rico, de un pastor o un miembro secular. De un dirigente o de un dirigido.
El celo de YHWH debe ser seguido y observado; y la denuncia del pecado no puede encontrar una barrera en el linaje, la pertenencia a una familia determinada o en ser “hijo de…”
Seamos humildes observantes de la voluntad del Altísimo, purificando nuestras vidas y doblegando nuestra voluntad ante la Suya.
Con el límite actual de no poder tomar la justicia de YHWH en nuestras manos, seamos valientes en enfrentar el pecado en todas sus formas, no importa de dónde provenga.
*RICARDO*
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