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¿por qué yeshúa murió en pesaj y no en yom kipur?

¿por qué yeshúa murió en pesaj y no en yom kipur? #

Hay una pregunta que toda persona que indaga en las raíces hebreas debe hacerse luego de un tiempo de conocer las Santas Convocaciones de YHWH. ¿Por qué Yeshúa murió y resucitó en Pésaj y no en el Día del Perdón?
Dentro del calendario litúrgico del Pueblo Hebreo cada Moed o Santa Convocación tienen un sentido particular. Y entre ellos el llamado Yom HaKippurim o Día de la Expiación o Día del Perdón, tiene el sentido fundamental de ser el momento en que el Pueblo de Israel realiza determinados actos como parte de un sagrado día donde se busca la expiación de los pecados. Por otro lado si seguimos la información que normalmente puede leerse, el día en que se sacrificaba el cordero de Pésaj tenía como sentido ser un recordatorio de la salida del Pueblo de la tierra de Egipto.
Pero entonces podemos preguntarnos ¿Por qué Yeshúa murió y resucitó en Pésaj y no en el Día del Perdón?
Para encontrar la respuesta debemos en primer lugar viajar al libro llamado Levítico. El capítulo 16 comienza con las siguientes palabras:
16:1 “Habló YHWH a Moisés después de la muerte…”
El pasaje en cuestión refiere a lo acontecido luego de la trágica muerte de Nadav y Aviú. Pero sabemos que toda Escritura tiene un contenido en el cual se refleja la vivencia de Nuestro Señor. Por lo cual en este versículo también se está haciendo referencia a Él. Entonces aquello que sigue en este capítulo tendrá relación con lo que ocurrió luego de la muerte de Yeshúa en la cruz a mano de los romanos y con la connivencia de los líderes políticos religiosos de la Casa de Judá.
¿Y de qué trata el capítulo 16 de Levítico? Pues precisamente de los actos y ritos que se llevaban a cabo en el llamado Día del Perdón o Día de Expiación.
Al leer los versículos de este capítulo puede verse lo que el Sumo Sacerdote debía hacer para obtener la expiación de todos los pecados del Pueblo de Israel.
Ahora bien, algo que debemos preguntarnos es lo siguiente ¿La acción redentora de Yeshúa, su sacrificio por la Humanidad, culminó con su muerte y resurrección? No, de ninguna manera. ¿Y cómo puedo probar esto? Pues por el contenido de este capítulo 16 de Levítico que estamos viendo y por la carta a los Hebreos. De la inteligencia y el estudio de ambos textos podemos ver que la obra de entrega del Mesías hacia el ser humano no concluyó con su muerte y resurrección.
Veamos qué nos dice la carta a los Hebreos, 9: 11-12
“Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”
Al hacer esto Yeshúa cumplió con Levítico 16:2 que da la indicación al Sumo Sacerdote de entrar una vez al año en el Lugar Santísimo para hacer expiación.
Entonces, retornando a la pregunta inicial ¿Por qué Yeshúa no murió y resucitó en el Día del Perdón para hacer expiación por los pecados? Por la sencilla razón de que cumplió con el Día de Expiación en el tabernáculo Celestial, conforme dice el autor de la carta a los Hebreos.
¡Maravilla sobrenatural de la inmensa sabiduría divina!
Él ingresó en el Tabernáculo no hecho por manos humanas entregando su propia sangre, ingresando en el Lugar Santísimo para cumplir con el rito de Expiación. Cumpliendo el Día del Perdón en los cielos y transformando en vano cualquier posterior sacrificio que pudiese presentarse en la tierra.
La conexión precisa entre ambas Santas Convocaciones, Yom HaKippurim y Pésaj, está dada por el único sacrificio válido, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
 

Un camino hacia el perdón #

Quienes llegan a las raíces de la Fe se encuentran en general con una andanada de estudios, comentarios, videos, que les dicen que todo lo que creían saber o conocer está mal. Que tienen que empezar todo de cero. Si bien es cierto que muchas de las cosas que durante siglos se han sostenido como ciertas están equivocadas, es innegable la obra del Espíritu Santo llevando Luz y entendimiento a aquellos que han aceptado a Yeshúa como su Señor y Salvador.
Entre el bagaje de saberes válidos se encuentra la idea de estar luego de la venida del Hijo de Dios, en un tiempo llamado de Gracia. Si bien es cierto que la ( חֵן ) jen, gracia, siempre estuvo presente, es también cierto que luego de la venida en carne del Mesías, la gracia es superabundante y alcanza a cualquiera que se acerque adecuadamente a ella.
Otro de los conocimientos que existen en la mente de cualquier creyente es que la Gracia también tiene un momento en el cual va a cesar, un momento en el cual dejará de operar y vendrá sobre los pecadores la justa reprimenda por sus acciones y pensamientos.
Lo que muchos no conocen es el porqué de este cese, de la razón por la cual en determinado instante de la historia de la Humanidad ese perdón inmerecido se va a terminar. Y la explicación a ello se relaciona con los temas que esta semana se leen en la porción respectiva de Levítico 16.
Ya expliqué que este capítulo cuando se lee proféticamente nos indica lo que ocurriría luego de la muerte y resurrección de Yeshúa. Pues bien, cuando lo leemos  y relacionamos con la carta a los hebreos podemos atar unos cabos necesarios.
Lo primero que a tomar en cuenta es que cuando Caifás desgarró sus vestiduras en la insensatez de su maldad, se invalidó a sí mismo como Sumo Sacerdote y abrió el paso para la restauración del Sacerdocio según el Orden de Melquisedec. Consecuencia de ello es que Yeshúa, el único sin pecado, asume como Sumo Sacerdote para siempre. Lo cual vemos en Hebreos 7:17
“Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.”
¿Por qué es esto tan trascendente? Porque según podemos leer en el capítulo 16 de Levítico, al Sumo Sacerdote le correspondía la tarea principal de ofrecer el sacrificio por Todos los pecados de Israel. Lo que hacía en el Día del Perdón, que por ende podríamos entender como el día de la Gracia, un día en el cual YHWH da la posibilidad al ser humano de un nuevo comienzo.
La carta de Hebreos es más que ilustrativa a este respecto, veamos el versículo 2:17 “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.”
En el escrito titulado “¿Por qué no ocurrió en el Día del Perdón?” he explicado que Yeshúa cumplió en la tierra con el sacrificio de Pésaj con su propia vida y en los cielos, en el Tabernáculo Celestial, cumple con el sacrificio del Día de la Expiación o Día del Perdón. ¿Y cómo ha hecho esto? Pues presentando su propia sangre derramada en la cruz.
Hebreos 7:27 “…porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo…”
Hebreos 9: 11 – 12 “Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”
Según leemos en el capítulo 16 de Levítico el Sumo sacerdote ingresaba una vez al año al Lugar Santísimo, en el tiempo que YHWH había designado para obtención del perdón de Todos los pecados del Pueblo. De igual forma la carta a los Hebreos nos explica entonces que Yeshúa ha entrado una vez al Lugar Santísimo para obrar eterna redención.
Pero, y aquí es donde se presenta la cuestión importante, este ingreso para redención de los hombres por medio de su sangre no ha concluido.
Sé que no son cosas fáciles de entender, pero debemos ver que nosotros nos encontramos en una línea de tiempo, tenemos pasado, presente y futuro, pero quien creó el tiempo no se encuentra restringido por esos límites. El creador del tiempo es eterno. Por lo cual su sacrificio realizado para nosotros en el pasado tiene vigencia para nuestro presente y también para nuestro futuro. Por ello también es válido para aquellas personas que aún no han recibido el perdón de sus pecados, o sea sirve para el futuro, para esos que todavía no lo conocen.
Por esto es que estamos en un tiempo continuo de Perdón, estamos en un continuo Yom HaKippurim, estamos en un permanente estado en el cual podemos recibir esa Gracia que antes de su sacrificio, Israel solamente encontraba en un día especial. Y que por cierto hoy la Casa de Judá se está perdiendo.
Ahora bien ¿por qué entonces en un momento la Gracia se va a terminar?
Porque así como en un momento el Sumo Sacerdote salía del tabernáculo para bendecir al Pueblo, llegará un momento en el cual nuestro Sumo sacerdote Celestial vuelva para bendecir a Su Pueblo. Y ese será el momento en que aquellos que no fueron astutos para acogerse a su Gracia, habrán perdido la oportunidad. Ya no habrá Perdón.
Ricardo.
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