(Shelaj lejá) Números 13:1 al 15:41
Antes de comenzar con el desarrollo específico de la reflexión debemos hacer una consideración. Tiene que ver con lo que tanto Moisés como Josué representan.
Para los que creemos en Yeshúa como nuestro Señor y Salvador, asimismo como el Hijo de YHWH y YHWH mismo, pero Menor. Tanto Moisés como Josué contienen en sus vidas y personas elementos proféticos que los hacen sombras del Mesías. O sea percibimos en ellos elementos que luego veremos reflejados en la vida del Mesías de Israel.
Yendo a la porción en sí, vemos que comienza así, Números 13:1-2
“Y YHWH habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos.”
Esta primera frase ya contiene un elemento muy importante, pues dijo YHWH “envía tú…” ¿Por qué no dijo simplemente envía?
La explicación la tenemos en el siguiente libro de la Toráh, en el Deuteronomio, donde dice en el capítulo 1: 22-23
“Y vinisteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra, y a su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar.
Y el dicho me pareció bien; y tomé doce varones de entre vosotros, un varón por cada tribu.”
En estos versículos vemos que la idea de enviar espías que reconozcan el camino y el lugar a conquistar no partió de YHWH ni de Moisés, sino que surgió de los conductores de Israel.
Pensemos por un instante ¿Tenía YHWH necesidad de que salgan espías delante para reconocer su tierra? Evidentemente no. Por lo cual la idea de enviar a estas personas no fue del Altísimo y tampoco lo fue de Moisés. No obstante es claro que Moisés consultó si podía enviarlos. Por lo que la respuesta del Altísimo fue un permiso, algo así como decir “está bien, si quieres enviar espías para ti, envíalos”.
Está claro que detrás de este pedido se avizora una falta de Fe de parte de los israelitas acerca de la futura conquista de Canaán, pues de otro modo habrían marchado con certidumbre al encuentro de la tierra.
Humanamente podríamos pensar que está bien tomar las debidas precauciones para una decisión a tomar. Pero aquí la decisión ya estaba tomada y no a partir de cumplir los deseos del Pueblo de Israel, sino que estaba tomada desde el momento de salir de Egipto. Ya en Éxodo 3:8, 17; 33: 3; Levítico 20:24 estaba dada la promesa de la tierra que fluye leche y miel, por lo cual ¿Qué sentido tenía esa inspección luego de las señales en Egipto, el cruce del mar de Suf, las manifestaciones en el monte, etcétera? Es claro que cuando existe la certeza, la firme convicción de una realidad de YHWH, toda otra manifestación constituye sólo una demostración de la falta de Fe.
Sabemos que finalmente los espías fueron enviados.
En el capítulo 13 tenemos los nombres de aquellos que fueron a reconocer la tierra, pero debemos detenernos en un hecho muy importante, el cual en nuestro idioma, el castellano, se nos pasa desapercibido. Veamos el versículo 16:
“Estos son los nombres de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; y a Oseas hijo de Nun le puso Moisés el nombre de Josué.”
Ya hemos dicho que tanto Moisés como Josué contienen en sí mismos elementos que los hacen sombras del mesías de Israel. Y aquí se nos da un indicio más que significativo.
En nuestro idioma se nos dice que de Oseas, Moisés le cambió el nombre a Josué. ¿Cómo se ve esto en hebreo?
Podemos ver que de הוֹשֵׁ֥עַ hemos pasado a יְהוֹשֻֽׁעַ quizás no se advierta la diferencia enseguida pero veamos un poco más detenidamente lo ocurrido. Para ello escribiré las letras transliteradas del hebreo al castellano con mayúsculas:
De HOSHeA pasamos a YeHOSHuA. Debemos recordar que en hebreo no existen las vocales por lo cual el nombre Oseas en hebreo se escribiría sólo con HOSHA y asimismo Josué se escribiría sólo con las consonantes de la palabra YHOSHA. O sea lo que Moisés hizo al cambiarle el nombre fue sólo agregar una letra al principio, la letra yod hebrea: יְהוֹשֻֽׁעַ eso que parece un acento al final de la palabra (al comienzo si pensamos que el hebreo se escribe de derecha a izquierda).
¿Y por qué esto es significativo? Por varios motivos, el primero es que lo que agregó Moisés fue la primera letra del Nombre sagrado, YHWH, o sea la yod (la “Y” simbolizada en nuestra escritura). Con lo cual colocó delante de Josué la dirección directa de YHWH. Pero también es muy significativo por el Nombre del Mesías.
Pues bien lo interesante es que el nombre Yeshúa es básicamente el mismo nombre Yehoshúa en una versión más corta. Permítaseme la comparación, como si a una persona llamada Roberto, le dijésemos Rober. Con lo cual se sigue entendiendo que nos referimos al mismo nombre. En tiempos en que el Mesías caminó en la tierra ya era común emplear la forma abreviada para referirse a su nombre.
Pero lo más importante es que cuando Moisés le cambió el nombre a Oseas para convertirlo en Josué, entiéndase de Hoshea a YeHoShuA. Sentó una base para conectar proféticamente al caudillo del ingreso de Israel en la Tierra Prometida con el futuro Mesías.
¿Y por qué esto es relevante?
Veamos el siguiente punto ¿Cuántas veces ingreso Josué en la tierra prometida?
La primera cuando ingresa junto con el resto de los espías.
La segunda cuando vuelve para conquistar definitivamente la tierra.
De igual forma, Yeshúa hizo una visita a la Tierra Prometida y finalmente hará una segunda visita definitiva para conquistar lo que le corresponde.
parte 2 #
La reflexión anterior de la porción comienza a desarrollar la cuestión referida al envío de los espías a reconocer y traer informes acerca de la Tierra Prometida.
Queremos ahora hacer hincapié en un aspecto pocas veces desarrollado, el cual está contenido en una frase de los espías que dieron un mal parte, Números 13:32
“Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores;…”
Como lectores de las Escrituras muchas veces hemos visto que el pecado de lashón hará (la lengua del mal) se dirige hacia personas, lo cual trae por supuesto entre sus consecuencias la plaga de tzaarat (lepra) para quien lo hace. Pero en este caso se nos dice que esos hijos de Israel hablaron mal de… la tierra.
Este es un punto muy importante que no debe pasar desapercibido. YHWH tiene un amor especial por esa tierra, tal es así que sus ojos están de continuo puesto en la tierra de Israel; de ello nos habla Deuteronomio 11:11 – 12
“La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo;
tierra de la cual YHWH tu Elohim cuida; siempre están sobre ella los ojos de YHWH tu Elohim, desde el principio del año hasta el fin.”
Ejemplo de lo que ocurre por no cuidar y respetar la Tierra fue el hecho de no guardar el descanso de ella, lo que condujo a que la nación fuese llevada cautiva. Conforme Levítico 25:4
“Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para YHWH; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña.”
2da de Crónicas 36:20-21
“Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia; y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los Persas;
Para que se cumpliese la palabra de YHWH por la boca de Jeremías, hasta que la tierra hubo gozado de reposo; porque todo el tiempo de su asolamiento reposó, hasta que los setenta años fueron cumplidos.”
El hablar mal de la tierra fue un punto clave. A veces vemos en estudios bíblicos que se hace demasiado hincapié en el temor de los espías como el punto central y casi único del desagrado de YHWH. Veamos que en el versículo 14:31 esto que escribimos se ve refrendado:
“…y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis.”
Volviendo al relato de los espías es necesario también observar esta parte, la cual no siempre es explicada en sermones y estudios, Números 13:32:
“…es tierra que traga a sus moradores…”
¿Por qué dice que traga a sus moradores?
Para poder entender esta frase debemos retroceder unos capítulos, hasta Éxodo 33:1 al 3
“YHWH dijo a Moisés: Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré; y yo enviaré delante de ti el ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo (a la tierra que fluye leche y miel)…”
Dice claramente “…yo enviaré delante de ti el Ángel, y echaré fuera…”
Con estas palabras entendemos que delante del Pueblo de Israel iría el Poder de YHWH librándolo de sus enemigos. Y esa promesa ciertamente la cumplió. Delante de ellos fue matando, quizás mediante una plaga, a sus enemigos. Por ello los espías encuentran ante su camino un tendal de muertos, lo cual les hace decir que es la tierra la que mata a sus moradores. Pero, en su miedo o quizás mediocridad no supieron ver el brazo poderoso del Altísimo librándolos y cumpliendo su promesa.
Vistos estos puntos es necesario ahora que la Instrucción se vincule con nuestras vidas, pues para ello nos ha sido dada.
En nuestras vidas muchas son las conquistas a las cuales nos enfrentamos. Situaciones de vida, situaciones familiares, situaciones laborales, situaciones de estudio.
Todas ellas constituyen territorios que debemos conquistar. Aunque a veces esa conquista sea sólo el encontrar la paz adecuada ante una pérdida. No siempre se obtiene lo que se desea. Pero cuando se siguen los caminos del Altísimo, lo que se tiene es lo que él desea. Llámese esto un determinado trabajo, la familia, una resolución a una situación de conflicto, un fin a una enfermedad. Como escribimos, no siempre obtenemos lo que deseamos. A veces las horas de oración, los ayunos, los llantos, no detienen la marcha normal de la vida, y una enfermedad culmina con la pérdida de un ser querido. Pero es allí donde surge la presencia de una tierra que quizás no se avizoraba como posible de conquistarse, la del consuelo.
El porqué de estas palabras tiene que ver con la presencia de los espías en nuestra propia vida. La palabra que simboliza al espía, es la palabra hebrea תּוּר (tur Strong 8446) la cual también se aplica a explorador. Ello es muy claro por cuanto lo que hace un espía es en el caso, explorar, reconocer un terreno e informar a partir de ello. De lo que ha observado.
Pues bien, cuántas veces en que debemos adentrarnos en un lugar desconocido para nuestras vidas enviamos “exploradores” que verifiquen por nosotros el terreno. Y luego analizamos lo que acontecerá a partir de este parte que nos dan.
¿Cómo hacemos esto?
Basta con imaginarnos en la situación de un nuevo trabajo, o una situación familiar. Apenas nos ubicamos en la situación nuestra mente comienza a divagar en variedad de pensamientos acerca de cómo será ese futuro. Esos son nuestros espías. Pensamientos que nos dicen cómo nos adecuaremos a los nuevos horarios que tendrán nuestras vidas, o pensamientos que nos indican los gastos que deberemos afrontar, o cómo cambiará nuestra familia el día que…
Todo ello puede ser algo bueno. De hecho el reporte dado por Josué y por Calev fue bueno y de haber sido tomado por la congregación de Israel la conquista no se hubiese demorado 40 años. Pero sin embargo sabemos que pesaron más los reportes dados por los espías negativos.
Entonces llega la pregunta necesaria ¿Cómo discernir? ¿Cómo saber tomar el reporte correcto?
Existen habilidades y conocimientos que se adquieren con la experiencia de vida. El hebreo como idioma nos da grandes regalos a ese respecto, pues la palabra que designa al anciano se relaciona con la palabra que define al sabio.
Pero aquellos que aún no tienen las barbas del anciano pueden tener la sabiduría que viene de lo alto para poder discernir el parte correcto de su explorador interior.
¿Y dónde está la medida para poder hacerlo?
Providencialmente está contenida en los nombres de los espías que dieron el parte adecuado. En sus nombres está contenida la fórmula, no siempre fácil de observar, de cómo distinguir el pensamiento correcto.
Ya hemos visto que el nombre Josué significa YHWH Salva o YHWH el Salvador. Por otro lado el nombre Calev se encuentra emparentado con la fuerza. Pero sobretodo la que surge de que el Espíritu del hombre se halle conforme a los designios de YHWH. Según vemos en Número 14:24
“Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión.”
O sea relacionando el mensaje que contienen los nombres de los dos exploradores, vemos que los pensamientos deben ser medidos, analizados, si se corresponden con las promesas de salvación que YHWH nos ha dado en su preciosa Toráh (YHWH Salva) y asimismo nuestro corazón está orientado a ir en pos de lo que el Altísimo quiere de nosotros.
Bajo el buen reporte que esos “espías” dan en nuestro interior, es que podremos conquistar la Tierra que tenemos por delante.
parte 3 #
Uno de los aspectos fundamentales a la hora de leer la Instrucción dada a Israel, es entender la misma como un manual de vida para su Pueblo. La Toráh no es sólo un libro de historias y anécdotas recogidas para amenizar las tardes de sábado. De su lectura la persona que ha nacido de nuevo, los escogidos de Yeshúa, se alimentan para poder existir en la vida diaria.
Hacemos esta observación porque la Instrucción no es sólo una esperanza futura, algo que en el futuro nos hará felices. Sino que, ya rescatados como Pueblo, ya traídos de nuevo al redil de las ovejas de su rebaño, la Instrucción o Toráh, nos sirve para poder alimentarnos. Así como el pasto tierno escogido para las ovejas seleccionadas, cada uno de los pasajes que leemos, es alimento puro y sano para nuestros espíritus y mentes.
En este sentido analicemos ahora el siguiente pasaje del relato de los espías, Números 13:33
“Hemos visto también gigantes, hijos de Anaq, de la raza de los gigantes. Nosotros nos teníamos ante ellos como saltamontes, y eso mismo les parecíamos a ellos.”
Si bien existen diferencias de palabras en algunas traducciones el hecho general es que parte de lo que los espías vieron fueron a los gigantes y es evidente que ello causó una gran impresión entre estos. Y es claro que en una persona normal producirían una gran impresión. La sola imagen de personas de varios metros de altura con sus cuerpos inmensos y preparados para la guerra no debía ser muy tranquilizadora. De hecho una seguridad que los pueblos cananeos tenían era precisamente el haber acordado con los gigantes una coexistencia que a ambos beneficiaba. Los reyes de los pueblos que YHWH mandó a destruir vivían en coexistencia con estos gigantes que en alguna medida eran una barrera en sus fronteras. La tierra a conquistar estaba protegida por estos seres bestiales mezcla de humanos y ángeles caídos.
Esa era la realidad.
Pero era la realidad de “ellos”, de los pueblos cananeos, quienes se sentían seguros por sus fuerzas y por lo que estos engendros significaban. ¿Debía ser necesariamente la realidad en base a la cual los israelitas dirigieran sus pasos, orientaran sus caminos? ¿O Nuestro Pueblo debía manejar sus vidas por otra realidad?
Esa que a veces no se distingue tan claramente, pero que siempre está presente. Nos referimos a la realidad que sabemos que existe porque nos ha sido prometida, pero que aún no conquistamos.
Hebreos 11:1 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Aquello que esperamos está simbolizado en la Tierra a conquistar. En la actualidad desde los púlpitos se recibe un mensaje mayormente de tipo económico, donde todas las reflexiones apuntan a resolver los problemas personales en base a la prosperidad económica. Como si todos los asuntos de la vida se resolviesen con el regalo del príncipe de este mundo. Aquel mensaje de Mateo 6:24 “No podéis servir a YHWH y a las riquezas.” Ha sido olvidado o reemplazado. Orientando la idea de las personas a que el cambio en sus vidas no se operará por arrepentimiento, perdón de pecados, restauración espiritual, sino por una mágica cadena de mejoras económicas. Es la “realidad” económica la que termina orientando el mensaje. O sea la “realidad” del mundo es la que está diciendo cuál debe ser la “realidad” de la iglesia. Es como si los espías de la predicación estuviesen diciendo: “vimos el mundo que está por delante, la realidad, y entendimos que debemos asegurarnos la prosperidad porque de otro modo no sobreviviríamos”.
Esto es lo que ocurre cuando el creyente deja de ver las cosas con la Luz de la Instrucción y la empieza a ver con los ojos del enemigo.
Este es el fondo del mensaje que deseamos compartir. ¿Con qué ojos estamos viendo la realidad? ¿Con los nuestros o con los del mundo?
“Nosotros nos teníamos ante ellos como saltamontes, y eso mismo les parecíamos a ellos…”
Hemos leído seguramente muchas veces este pasaje pero, permítasenos la observación, ¿Los espías eran lectores de la mente? ¿Eran alguna clase de adivinos que podían leer el pensamiento de los Nefilim, los gigantes?
Si el mismo Ángel de YHWH caminaba delante del Pueblo de Israel, y prueba de ello es la mortandad que habían encontrado en varios lugares, ¿Por qué se les ocurrió a los exploradores que los gigantes los verían como langostas o saltamontes?
Sencillamente porque en lugar de ver el futuro a conquistar con los ojos de la Fe, vieron la escena con los ojos prestados del enemigo. Sin embargo sabemos bien por 1ra de Crónicas capítulo 20 que los gigantes eran vencibles, que se podían derrotar. ¡Cuánto más cuando el Ángel de YHWH es quien pelea contra ellos!
En la vida del creyente hay una Tierra a conquistar. Es esa vida de plenitud que nos promete Yeshúa cuando lo aceptamos como Señor y Salvador y nos disponemos a seguir sus mandamientos. Pero esa Tierra, cuando todavía está en manos extrañas tiene a su alrededor gigantes que nos quieren enturbiar la vista. Colosos a conquistar. Ellos pueden ser un pecado oculto, un vicio no manifestado, un miedo guardado en nuestro corazón. O bien el apego a un pecado que pareciera no poder dejarse. Eso es lo que debemos dejar de ver con los ojos prestados del enemigo y entender que en las manos del Ángel de YHWH es sólo una pequeña piedra a quitar del zapato.
La realidad de YHWH es una Tierra que Él desea sea conquistada y ello se logra por Fe.
En la próxima reflexión veremos cómo desarrollar prácticamente esa Fe que permite que obre el Ángel de YHWH destruyendo los enemigos delante de nosotros.
parte 4 #
Concluíamos en la anterior reflexión con la idea de que los espías habían observado a los gigantes, a esos colosos colocados antes de la Tierra a conquistar, sintiéndose y pensando que ellos los veían como langostas. Y que esto era parte de una realidad equivocada, precisamente por mirar las cosas no con los ojos de la Fe sino con la mirada del enemigo.
Ahora bien, parte de la realidad tangible era que los gigantes en verdad existían. Estaban ahí, eran reales. Entonces lo que corresponde que nos preguntemos es lo siguiente ¿Era tan bravos como creían los espías? ¿Eran tan invencibles?
Gracias a YHWH tenemos escrituras suficientes que nos enseñan cosas acerca de estos seres. Pero sin ahondar demasiado en la búsqueda, si se consulta a cualquier creyente para que relate una historia en la cual intervenga un gigante, qué dirá… Por supuesto la historia de David y Goliat.
El capítulo 17 del primer libro de Samuel detalla estos eventos, los cuales se desarrollan en una guerra entre los filisteos por un lado y los ejércitos de Israel por el otro. No haremos aquí el relato pormenorizado porque cualquier creyente lo puede leer. Sí haremos hincapié en algunos pasajes. Pero antes nos detendremos a pensar lo siguiente. ¿Por qué relacionamos la porción “Envía para ti…” y el capítulo 17 de 1ra de Samuel? Es claro que el punto de unión de ambos textos está dado por la presencia del gigante Goliat en un caso y los hijos de Anak en el de la Toráh. Pero los relacionamos además por algo muy simple. Los espías tuvieron temor de los gigantes y hasta se aventuraron a decir cómo creían que ellos los veían. Y esto fue parte de la mala información de los espías. Pero el evento de David nos enseña algo: los gigantes podían ser vencidos.
Querido creyente, si en la reflexión anterior hemos dicho que los gigantes que estaban en la frontera de la Tierra Prometida son un símbolo de los colosos o problemas a enfrentar para conquistar lo que YHWH quiere para usted. Y ahora vemos que podían ser vencidos. Ello nos enseña que hay una forma para vencer esos obstáculos que usted tiene para alcanzar la tierra que YHWH quiere que conquiste.
En esta reflexión hablaremos de ello, de la forma que YHWH mismo enseña para vencer a los gigantes. Ahora bien, esta no es una fórmula mágica para enriquecerse o lograr lo que uno quiera en la vida, o sea lo que el mundo conoce como una fórmula del éxito. Pensar que la palabra de YHWH sirva para esos fines no sólo sería ridículo, sino que sería una blasfemia, sería tomar la Palabra de YHWH en vano. Lo que enseñaremos es lo que debe hacerse para, en conjunto con la Voluntad de YHWH, lograr conquistar la Tierra que tiene para nosotros, el destino que Él nos ha regalado por su infinita misericordia.
Veamos lo que el libro de Samuel nos enseña. De los versículos 1 al 16 se nos presenta el lugar donde la batalla se libró y se nombra a los dos personajes principales de la historia, Goliat en primer lugar. De este engendro se nos dice “…el cual se llamaba Goliat, de Gat,…”. Esta última era una ciudad filistea donde, gracias a la información que nos brinda 2da de Samuel 21: 18 al 22 sabemos que habitaban al menos 4 gigantes además del que mató David. Esta es la explicación del aspecto literal por el cual David tomó 5 rocas en lugar de una, versículo 40. Es claro que las otras 4 que no llegó a usar eran para los restantes engendros.
También se nos habla acerca de David, de su padre, sus hermanos, su ciudad y sus actividades como pastor. Todos ellos los aspectos literales de la vida de aquel que llegaría a rey de Israel y de quién descendería el Mesías.
Todos estos pormenores los podemos leer y todos serán de mucha información y conocimiento. Mas en esta vorágine de datos no debemos marearnos y obtener la enseñanza que hoy queremos que el creyente perciba.
Hemos escrito que el gigante a vencer es una representación del obstáculo que impide al creyente adueñarse de la tierra. Pues bien ¿Qué armas se presentan para luchar contra él? En los versículos 38 al 40 tenemos dos opciones de armamento:
38-39 “Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.”
En estos dos versículos se pretende armar a David con las armas que el mundo considera útiles para vencer al enemigo. La sociedad y la educación en particular nos pretenden enseñar la forma del mundo de resolver los problemas. Nos da las armas del éxito que el hombre considera útiles. O sea todo aquello que podemos usar en lugar de lo que el creyente escoge. Usar el convencimiento de la palabra astuta, los ardides del engaño, la persuasión, los sobornos, la ira, las contiendas, el sentido de lástima o pena; o sea todo aquello que normalmente emplea el ser humano para resolver los problemas. Pero todos estos se demuestran inútiles ante la grandeza de los problemas espirituales, ante lo espiritual de esas fortalezas que impiden al creyente alcanzan su Tierra Prometida.
En lugar de estas herramientas humanas, David…
40 “… tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.”
En primer lugar la vara o cayado, el מַקֵּל (Strong 4731 maquel en hebreo) a la cual podemos dar muchas implicaciones pero para este caso tomaremos en cuenta que se trata de la representación de autoridad, del emblema de guía del pastor. Luego las famosas cinco piedras pulidas. Estas cinco piedras han sido pulidas, trabajadas, tratadas para que no contengan asperezas, han quedado sin ribetes, lisas. ¿Y qué ha hecho este trabajo de alisarlas? Es evidente que el agua del arroyo que las ha venido puliendo durante años. Nosotros sabemos que el agua viva de nuestras vidas es la obra vivificadora del Mesías, sólo él puede pulir para nosotros esas piedras. Es notorio de entender, sencillo de interpretar, que si bien en un sentido literal son cinco para matar a cada uno de los gigantes, en un sentido alegórico son cinco porque representan el Pentateuco, o sea la Toráh, los cinco libros de la Instrucción. Por ello es que las cinco son atesoradas en el bolso, como el objeto más precioso a la hora de contrarrestar el ataque del enemigo. Ese bolso es nuestro interior donde se alojan estas preciosidades de la Instrucción gracias al estudio constante y bajo la guía de Ruaj HaKodesh. El otro elemento primordial en las armas que usó David es la honda, ese artilugio que permitía lanzar piedras a la distancia.
Finalmente al momento de atacar al gigante lo que sabemos que David hizo fue tomar la roca y lanzarla contra la cabeza del gigante. 1ra de Samuel 17:49
“Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.”
Puesto que sabemos que la Toráh Escrita (los cinco libros del Pentateuco) se hizo carne y habitó entre nosotros, como la Toráh Viva, la roca de nuestra victoria, quien finalmente vence al gigante es nuestro mismo Señor que lo derriba sin miramientos.
Todos estos símbolos son los que nos permiten entender el mensaje sencillo para nuestras vidas.
Antes de conquistar la Tierra Prometida, aquello que YHWH tiene preparado para nosotros, es preciso que el gigante sea derribado. Para ello debemos estudiar con dedicación la Instrucción, la Toráh, atesorando en nuestro interior sus cinco libros. Al momento en que debamos enfrentar al enemigo, no serán las armas humanas las que lo puedan vencer. Por ello debemos usar la herramienta de la oración, que como una honda en nuestras manos es la herramienta que lanza la destrucción del enemigo. Debemos recordar que ha sido Yeshúa quien ha vencido al maligno, por eso debemos orar que sea Él, el Ángel de YHWH, Nuestro Señor Yeshúa, quién se lance contra el enemigo y lo destruya delante nuestro. Pero debemos orar con convicción, creyendo que Él mismo se lanzará a derribar a nuestro adversario. Y sólo después de ello tendremos la vía libre para la conquista.
*RICARDO*
Se permite la reproducción total o parcial mencionando al autor. Todos los derechos reservados.