parte 1 #
(Génesis 23:1 al 25:18)La porción anterior de las escrituras en la cual hemos visto la última prueba por la que pasó Abraham, culmina con el patriarca regresando a Beersheva y se nos da una referencia de los hijos que su hermano Nacor tuvo posiblemente en la ciudad de Harán.
Pero la alegría de la prueba superada se ve ahora contrastada con la muerte de su Esposa Sara. La misma que más de 60 años atrás lo acompaño en la aventura de dejar todo y seguir el sueño que YHWH le prometía a su Esposo.
La misma mujer que veía que sus años se pasaban y no encontraba la alegría de tener un hijo. Esa mujer que sin embargo no mostró rebelarse por lo que le tocaba vivir. Que cumplía con los mandamientos que Elohim le daba. Y que fue bendecida cuando todo parecía terminado.
Ahora a nuestro Padre Abraham le tocaba padecer la pérdida de la mujer que aún con 90 años tenía tal atractivo y belleza que hizo temblar al reino de Abimelej cuando este quiso desposarla.
A lo largo de las escrituras siempre destacamos a Abraham como el primer hebreo. Como el hombre que se atrevió a “cruzar” el río y transformarse en el Patriarca del Pueblo Elegido.
Pero ahora es tiempo que nos demos cuenta que aquí tenemos el fin de la vida de la primer hebrea. La primer Matriarca de Nuestro Pueblo que no tuvo temor en seguir la Voluntad de Elohim expresada a través del mandato a su Esposo.
La mujer que lo acompañó por toda la tierra prometida, la mujer que lo siguió a Egipto, a la tierra de los Filisteos, y a cuanto lugar Abraham debió ir.
La mujer que con tres medidas de flor de harina coció matzot (panes sin levadura) para YHWH.
También podría decir, la mujer que a los 127 años murió sana. ¿Cómo afirmo esto? Se desprende del contenido de Génesis 23:2
“Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.”
La muerte de Sara fue repentina, pues Abraham en ese momento no se encontraba con ella. También hay un dato muy significativo y es el hecho de que no se había preparado sepultura para ella.
Es importante para el entendimiento profético el hecho de que muriera en Kiryat-Arbá. Pues el nombre de este pueblo (que también recibe el nombre Hebrón) significa: pueblo de cuatro.
La importancia de esto la tenemos, quizás un poco oculta en el siguiente versículo de Génesis 23: 8-9
“…Si tenéis voluntad de que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón hijo de Zohar, para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al extremo de su heredad…”
¿Por qué el hecho de que se llame “pueblo de cuatro” ese lugar está relacionado con la muerte de Sara y la cueva de Macpelá?
Porque en ese lugar fueron enterradas cuatro parejas: Adam y Eva, Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacov y Lea.
¿Cuántas cosas hermosas nos perdemos en “religiones” que se dicen seguir la Biblia y sin embargo lejos están de entenderla? Imagínese el nuevo creyente cómo podrá entender el llamado nuevo testamento cuando haya comprendido aunque sea un poco la raíz que lo sustenta, que es la Toráh.
Antiguos relatos y tradiciones judías nos dicen:
“Avraham sepultó a su esposa Sarah allí, y ese lugar y todos sus límites fueron de Avraham y su zera por posesión para sepultura. Y Avraham sepultó a Sarah con pompa como observado en los entierros de reyes, y ella fue sepultada en muy finos y bellos atuendos. Y a su ataúd estaban Shem, sus hijos Ever y Avimelej, junto con Anar, Ashjol y Mamre, y todos los grandiosos de la tierra siguieron su ataúd. Y los días de Sarah fueron 127 años, y después murió, y Avraham hizo gran y profundo luto, y él hizo las ceremonias para luto por 7 días. Y todos los habitantes de la tierra confortaron a Avraham y Yitzjak su hijo a causa de Sarah. Y cuando los días de luto pasaron Avraham envió fuera a su hijo Yitzjak, y él fue a la casa de Shem y Ever, para aprender las sendas de YHWH y Sus instrucciones, pero Avraham permaneció allí por 3 años. En ese tiempo Avraham se levantó con todos sus sirvientes y ellos regresaron al hogar en Beer-Sheva, y Avraham y sus sirvientes permanecieron en Beer-Sheva.”
parte 2 #
La porción en la cual se narra la muerte de Sara y la búsqueda de Esposa para Isaac es muy significativa. Pues tiene ingredientes que no encontramos en otras porciones. Pero ocurre que muchas veces ciertos detalles se nos escapan precisamente porque no hemos sido enseñados a percibirlos.
Como escribo muchas veces debemos detenernos a veces en ellos pues arrojan luz sobre cuestiones que de otro modo pasaríamos por alto. Sin perder la perspectiva general, la cual se advierte en la continuidad de las porciones a lo largo del año, los detalles son importantes, pues han sido colocados para mostrarnos cosas importantes.
Hemos visto que ha partido Sara y la importancia que tuvo su descanso definitivo.
Ahora quiero detenerme por unos instantes en aspectos de la comisión que Eliezer, el nacido en Damasco, recibe.
Si hemos leído la narración sabemos que fue enviado a la ciudad donde habitaban los parientes de Abraham a buscar Esposa para el heredero Isaac. ¿Qué se detalla de esta tarea?
En primer lugar que no se trata de buscar a cualquier persona. Por supuesto que sabemos que debía ser pariente de Abraham y por ende de Isaac. Pero esto es sólo la superficie de la cuestión. ¿Cualquier pariente serviría para concretar la boda?
Estoy en condiciones de afirmar que no. ¿Por qué? Por dos motivos importantes.
Primero según Génesis 24:5 Eliezer plantea la siguiente pregunta “Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra” ¿Se trata de cualquier mujer? Veamos por qué no
¿Quiénes eran “los parientes” de Abraham?
La primer línea de parientes la tenemos por Génesis 11: 27 al 32
Taré tuvo 3 hijos:
Abraham que se casó con Sara y tuvo a Isaac
Harán que tuvo a su hijo Lot
Nacor que se casó con Milca
La segunda línea de parientes que se completa en el relato luego de la Prueba de Isaac. Génesis 22: 20 al 24
Nacor casado con Milca que tuvieron a Uz, Buz, Kemuel (que tuvo a Aram), Quesed, Hazo, Pildas, Jidlaf y por último Betuel (que tuvo en principio a Rebeca y Labán)
Como vemos por el relato que la propia Toráh nos da, la cantidad de parientes es muy importante. Pensemos en la descendencia posible de Uz, Buz, Kemuel, Quesed, Hazo, Pildas y Jidlaf.
Pero también podemos pensar en los hijos de Nacor no ya con su esposa Milca sino con su concubina Reúma, los cuales son Teba, Gaham, Tahas y Maaca.
Creo que tenemos un catálogo suficientemente grande de posibilidades de conseguir mujer para Isaac dentro de la línea de parentesco.
Entonces, vuelvo a la pregunta inicial ¿Cualquier pariente serviría para concretar la boda? ¿Cualquiera de los nombrados calificaba para ello?
La Toráh nos da la respuesta, veamos Génesis 24:8 “Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento;…”
Si cualquiera de las posibles candidatas hubiese sido válida, la respuesta de Abraham hubiese sido, buscará otra que sí quiera venir. Con lo cual se entiende que sólo esa debía ser la futura matriarca.
Escribí que había dos motivos importantes y ya he expuesto el primero. Veamos el segundo.
Este resulta un poco más sutil, pero se ve con claridad al leer la Toráh. ¿Qué tienen de novedoso estos pasajes?
Génesis 24:15 “Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro.”
Génesis 24:24 “Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor.”
Por si acaso no se ve bien a qué apunto, lo aclaro. En ambas expresiones aparece Rebeca como descendiente de “Milca”, la Esposa de Nacor. Esto no es muy común en las Escrituras y establece un parámetro a tener en cuenta. La identidad real de nuestro Pueblo establecida en cuanto a la descendencia tanto paterna como materna. La conformación de nuestro Pueblo como el escogido de YHWH se ha establecido tanto con el aporte del hombre como con el aporte de la mujer.
Por años se ha discutido esto. Incluso durante siglos se ha degradado el papel de la mujer bajo la sobrevaloración de un llamado sistema patriarcal. Pero nuestra historia plantea las cosas de otra forma.
Será muy interesante para el nuevo creyente observar más adelante una genealogía que ha sido mal interpretada o mal entendida. Pero lo dejo para el estudio siguiente. Quisiera ahora que el hermano que está siguiendo esto estudios haga una pequeña tarea. Lea por favor la genealogía de Yeshúa según el evangelio de Mateo y luego compárela con la que nos da Lucas. ¿Son similares?
parte 3 #
La cuestión de la libertad ha sido uno de los temas más controvertidos. Y quizás también más confusos, aunque entiendo que la confusión se genera a partir de tener ideas preconcebidas y tratar de forzar la Biblia a que exprese esas ideas que se tienen de antemano.
Hoy quiero que analicemos una cuestión relacionada con la libertad y que ha tenido una interpretación errónea.
La cuestión de la elección matrimonial.
Si consultamos a cualquier persona acerca de la elección de los futuros esposos, de seguro la respuesta que tendríamos es que en la antigüedad los padres arreglaban los matrimonios y que incluso producto de ese arreglo matrimonial la esposa era llevada como un objeto hasta las fauces del esposo, no teniendo voz ni voto en la elección de su futuro.
Ha sido así en muchísimas ocasiones. En gran parte del mundo hasta este día esa práctica sigue existiendo.
Más yo me pregunto ¿Es esa la forma bíblica? ¿Es esa falta de elección, la forma indicada por YHWH? ¿Es esa falta de libertad la que prescriben las Escrituras?
Dejemos que las propias escrituras nos hablen y luego veremos qué consecuencias traen al mundo de nuestros tiempos.
Como todo se encuentra en la Toráh, sin necesidad de rebuscar en forma misteriosa y oscura. Veamos entonces qué nos dice la propia porción que analizamos esa semana.
Recordemos que en esta porción el siervo de Nuestro Padre Abraham viajó a Harán a buscar esposa para Isaac, la cual según vimos con anterioridad no podía ser cualquier mujer, sino una especial perteneciente a la parentela del patriarca.
Sabemos que la mujer determinada fue Rebeca. En un primer momento, Génesis 24: 51, podríamos pensar en que la voluntad válida es la expresada por el hermano y el padre de la joven:
“He ahí Rebeca delante de ti; tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho YHWH.”
Pero como muchas veces hemos visto los versículos de la Toráh no deben tomarse en forma aislada, pues de ese modo sólo se usarían como pretexto para apoyar las ideas preconcebidas que tenemos.
En el versículo citado lo que tenemos es la aprobación familiar. ¿Es esta importante? Por supuesto, pues en ella se encuentra expresada la experiencia de la familia, de los antepasados, del conocimiento de hechos anteriores que hubiese habido. Aquí por ejemplo entra en juego el conocimiento que el resto de la familia tenía sobre lo que a la vida de Abraham le había acontecido. La forma en que los antepasados se condujeron en situaciones similares. O incluso el conocimiento de otras situaciones que, si bien quizás no le acontecieron a esa familia, sí le pasaron a otros y han servido de experiencia.
Ello es importante pues, no se cría y educa una hija durante la vida para que aparezca un hombre con diez camellos y joyas en las manos y adquiera de inmediato el derecho a llevársela.
Pero 7 versículos más adelante tenemos el broche de la cuestión que estamos analizando, Génesis 24: 57-58
“Llamemos a la doncella y preguntémosle. Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.”
Con este sólo versículo, dentro del contexto analizado, tenemos la respuesta acerca de la voluntad de la mujer en la decisión de su casamiento.
Pero, por si esto fuera poco, ya Abraham, nos demostró que tenía el mismo parecer, Génesis 24:8, cuando Eliezer lo consulta acerca de la posible negativa de la mujer:
“…Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento…”
¿Parece una verdad de poca importancia?
Miles, quizás millones de vidas han sido arruinadas por la salvaje opresión que ha sufrido la mujer durante siglos. Han visto alguna vez la imagen de las niñas de 13 o 14 años en países islámicos casándose con degenerados que a veces cuadruplican su edad. Y en otros países que sin ser islámicos en el pasado han observado la misma atroz conducta.
Pactos familiares basados en ganancias económicas, en mutuas concesiones familiares usando a las mujeres como prenda de mercancía.
Para que quede claro, la última palabra en cuanto a si desea casarse o no con una persona determinada la tiene el contrayente.
Algo que no debe confundirse es el uso que se ha dado, intencionadamente a ciertos pasajes del llamado nuevo testamento. Los cuales fueron dirigidos a resolver situaciones locales, pero que han sido empleados como regla para determinar la conducta a seguir por cualquier pueblo en cualquier tiempo y lugar. Un ejemplo de esto son los siguientes pasajes de 1ra de Corintios 7
36: “Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case.”
38: “De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.”
¿A qué mente afiebrada se le puede ocurrir que estos versículos son fundamento para establecer que el padre debe decidir con quién debe casarse la hija e imponérselo? A partir de estos pasajes ¿Alguien puede creer que la Toráh dice que se debe imponer la voluntad de los padres en relación a la decisión de la hija de casarse?
Pues si alguien tiene la más mínima duda sólo le basta para despejarla que lea unos versículos más arriba, que estos son consejos de Shaúl (Pablo) dados a una congregación determinada de nuevos discípulos. Veamos al mismo Pablo al decir, 1ra Corintios 7:
“En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.”
¿Hace falta ponerlo con más claridad? En cuanto a las vírgenes, en cuanto a las mujeres que no se han casado: No hay mitzvá, no hay mandamiento. No hay prescripción en la Toráh.
Pero entonces se podría objetar ¿Acaso la hija no está sujeta a la voluntad del padre así como la casada está sujeta a la voluntad del marido?
Como respuesta escribiré dos cosas, en primer lugar, qué tiene que ver la luna con el té helado de Costa Rica. O sea qué tiene qué ver lo que se dice en ese pasaje con la voluntad de la mujer para casarse. Y como segunda cosa escribiré que tratar de que la Biblia diga lo que a cualquier se le ocurra que tiene que decir, es agregar. O sea es trasgredir Deuteronomio 4:2
Lo que ocurre es que, al igual que muchos pasajes mal entendidos del nuevo testamento, han sido usados como excusa para imponer costumbres que nada tienen que ver con el Pueblo de Israel. La sujeción que se ha enseñado por años en el mundo cristiano, es la sujeción familiar romana al paterfamilias.
No es momento de dar clases de historia, pero sólo aclararemos que lo que se ha enseñado en los seminarios de estudio cristiano acerca del rol de la mujer y el hombre en el matrimonio, o de la sujeción de la hija a la voluntad del padre. No es lo que se desprende de la Toráh, sino que es la tradición romana del paterfamilias trasplantado por el catolicismo romano y seguido por el protestantismo.
No es el tema en cuestión, sólo aclararemos que por un error de interpretación al traducir se confunde las distintas posibilidades del término “sujeción” (ὑποτάσσω Strong 5293). La cuestión es que “hupotasso” (la palabra griega que se traduce como sujeción) indica dos cosas: por un lado el sometimiento vinculado al régimen militar y por otro el espíritu de humildad que llama a sacrificar mi propio interés en beneficio de mi semejante.
Ahora, querido amigo, nuevo creyente, ¿A cuál de los dos términos cree que se refería el apóstol al escribir?
Con esto queda despejada cualquier duda que se pueda tener sobre la relación padre hija o esposo esposa, a no ser que quiera que en su casa su esposa vista un uniforme…
Ricardo. Se permite la reproducción total o parcial mencionando al autor. Todos los derechos reservados.