VaYéshev “Y se asentó” “Habitó” Génesis 37:1 al 40:23
Parte 1 #
En la porción de la Instrucción que leemos esta semana encontramos a la familia formada por Jacov ya asentada en la tierra de Canaán. Viviendo las vicisitudes que de toda familia se esperan. Aunque las dificultades entre hermanos van a adquirir un tono dramático con consecuencias a muchos años por delante.
Génesis 37:1 “Habitó Jacob en la tierra donde había morado su padre, en la tierra de Canaán.”
El contenido de estas palabras en el hebreo original nos da una riqueza que es preciso tomar en cuenta. La palabra que ha sido traducida como “habitó” es el hebreo Yashav (transliterado al castellano Strong 3427) יֵּ֣שֶׁב . Lo cual es importante porque tiene una raíz similar a la palabra traducida como reposo, Shabbat. De ahí que digamos que Jacov se “asentó”, lo cual es reposar, quedarse en un lugar, o sea establecerse, habitar. Todos sabemos por nuestra experiencia de vida lo importante que es tener nuestro lugar en el mundo. Un lugar donde nos “asentamos”, formamos nuestra familia, vemos crecer a nuestros hijos, desarrollamos nuestras actividades.
Mirando con atención el relato que se nos hace de esa familia, hay un primer detalle que no se nos debe escapar. Veamos estos versículos:
32:28 “Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con YHWH y con los hombres, y has vencido.”
33:1 “Alzando Jacob sus ojos, miró, y he aquí venía Esaú, y los cuatrocientos hombres con él; entonces repartió él los niños entre Lea y Raquel y las dos siervas.”
34:5 “Pero oyó Jacob que Siquem había amancillado a Dina su hija; y estando sus hijos con su ganado en el campo, calló Jacob hasta que ellos viniesen…”
35:9-10 “Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel.”
35:20 “… Y levantó Jacob un pilar sobre su sepultura; esta es la señal de la sepultura de Raquel hasta hoy.”
35:22 “Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel.”
35:27 “Después vino Jacob a Isaac su padre a Mamre, a la ciudad de Arba, que es Hebrón, donde habitaron Abraham e Isaac.”
Creo que lo que estoy tratando de hacer referencia no es muy difícil de ver. O bien la persona en cuestión se llama Jacov, o bien se llama Israel, o bien se llama Jacov Israel, o bien a veces se llama Jacov y otras Israel.
Pensemos por un instante en esto, recordando a nuestro primer patriarca, al primer hebreo. Génesis 17:5
“Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.”
Recordemos que esto ocurre cuando es pasado el mandamiento de la circuncisión y la promesa de vida en la matriz estéril de Sara.
Luego de este cambio de nombre nunca más se vuelve a llamar a Abraham con su antiguo nombre.
Asimismo nuestro patriarca Isaac también recibe un nombre, el cual tampoco es cambiado. Génesis 17:19
“Respondió YHWH: Ciertamente Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para sus descendientes después de él.”
Me gustaría hacer una pregunta tramposa y sencilla ¿Por qué YHWH no le cambió también el nombre a Isaac como lo hizo con su padre y con su hijo (Abraham y Jacov)?
Por supuesto que la respuesta es muy sencilla. YHWH no le cambio el nombre a Isaac porque el Nombre se lo puso El. Entonces en nuestros patriarcas tenemos estas tres alternativas.
Abraham recibe un nombre cuando estaba entre los habitantes de Mesopotamia y luego YHWH se lo cambia.
Isaac que recibe su nombre de parte de YHWH.
Jacov que recibe un nuevo nombre pero en varias ocasiones aparece con un nombre y otro.
Lo que detrás de estas cuestiones está presente, es que el Nombre es algo más que un conjunto de letras conformando un sonido. El nombre de una persona importa un conjunto de atributos, un tipo de carácter o sicología personal, un compromiso espiritual, un futuro, y en muchos casos una visión profética.
En el caso de nuestro patriarca Jacov-Israel tenemos en varias ocasiones a lo largo de su vida, un ir y venir desde la Fe a la duda, desde el compromiso a ser nuevamente objeto de sus temores, de un ir y venir desde una personalidad a la otra. Dificultándose conformar la imagen sólida del líder de Israel. Pero sin embargo, como veremos al final de sus días, ello no es obstáculo para que pueda cumplir su misión entre los forjadores de nuestro Pueblo.
También es importante entender algo con respecto a nuestras vidas.
La sociedad en general tiene, entre varias cosas más, dos tendencias: juzgar y buscar perfeccionismo. Y ello también se traslada a nuestras vidas. A veces ese juicio personal que hacemos de nuestras acciones nos conduce a mejorar aspectos que deben cambiar. Pero en otras ocasiones ese juicio personal se transforma en un obstáculo para el desarrollo y el crecimiento. Impidiendo disfrutar de lo bueno que se ha logrado. Esto se emparenta con el perfeccionismo. Dejando de lado la necesaria corrección de errores, muchos se embarcan en una carrera personal por el perfeccionismo. El cual la propia dinámica diaria demuestra su limitación.
De esta forma el hombre imagina una vida perfecta, la cual luego de obtenida se puede transformar en una rutina pesada difícil de sobrellevar.
Ejemplos hay a montones. Hombres que alcanzan el pináculo de sus logros laborales y luego se dan cuenta que han dejado su familia en el camino.
Cada historia es personal, como la vida de nuestro patriarca. Pero la Toráh nos enseña que aun habiendo hablado directamente con YHWH, habiendo vencido distintas dificultades, de ser Israel puede volver a ser Jacov. Sin embargo ello no lo lleva a la postura pesimista de “nunca lo voy a lograr”, por el contrario su peregrinar sigue, como debe seguir el de todo creyente.
Al término de nuestro peregrinar, nuestra coronación deben ser las palabras del Apóstol en 2 da de Timoteo 4:7
“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”
Parte 2 #
Al comenzar la reflexión deseo explicar porqué en hebreo se llama VaYeshev. He comentado en otras ocasiones que las porciones de las Escrituras reciben ese nombre a partir de la palabra principal que da fuerza al versículo o bien de la primera palabra de ese versículo en el idioma original. Como no tendría sentido que les escriba la frase וַיֵּ֣שֶׁב ya que el lector tendría que conocer el idioma hebreo, es que la palabra se translitera al castellano. O sea se da una pronunciación aproximada en nuestra lengua y se explica el significado.
El texto del versículo 37:1 del Génesis comienza:
“Y se asentó Jacov en la tierra…”
Lo cual en hebreo es “VaYeshev Yaacov Baaretz…”, siendo la primera frase VaYeshev lo que escribí así וַיֵּ֣שֶׁב . Esto como he explicado en otra reflexión significa “Y se asentó”.
Aclarado el porqué del nombre de la porción quiero detenerme en una observación que considero muy importante y que no he tenido ocasión de ver reflejada en comentarios a esta porción que aparecen en internet.
Veamos lo que dice el versículo 37:2
“Esta es la historia de la familia de Jacob…”
Lo que deseo que se observe es que según se nos dice aquí, en los versículos siguientes se nos estará narrando supuestamente la historia de la familia del Patriarca Jacov. Pero si pensamos un poco, la familia mencionada se integra con un abuelo pues Isaac todavía está vivo, un padre que es Jacov, una esposa que es Lea, dos concubinas que son Bila y Zilpa y los doce hijos.
Sin embargo cuando leemos los textos en realidad todo va a desarrollarse en base a dos historias fundamentales. La de José y la de su hermano Judá. ¿Por qué ocurre esto? Porque ya desde los textos de Génesis se nos está mostrando lo que ocurriría varios siglos después luego de la muerte de Salomón, cuando Israel se dividió en las llamadas dos casas: la Casa de Judá en el Sur (integrada por las tribus de Judá, Bejamín y Leví) y la Casa de Efraim o de José o de Israel (conformada por las 10 tribus restantes que luego serán las llamadas ovejas perdidas).
La manera en que esto se presenta en el libro del Génesis se puede esquematizar de la siguiente manera:
• Casa de José (o Casa de Efraim o Casa de Israel): Génesis 37:1 al 36. Aquí se nos cuenta la historia de José desde que comparte sus sueños con su familia hasta su venta para servir en la casa de Potifar.
• Casa de Judá: Génesis 38:1 al 30. Aquí se nos relata las vicisitudes de la estancia de Judá lejos de su familia, su unión con la hija de Súa, el nacimiento de sus hijos y la muerte de dos de ellos, su relación con su nuera Tamar y el posterior nacimiento de Fares y Zera.
• Casa de José: Génesis 39:1 al 43. Aquí se nos relata la vida de José en casa de Potifar, la falsa acusación de la mujer de su señor, el encarcelamiento de José y sus interpretaciones de los sueños del jefe de coperos y el jefe de panaderos.
Estimo que si el lector se toma el pequeño trabajo de seguir esta reorganización de los versículos que le propongo, verá cuan cierto es que TODO el relato de la “historia de la familia de Jacov”, es en realidad el desarrollo independiente de los dos hombres que darán origen a las dos casas que luego se dividirán físicamente, proceso que hemos explicado en “La Fe del Nazareno”.
¿Por qué entender esta estructura que la Toráh, que la Instrucción nos brinda es importante?
Porque tanto en lo que hace a la Casa de Judá como en lo que hace a la Casa de José (o Casa de Israel o Casa de Efraim, como se la puede nombrar), en lo que ocurre está impreso el sello del Mesías, Nuestro Señor Yeshúa.
Pues en el primer relato de lo que ocurre con José tenemos varios aspectos mesiánicos importantes. Algunos de los cuales mencionaré para desarrollar en otra ocasión:
• José es rechazado por sus pares cuando profetiza que será Rey sobre ellos. Génesis 37:8 “Le respondieron sus hermanos: ¿Reinarás tú sobre nosotros, o señorearás sobre nosotros?…” De igual modo el Mesías fue rechazado como el verdadero Rey que debía gobernar sobre los judíos. Juan 19:3 “y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas.”
• José es el hijo amado que Jacov había tenido en su vejez, Génesis 37:3. De igual modo Yeshúa es el Hijo Amado del Anciano de Días, conforme Daniel 7
• José es enviado por su padre Jacov a velar por el bienestar de sus hermanos y las ovejas que aquellos debían cuidar, pero recibió de ellos desprecio, oprobio y su desarraigo familiar, constituido como muerto para su padre. De igual modo Yeshúa fue enviado a sus hermanos judíos buscando velar por las ovejas perdidas, pero recibió desprecio y finalmente fue asesinado por ellos.
• José es despojado de sus vestiduras Génesis 37:23 “Sucedió, pues, que cuando llegó José a sus hermanos, ellos quitaron a José su túnica, la túnica de colores que tenía sobre sí…” De igual modo el Mesías, Juan 19:23 “Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo.”
• José es arrojado al pozo Génesis 37:24 “y le tomaron y le echaron en la cisterna; pero la cisterna estaba vacía, no había en ella agua.” A esto lo desarrollaré en una reflexión posterior.
De igual modo en el primer relato sobre la Casa de Judá tenemos muchos elementos que hacen al Mesías Yeshúa. Pero lo fundamental es la conformación de la descendencia de la tribu de Judá. Pues a partir de la línea establecida por Judá y Tamar que vemos reflejada en Génesis 38 y su correlación en Mateo 1:3 podemos dar testimonio de Yeshúa como Rey y Sumo Sacerdote.
Como Rey por ser descendiente directo de Judá, tribu sobre la cual estaría asentado el Trono de Israel y como sacerdote a partir de ser descendiente de Tamar.
Esto último quizás pasa desapercibido a algunos lectores. Pero no es difícil de explicar.
Aun cuando Judá se casa con una mujer que no pertenecía a su parentela, haciendo algo similar a lo que Esaú había hecho, los hijos de esta unión no serán los antepasados del Mesías. El lector puede seguir lo que estoy escribiendo en el capítulo 38. Sino que luego de que sus hijos, con sangre cananea, no engendraran con Tamar, es que Judá se une a ella y procrea a Fares y Zera.
¿Y por qué relaciono esto con el atributo de Sumo Sacerdote de Yeshúa?
Porque como he explicado en otros escritos, Yeshúa es Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, tal cual se explica en la carta a los Hebreos. No es Sumo Sacerdote según el orden levítico. No tiene relación con la tribu de Leví. Por eso lo que algunos improvisados tratan de demostrar que María, la madre del Señor descendería de Leví, es por demás equivocado. Lo hacen porque de esa forma desean justificar el sacerdocio de Yeshúa, haciéndolo parte de la descendencia de los levitas. Es más algunos se aventuran a establecer un parentesco entre Tamar y Leví. Lo cual es errado.
¿Cómo es esto?
Observen que cuando Judá se entera de que su nuera ha “fornicado” promueve la siguiente sentencia, Génesis 38: 24 “…Sacadla, y sea quemada.” Este era el castigo que recibía la hija de un sacerdote, según vemos en Levítico 21:9 “Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego.” Pero el castigo por fornicación para quien no perteneciese al sacerdocio era muerte por apedreamiento, lo cual vemos por ejemplo en Deuteronomio 22:21.
Entonces si resulta que Tamar es hija de un sacerdote y por supuesto el sacerdocio levítico va a existir varios cientos de años después. ¿De qué sacerdote es hija? Pues bien, quiero mostrar cómo esto que nos conduce a Yeshúa, el judaísmo lo ha sabido desde siempre, pero sus ojos han sido cerrados, pues está en uno de los textos que han existido desde antes que Nuestro Salvador viniera como hombre. Veamos cómo parafrasea el Targum Jonatán el versículo de Génesis 38:6 y lo compararemos con la Reina Valera 1960
38:6 “Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.” Reina Valera 1960
38:6 “Y Jehuda tomó mujer para Er su primogénito, una hija de Sem el grande, que se llamaba Tamar.” Targum Jonatán.
Este texto arameo es claro y sencillo diciendo que Tamar es hija del Sacerdote Sem según el Orden de Melquisedec. Orden que reinstauró Yeshúa luego de que Caifás rasgase sus vestiduras. Orden que ha colocado a Nuestro Salvador como el Sumo Sacerdote perfecto e inamovible por los tiempos de los tiempos.
Por todo esto es que queda demostrado que el capítulo 38 del Génesis en el cual se desarrollan aspectos de la Casa de Judá, coloca a Yeshúa como Rey, descendiente y heredero de Judá. Y como Sumo Sacerdote según el Orden de Melquisedec, por ser descendiente del Sacerdote Sem.
Ricardo.
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