Levítico 6,1-8,36
El comienzo de la porción de esta semana responde al sonido del hebreo transliterado del siguiente versículo, Levítico 6:9
“Tzav et-Aharon ve-et benin lemor zot torat haOlah…” “Manda a Aharon y a sus hijos diciendo, esta es la Toráh de la ofrenda de ascensión…”
En la porción anterior (Vaykrá) vimos instrucciones para el pueblo, en la porción presente tenemos los mismos sacrificios pero ahora con instrucciones para los sacerdotes. Como hemos comentado en otras ocasiones la Toráh es cíclica, volviendo sobre temas vistos pero con nuevos conocimientos.
Uno muy importante que recibimos en esta porción es el referente al fuego. Veamos la siguiente indicación, Lev. 6:13
“El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará.”
Para poder entender espiritualmente estas cuestiones debemos en primer lugar analizar cómo está compuesto el fuego.
El llamado triángulo del fuego tiene tres componentes: calor – combustible – oxígeno.
En cuanto al calor es importante conocer el siguiente concepto hebreo, la kavaná. Esta palabra significa dirección y apunta a mantener la intención adecuada, enfocar nuestras palabras en la dirección correcta. Esto es fundamental cuando algo se “hace” para YHWH, igualmente cualquier tipo de actividad que se encare, ella debe ser en la dirección correcta. La cual es la intención adecuada del corazón. Por ello una oración sin kavaná es un montón de palabras dichas al aire sin dirección. De lo que escribimos es de dirección adecuada, pues puede existir una dirección pero no ser la agradable a YHWH, según vemos en Mateo 6:5
“Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres…”
Por ello el primer componente que debe existir en el fuego nuestro de cada día es la adecuada orientación de nuestros actos, nuestra kavaná, dirigido a servir a YHWH con todo el corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas.
En cuanto al segundo componente, el combustible, nos dice Levítico 1:7
“Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el fuego.”
Ahora bien ¿Qué representa espiritualmente la leña que debe ser puesta junto con el fuego?
Proverbios nos traerá luz al respecto:
Proverbios 3:18 “Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen.”
Por el versículo 13 del mismo capítulo sabemos que se habla de la Jojmá, lo cual podríamos traducir como sabiduría. Sin ir por intrincados caminos de interpretación diremos básicamente que el estudio de la Toráh es el único sendero que puede guiar por el camino correcto de la unión con el Altísimo. Conocer sus sendas, sus palabras, sus mensajes; todo ello está al alcance del ser humano si se aboca a cumplir la lección dada a Josué, 1:8
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la Toráh, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”
Y hemos llegado al último de los componentes del triángulo de fuego, el oxígeno, el aire.
Pues bien, sabemos que el Espíritu es Rúaj, lo cual significa a la vez Espíritu y aire, soplo. Está claro que sin la adecuada presencia de Rúaj HaKodesh, sin el obrar del Espíritu en nuestras vidas nunca podría estar encendido el fuego en el altar.
Está en nosotros que estos tres componentes permanezcan unidos para que nunca se pague el fuego de nuestro altar.
Ricardo.
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pueden ver tambien el comentario a esta porción, unicamente para estudiosos