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Se lee durante Shavuot
Juntos en el viaje #
Que el libro de Rut es un libro leído y conocido por la mayoría de los creyentes no es ninguna novedad. Pero lo que sí puede resultar novedosa es su lectura bajo la revelación de encontrar en este, la relación entre el Hijo de YHWH y su Esposa la iglesia. Así como un paisaje puede ser apreciado desde distintos lugares cuando cambia la perspectiva, cuando cambian los cristales con los cuales se leen las Escrituras, el resultado es sobrecogedor.
Para quienes no estén familiarizados con el mismo les recomiendo la lectura integral de sus cuatro capítulos. Como forma de tener presente su contenido al momento de leer estos comentarios.
Luego de los primeros seis versículos donde tenemos el comienzo de la historia, con el viaje a tierras de Moab en busca de un lugar sin apremios de alimentos y la posterior muerte de los hombres de la familia, llegamos al versículo siete que dice lo siguiente:
“Salió pues del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.”
Quien salió sabemos que es Naomi, la madre de esa familia, acompañada por sus “nuevas” hijas, las viudas de sus hijos, Majlón y Kilión.
En ese viaje que encaran las tres mujeres a la tierra de Judá, al llegar a los límites entre ambas naciones, Moab y Judá, les da la siguiente indicación:
8 “Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre: YHWH haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo.”
En los siguientes versículos se nos muestra la difícil situación de la separación de las nueras y su suegra. Con Orfa, la viuda de Kilión dejándolas y volviendo atrás y Rut decidida a acompañarla. Antes de continuar deseo hacer una pequeña observación. En numerosas ocasiones vemos el uso del versículo de Rut 1:16 como un versículo adecuado para el matrimonio. No escribo que esté mal hacerlo, pero debemos apreciar que si bien la orientación es correcta, no se ha profundizado como hubiera sido conveniente en la cuestión. Pues además de que el versículo se inserta en toda la situación que estoy describiendo, se relaciona especialmente con el versículo anterior, el 15, del cual se nutre. Veamos a qué me refiero.
1: 15-16 “15Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.
16Y Ruth respondió: No me ruegues que te deje, y que me aparte de ti: porque donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde quiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.”
Es imprescindible que veamos que estos dos versículos están mostrando una contraposición entre dos actitudes posibles en la vida de aquellos que han sido llamados.
En Orfa, la viuda de Kilión, volver a su Pueblo y a sus dioses.
En Rut, la viuda de Majlón, dirigirse hacia Judá y al Dios de Israel.
Este contraste no es casual pues todo el libro de Rut se nutre de la relación que se establece entre el creyente y su Redentor, lo cual veremos desarrollado más adelante.
Pero ahora, para avanzar en la cuestión, entendamos lo siguiente: en Rut tenemos una alegoría. O sea un discurso real, pues sabemos que los eventos relatados acontecieron, que además tiene el sentido de enseñarnos una cuestión espiritual. ¿Y cuál es esta cuestión? Explicar parte de la relación entre la Congregación de Israel, la Iglesia, la kahal, y su Esposo y Redentor, el Hijo de YHWH, quien es Yeshúa.
Pues en Rut nos encontramos representados aquellos que decidimos dejar el mundo y sus dioses y dirigirnos hacia la Tierra Prometida y Nuestro Salvador.
Algo que no debemos perder de vista es la presencia de Naomi (Noemí), pues es la suegra quien conduce a Rut hacia la Tierra donde encontrará en Booz (una representación de Yeshúa) quien la sacará de la situación de apremio e incertidumbre del mundo. ¿Y qué representa Naomi?
La Escritura es clara y sencilla, Juan 14:26
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.”
Y entre las cosas que enseñará, se encuentra por supuesto el Camino a la Tierra Prometida.
En los próximos escritos analizaremos varias de las cuestiones referidas al libro de Rut, pero siempre bajo la atenta perspectiva de encontrar en este, la honra y gloria de Nuestro Salvador.
El Espíritu que nos guía #
Como venimos estudiando, el libro de Rut a la vez que es un relato de eventos reales ocurridos en tiempos de los Jueces, constituye una perfecta alegoría sobre la relación del Hijo de YHWH con su Esposa, la Iglesia.
Hemos visto que la suegra Naomí es una imagen de la obra del Espíritu Santo conduciendo a los escogidos a la Tierra Prometida al encuentro del Esposo.
Viene a mi mente un pasaje muy hermoso, el cual es una profecía para nuestros días, que está teniendo cumplimiento ante nuestros ojos. Veamos al profeta Isaías 63:14, traducido literalmente:
“Como a la bestia que desciende al valle, el Espíritu de YHWH los hizo reposar. Así condujiste tú a tu pueblo para forjarte un renombre glorioso.”
Quien más, quien menos, conoce la tarea de un guía, de un pastor, de aquel que conduce. La cual consiste, en base a su conocimiento previo, en llevar a los mejores lugares. A aquellos sitios donde se puede descansar, alimentarse, desarrollarse.
Como he escrito, en base a Juan 14:26, el Espíritu Santo enseñará el Camino a la Tierra Prometida.
Pero esta guía no es tan solo hacia un lugar o a los efectos de pertenecer a un pueblo en particular. Somos parte de un Pueblo porque ese Pueblo ha sido escogido especialmente por YHWH entre las naciones. Por ello son adecuadas las palabras de Rut “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.” Pueblo y Dios deben ir de la mano.
En el caso que estamos viendo, en un entendimiento espiritual, la suegra Noemí dirige los pasos de Rut, porque en aquel lugar se encontraba quien debía rescatarla de la situación de viudez y desprotección. Del desamparado del mundo.
Cuando el Espíritu Santo guía a las ovejas perdidas de la Casa de Israel no lo hace para que adoptemos costumbres extrañas o nos disfracemos de algo que no somos. Lo hace para que volvamos a tener la comunión plena con el Padre, a través de la relación matrimonial con el Hijo. Lo cual no requiere de ropas ajenas a las que vestimos de cotidiano, ni que de repente empecemos a mezclar con el idioma que nuestra madre nos ha enseñado, palabras ininteligibles o mal pronunciadas en un idioma que desconocemos, en la pretensión de ser algo que no somos.
¿Quién es esa persona que menciono se encontraba en la Tierra de Judá y que debía rescatarla?
A nivel histórico y real, el pariente Booz. Quien en un aspecto espiritual alegórico representa a Yeshúa. Noemí se refiere a él en el versículo 2:20
“Nuestro pariente es aquel varón, y de nuestros redentores es.”
Seguramente en estudios del tema habrá leído que entre el Pueblo de Israel existía la figura del Goel. Este era el pariente más cercano que tenía la misión de redimir, rescatar, a sus parientes, de distintas situaciones de pesar, angustia, estrechez o injusticia. No es mi intención escribir sobre lo que otros han escrito tanto (a veces copiando a otros sin decirlo), sino mostrar cosas antes no dichas.
En esta perspectiva lo primero que deseo señalar es ¿En qué tiempo Rut conoce al Redentor, al Goel? Veamos Rut 1:22
“Así volvió Noemí y Ruth Moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Beth-lehem en el principio de la siega de las cebadas.”
Quienes siguen nuestros estudios y comentarios sabrán que el tiempo de la cosecha de la cebada ocurre en un determinado momento del año. Recordarán que casi al final del año bíblico una de las tareas sacerdotales en Israel era observar los campos en la búsqueda de la maduración del Abib, la maduración de la cebada. Si se encontraba la cebada madura se declaraba que el mes siguiente era el primer mes del año. Y a los 14 días de este primer mes se sacrificaba el cordero de Pésaj. El día siguiente era el primer día de la semana de los Panes sin Levadura. Y al segundo día de esa semana de Yom HaMatzot, comenzaba la cosecha de la cebada.
Es en este momento en el cual llegan Noemí y Rut, justo en el momento adecuado en el cual se cumplía la Santa Convocación de Panes sin Levadura.
Como he explicado otras veces las Santas Convocaciones de YHWH, son los tiempos escogidos por el Eterno para tener que…sí, un encuentro especial con Su Pueblo. Lo cual alegóricamente estamos viendo en este encuentro providencial entre Rut y su Goel, su Redentor. Un tiempo especial de encuentro entre la Iglesia y su Redentor, Yeshúa el Mashíaj y Goel de Israel, el Mesías y Redentor de todos nosotros.
En el siguiente estudio veremos cómo se perfecciona ese encuentro y unión espiritual.
Tiempo de encuentro #
Habíamos visto en el escrito anterior que no fue en cualquier momento que Noemí y Rut llegaron a Belén, sino que fue durante la Santa Convocación de Panes sin Levadura. Evento que ocurrió en cuanto a su aspecto alegórico, para mostrar la importancia de los Moedim o Tiempos Escogidos. Pero todavía hay más.
Ya he explicado en La Fe del Nazareno la importancia de las Fiestas de YHWH. Estas tienen una doble función, como momento de encuentro y como “sombra de lo que ha de venir” (Colosenses 2:17).
Teniendo en mente esto, quisiera que ahora observemos un punto muy importante, haciéndonos una pregunta. ¿Hasta cuándo estuvo Rut trabajando en las cosechas de Booz? Como siempre a las respuestas las encontramos en los propios textos:
2:23 “Estuvo pues junto con las mozas de Booz espigando, hasta que la siega de las cebadas y la de los trigos fue acabada; mas con su suegra habitó.”
Así como vimos anteriormente que los versículos nos indicaban el momento de Yom HaMatzot (Panes sin Levadura) ahora se nos da un dato impresionante. Rut estuvo hasta que finalizó la cosecha del trigo.
Es imprescindible tener en mente el carácter agrícola de las Fiestas de YHWH. Quienes siguen los estudios recordarán que Pentecostés (Shavuot), se corresponde precisamente con el tiempo de recolección del trigo. O sea que entre el versículo de Rut 1:22 y 2:23 tenemos la conexión entre las Santas Convocaciones. Las primeras (en la cual está Panes sin Levadura) y esta última (Shavuot).
Si aplicamos nuestro entendimiento al mensaje alegórico recibido podremos ver que Booz, como imagen del Hijo de YHWH, y Rut, como imagen de la Iglesia, han pasado el tiempo juntos. Conociéndose, compartiendo, trabajando en la cosecha, viviendo la expectativa del futuro en la Tierra Prometida. Y lo han hecho a lo largo del espacio de las Santas Convocaciones escogidas.
Esto es una directiva para nosotros como escogidos, de que es el mejor momento, para lograr intimidad con el Salvador. Teniendo como perspectiva la unión matrimonial de las llamadas Bodas del Cordero.
Si recordamos que entre el primer día luego del Shabat semanal y Pentecostés hemos hecho la cuenta del Omer, contando las siete semanas. Podemos apreciar que Rut tuvo ese período para conocer, relacionarse, con el futuro esposo. Tiempo este que también está vigente para nosotros, pues es una alegoría. Por favor, no estoy escribiendo que en otro momento no es posible acercarse a Yeshúa. Lo que hago es mostrar esta preciosura de las Escrituras que antes no fue advertida.
Algo más deseo agregar. Recordarán que anteriormente vinculé a la suegra Noemí como una imagen del Espíritu Santo (Rúaj HaKodesh). ¿Cuál fue el rol de la suegra en aquel tiempo? Lo que es lo mismo que preguntarnos ¿Cuál es el rol del Espíritu Santo en nuestro tiempo?
Nos lo explica el final del versículo de 2:23 “…más con su suegra habitó.”
Así con la sencillez de la exposición bíblica sabemos que la suegra estuvo acompañando y confortando a Rut hasta el momento en el cual ella se uniese a su esposo.
Por supuesto que esto también ha sido recogido en los evangelios para nuestro presente, Juan 14: 15 al 17
15. “Si me amáis, guardad mis mandamientos.16. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17.el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”
Según las propias palabras de Yeshúa recogidas por el evangelista, el Espíritu Santo mora con nosotros. Indicándonos cómo debemos conducirnos, cómo ser agradables al Esposo. Indicando a la Iglesia lo que debe hacer para llegar apta al encuentro del Amado.
Ricardo.
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