La vestimenta es símbolo de nuestra relación con YHWH. El nos dió un cuerpo de luz. El pecado nos deja desnudos, alejados de su presencia. La vestimenta que nosotros mismos cosemos no sirve. YHWH reviste de pieles a Adán y Eva con el primer sacrificio por el pecado, El nos indica como debe ser nuestra relación con sus mandamientos. La única forma de presentarnos ante El es revestidos con el sacrificio de su Hijo. Como cita Isaías 35,4 “… El mismo vendrá a salvarnos”.