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El PACTO #
Éxodo 19:5 “…si diereis oĂdo a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros serĂ©is mi especial tesoro sobre todos los pueblos…”
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Una constante que se repite, es que, a poco de ingresar en las llamadas raĂces de la Fe, los nuevos creyentes solicitan un catálogo de los mandamientos.
Luego de haber transitado durante años, en organizaciones donde el cumplimiento de mandamientos, se veĂa con malos ojos, desean un cambio profundo. ÂżY ahora quĂ© debo hacer? ÂżCĂłmo debo cumplir los mandamientos? ÂżTengo que comprarme un manto, una kipá, aprender hebreo?
Por supuesto que todas estas iniciativas, que se encuentran despojadas de malicia, muestran el deseo ferviente del nuevo creyente, de hacer la voluntad de YHWH.
Pero hay algo que debemos establecer o reestablecer en la mente del nuevo creyente. Es lo referido a la santidad. Porque en el entendimiento existe un hilo muy delgado, que separa lo que se recibe por Fe, de lo que es el obrar humano. Debo decir que en esta confusiĂłn hay personas que, en lugar de sumar, alejan a las personas nuevas.
Para ser claros, la santidad no viene por acciones humanas. La santidad, o sea la pureza de alma, corazĂłn y cuerpo, no se obtiene a partir de algo que se pueda hacer. La santidad no se obtiene por cumplir los mandamientos. El cumplir los mandamientos es un producto, que llega a la vida de las personas, a partir de la santidad que se obtiene por creer en YeshĂşa. Se es santo, porque se cree en YeshĂşa, quien ha pagado por nuestros pecados. Si pensamos que somos santos por guardar el Shabat, estamos en problemas.
Si somos santos por colocarnos tzitzyot, entonces el sacrificio de YeshĂşa fue en vano.
Colocarnos  tzitzyot en las cuatro puntas de nuestras ropas es un acto en cumplimiento de Deuteronomio 22:12. Es una “obra” que hacemos para cumplir el mandamiento. Pero lo hacemos porque hemos regresado al Pacto, a partir del sacrificio hecho por Yeshúa para nuestro beneficio.
Luego de la venida de Yeshúa, si la santidad se obtuviese por guardar, observar, cumplir, mandamientos; entonces ¿Para qué murió y resucitó? Porque es lo que hace en la actualidad, la mayor parte de la Casa de Judá. Observan un catálogo de mandamientos, buscando la santidad por medio de ellos.
ÂżSignifica esto que nuestra actitud debe ser indiferente al cumplimiento de los mandamientos? Por supuesto que no, pues el apĂłstol Pablo nos indica:
Hebreos 12: 1 “…despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,…”
El incumplimiento de los mandamientos es pecado, por ello, cuando la persona camina en Fe, la presencia del Pacto de YHWH en su vida, se manifiesta en su deseo por seguir la senda que Él siguiĂł y que enseñó a sus apĂłstoles y discĂpulos. Y que hoy seguimos nosotros.
En la porciĂłn de esta semana leemos
“…si diereis oĂdo a mi voz, y guardareis mi pacto…”
¿Cuál es la voz que debemos escuchar?
Juan 10:27 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,”
¿Cuál es el Pacto que debe guardarse?
Es el Pacto completo. El Pacto que se nutre de la promesa dada a Adam y Eva acerca de que la simiente de la mujer aplastarĂa la cabeza de la serpiente. Es el Pacto dado a NoĂ©. Es el Pacto dado a Abraham, es el Pacto recibido en Monte SinaĂ. Y finalmente es el Pacto completo dado por YeshĂşa en su PĂ©saj con sus apĂłstoles.
Hoy existen personas que les dicen a los gentiles que solamente pueden servirse del Pacto dado a NoĂ© y les fascina llamarlos “noájidas”. Otros promulgan que deben servirse exclusivamente del Pacto dado en SinaĂ, son los que aĂşn no aceptan a YeshĂşa.
Nosotros, completos en nuestro Salvador, vivimos y gozamos de todos esos Pactos y nos servimos del Pacto ofrecido por aquel que entregĂł su vida por nosotros.
Y asĂ, viviendo por Fe ese pacto, lograremos  “…la santidad, sin la cual nadie verá a YHWH.” Hebreos 12:14
*RICARDO*
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