“Al final” “Al cabo”, Miketz
Génesis 41: 1 al 44:17
Parte 1 #
José, el hijo de Raquel, es el favorito de Jacov. Su padre lo asciende a un rango de preeminencia sobre sus hermanos, lo cual vemos en el tipo de ropa que le obsequia. Génesis 37:3
“Y amaba Israel a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores.”
Este versículo nos indica un status distinto de José con respecto a sus hermanos. Pues esa túnica, en hebreo ketonet (כֻּתֹּ֫נֶת Strong 3801), es un tipo de ropa especial que en el antiguo medio oriente simbolizaba realeza y dominio. Con ello Jacov está colocando a su hijo en una situación de preeminencia sobre sus hermanos.
La pregunta que cabe es cómo llegó a esa posición, ¿Fue sólo por ser el hijo de su esposa más amada?
Jacov tiene 12 hijos. Algunos con su esposa más amada, Raquel, otros con su esposa “aborrecida” lo cual en los términos bíblicos de aquellos tiempos en realidad significa menos amada.
El primogénito de Jacov, Rubén, por su condición tiene sobre sí los derechos de la primogenitura, lo cual incluye la autoridad por sobre sus hermanos, el ejercicio del culto familiar y por supuesto una doble porción patrimonial. ¿Podían estos derechos caer por ser José el hijo de la preferida? La Toráh nos indica que no, Deuteronomio 21: 15 al 17:
“Si un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra aborrecida, y la amada y la aborrecida le hubieren dado hijos, y el hijo primogénito fuere de la aborrecida; en el día que hiciere heredar a sus hijos lo que tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo de la amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el primogénito; mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito, para darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los demás; porque él es el principio de su vigor, y suyo es el derecho de la primogenitura.”
Entonces, ¿Por qué los derechos de primogenitura pasaron a José?
Ya hemos visto la respuesta en reflexiones anteriores, recordemos los pasajes correspondientes.
Génesis 35:22 “Aconteció que cuando moraba Israel en aquella tierra, fue Rubén y durmió con Bilha la concubina de su padre; lo cual llegó a saber Israel.”
1ra Crónicas 5:1 “Los hijos de Rubén primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito;…”
Aquí tenemos los pasajes que nos indican que Rubén, aunque era el que había nacido primero, perdió los derechos de primogenitura cuando se acostó con la concubina de su Padre Jacov.
Por supuesto que la propia Instrucción nos dice que la posición de privilegio de José no era aceptada de buen agrado por sus hermanos, para colmo de males José les contaba sueños donde se afirmaba su preeminencia por ellos y además llevaba malos informes a su padre.
37:4 “Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente.”
37:8 “…Y le aborrecieron aún más a causa de sus sueños y sus palabras.”
37: 2 “…y el joven estaba con los hijos de Bilha y con los hijos de Zilpa, mujeres de su padre; e informaba José a su padre la mala fama de ellos.”
Debo destacar ahora que gran parte de lo acontecido con José constituye una sombra profética mesiánica de lo que Yeshúa viviría y padecería. Existen pasajes muy notorios que nos hablan de ello, pero muchas veces son los que menos tomamos en cuenta. Hice la introducción anterior en esos pasajes del Génesis, para que recordemos qué es lo que hacen sus hermanos con José. En un momento determinado en que su padre Jacov lo envía a sus hermanos, estos que lo ven venir se dicen, Génesis 37:18 al 20:
“Cuando ellos lo vieron de lejos, antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle.
Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador.
Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños.”
Por intervención de su hermano Rubén el crimen no se concreta pero es arrojado en una cisterna sin agua. Previo despojarlo de su ketonet.
Necesitamos ahora pensar por un instante en cómo es el lugar donde tiraron a José. Una cisterna es un pozo profundo que en este caso al encontrarse vacío, resulta un escondite de cuanta alimaña hay en el desierto. Pensemos que están por lo general llenas de escorpiones y serpientes, prestas a atacar lo que caiga en su interior. Siendo asimismo un lugar oscuro y lúgubre. Allí fue arrojado José.
La palabra que ha sido traducida como cisterna בֹּאר bor (Strong 953) en hebreo ¿Podemos encontrarla en otros escritos?
Veamos el Salmo 30:3
“Oh YHWH, hiciste subir mi alma del Seol;
Me diste vida, para que no descendiese a la sepultura.”
La palabra que ha sido traducida como sepultura es la misma palabra hebrea “bor”, con lo cual entendemos que el lugar donde fue arrojado José implica en un sentido espiritual el ser arrojado a la muerte y al abismo.
Todas estas son cuestiones que hemos leído en los versículos de la porción anterior. En la porción que hoy nos toca ya tenemos a José viviendo como siervo en Egipto. De la lectura de ambas porciones sabemos que, vendido como esclavo por comerciantes madianitas, es comprado por Potifar, un hombre relevante en el gobierno egipcio. Sabemos también que escapando de la lujuria de la mujer de Potifar, José es falsamente acusado y termina en la cárcel. Sabemos que allí también se destaca y ocupa un lugar de preeminencia. A raíz de su don para la interpretación de sueños finalmente es sacado de la cárcel y llevado ante la presencia del faraón. Y aquí surge algo que se nos escapa en la lectura no meditada, en la lectura superficial. Veamos qué nos dice Génesis 41:14
“Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.”
¿Y qué es lo que se nos pierde de vista?
La palabra que ha sido traducida como cárcel. Pues la palabra en cuestión es la misma que se ha usado en Génesis 37:24; Salmo 30:3 y ahora en Génesis 41:14. O sea la palabra hebrea “bor”.
Es así que cuando José es llevado a la cárcel, también es arrojado a un “bor”, un lugar lleno de escorpiones y serpientes, pero ya esta vez no de animales, sino de demonios y personas consagradas al mal.
De esta forma, José desciende en la Tierra Prometida al abismo oscuro lleno de escorpiones y serpientes y de igual forma en Egipto desciende nuevamente al abismo lleno de escorpiones y serpientes.
Ya he dicho que gran parte de la vida de José es una sombra profética del Mesías. Pues bien, el Mesías descendió a la sepultura tanto por aquellos presentes en la Tierra Prometida, por la casa de Judá; como también descendió por aquellos dispersos entre las naciones, lo cual es representado por la tierra gentil de Egipto.
Y así como de ambas sepulturas fue sacado José, Yeshúa fue sacado del “pozo”, Hechos 2:24
“a quien YHWH resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que El quedara bajo el dominio de ella.”
Parte 2 #
Es importante que por lo menos una vez toda la porción sobre la cual se están efectuando reflexiones sea leída. Para que de esa forma se tenga presente lo que en cada reflexión se está tratando.
En esta parte veremos lo que ocurrió con José cuando recibe discernimiento sobre los sueños del Faraón.
Algunas de las observaciones que haré por supuesto ya han sido dichas y escritas por otros en otros tiempos, pero no he tomado nada de algún autor en particular. Sí quiero hacer la salvedad que muchos han escrito sobre estos temas.
Sabemos por supuesto lo que soñó el faraón acerca de vacas y espigas. Quiero entonces hacer punta en cuestiones que a veces se nos pasan desapercibidas.
¿Qué ocurre luego de que el faraón tiene sus sueños?
Génesis 41:8 “Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.”
Existe un principio, llamémosle de gobierno, que las propias escrituras nos enseñan, según Proverbios 11:14
“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.”
Pues bien, el rey de Egipto realizó su consulta con los que tenía a mano.
Es evidente que una persona en su situación de poder y preeminencia, con facultades de vid
a y muerte, pudo convocar a todos aquellos que en Egipto se consideraban con capacidad de asesorar al Faraón.
¿Por qué es interesante ver esto?
Por lo que nos dice Génesis 41:8
“…mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón.”
Nadie en todos los confines del imperio pudo interpretar el sueño del Faraón. Ningún hechicero, mago, adivino, etc., sirviente de Satanás pudo dar la respuesta correcta al Faraón. El resultado de esto fue no sólo la pérdida de confianza en aquellos falsos consejeros, sino que seguramente, conforme lo que nos relatan antiguas historias, dio muerte también a algunos que vivían de su corte y no supieron darle una respuesta. Brujos, hechiceros, lacras abyectas servidoras de demonios. Su final fue la muerte por mano de los guardias bajo el decreto real. ¿Acaso no nos hace pensar un poco en los “guardias” celestiales ejecutando el decreto del Rey sobre los rebeldes caídos?
¿Estaba la mano de YHWH detrás de estos eventos? Por supuesto que sí, como lo está detrás de todo evento humano.
Fue necesario que todos los posibles candidatos a dar una respuesta en Egipto fallaran, pues luego de la interpretación de José pudo haber surgido alguno que dijese “ah yo hubiera dicho lo mismo”. Pero no fue así, nadie pudo dar respuesta y de esa forma quedó despejado el camino para José.
El soberano buscó en todos ellos la sabiduría para entender el mensaje recibido. Está claro que cerca suyo, como espectador de lujo, se encontraba el mayordomo, ese hombre de suma confianza que tenía el faraón. O sea el llamado copero.
¿Por qué escribo esto? Porque si bien no se trataba de un hombre que condujese sus tropas a la batalla, ni tampoco el hombre encargado de las finanzas ni tan siquiera de la ministración del culto. El copero tenía en sus manos aquello que llegaba a las entrañas mismas del faraón. Cualquier intento de envenenamiento o atentado contra la vida del jerarca (tan común en la edad media veneciana por ejemplo) habría pasado por las manos de ese hombre. Es evidente que tenía una cierta llegada al rey, por cuanto aparece en escena hablando sin tener una audiencia o sin ser castigado por hacerlo.
¿Y qué dice el copero?
Al hacer yo esta pregunta, de seguro a la mente del lector viene el recuerdo de que nombra a José y sus habilidades.
Pero no es eso lo primero que dice el copero, según Génesis 41:9, la primera frase es significativa y debemos tomarla muy en cuenta:
“Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas.”
Conocemos la palabra arrepentimiento, y sabemos que es importante. Pero años de doctrinas poco profundas nos han hecho perder de vista lo trascendente de esto.
La palabra usada en el hebreo para arrepentimiento es “teshuvá” de lo cual hemos hablado en otras ocasiones. Esta palabra tiene un contenido muy importante pues habla en primer lugar de detenerse del camino que se está siguiendo, luego dar un giro de 180 grados y empezar a caminar en forma contraria. Y para hacer eso en primer lugar es necesario advertir que se está caminando mal, lo cual implica reconocer las faltas que se tienen.
Aquí vemos en el copero un cambio en su ser en el cual YHWH, en su amor y misericordia por todas sus criaturas, le permite tener. Aun cuando habían pasado dos años desde que había salido de la cárcel, desde que había salido libre, hoy se da cuenta que está en falta y ese es el primer paso para rectificar su conducta.
A partir de allí, el copero, da el informe al faraón sobre José.
Luego de recordar al faraón la situación que había sufrido dos años atrás cuando estuvo en la cárcel. Dice las siguientes palabras, Génesis 41:12:
“Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño. “
Quizás no tomamos muy en cuenta esta presentación del copero, pero las palabras que dice son muy significativas. Y detrás de ellas también hay intenciones.
Pensemos por un instante que todo el reino se ha visto convulsionado por el sueño del mandamás, incluso vidas se ha cobrado y ahora el copero, quizás temiendo también que su vida o su situación corriese peligro entiende que puede tener la solución. Como escribí, a veces no nos damos cuenta. Pero, aun cuando sabemos que no es verdad, los egipcios ven en el faraón a un semi dios enojado y cuya ira puede desembocar en cualquier cosa.
Por supuesto que también el copero puede entrever que si su recomendado tiene éxito, él también tendrá beneficios.
Veamos el contenido de los versículos.
En primer lugar dice “…un joven…”, detrás de estas palabras está la opinión de que aun cuando su palabra de interpretación sea veraz, es como si dijese “no se olvide que es tan sólo una persona de poca edad”. Quien aún no conoce las vicisitudes de la vida como para tener en sus manos los destinos del reino, lo cual sí sabemos que ocurrirá.
Pero como si esto fuera poco le agrega la nacionalidad, “…un joven…hebreo,…”. Como muchas veces perdemos el contexto en el cual se desenvuelven las cosas, perdemos también la dimensión de lo que se nos está diciendo.
Dentro de la cultura egipcia de la época el contacto con los hebreos era muy restringido. Pues ni aun comían juntos lo cual era una aberración para los egipcios.
Profundicemos un poco más, ¿Alcanza con lo dicho? No
¿Dónde conoció el copero a José?
Dice “…Estaba allí con nosotros…”. O sea, para colmo de males: hebreo, joven y… además preso. Pues previo a ello el copero se encargó de recordar al faraón que se encontraba en la cárcel.
¿Hay algo más? Sí, el status como persona que tiene José. Pues el copero aclara:
“… siervo del capitán de la guardia…”. Como broche de oro para cerrar la calificación de José se deja bien establecido que no se trata de un hombre libre, sino de un esclavo al servicio del capitán de la guardia.
Aun con este cuadro de situación, el faraón en la desesperación de salvar su reino, omite todas estas malas referencias y convoca a José.
Es necesario ahora que reflexionemos un poco en estas cosas. Pues en cada una de ellas está presente la condición humana. Esa que a veces se presenta como un limitante para nuestras vidas en el servicio a Elohim.
Tendemos a mirarnos y a ser mirados por los demás con un juicio netamente humano, despojado del conocimiento de los planes de Elohim.
Uno de los limitantes que vemos en nuestras vidas es la edad. Nunca es la correcta. Cuando somos jóvenes, es la juventud y falta de experiencia la que pareciera limitarnos. Cuando somos adultos, la edad tampoco es la correcta, pues las necesidades de la vida, el trabajo, el sostenimiento o la atención del hogar, se transforman en obstáculos para la concreción de los sueños de vida. Cuando pasamos a la ancianidad, la vejez se trasforma en el nuevo obstáculo. Y resulta que tampoco es la edad correcta. Finalmente cuando descendemos al descanso, ahora sí que la edad no es la correcta. Será entonces acaso que “no hay una edad correcta”. Esta limitante del mundo, en nuestro hermano José no significó nada.
Otra de las limitaciones auto impuestas ocurre cuando pensamos en nuestro status, nuestra condición frente a las personas. Si somos jefe o empleado, si somos cuentapropistas o trabajamos bajo patrón, si somos empresarios o empleados, si tenemos trabajo o estamos desocupados. Si trabajamos 8, 10, 12 horas o todo el día. Si somos “siervos” o “señores”.
A veces será el lugar donde hemos nacido o criado. El país del cual venimos o en el cual estamos. Nos auto limitamos. “Ah si hubiera nacido en…” ahí sí que podría compartir la Palabra de YHWH. O si “fuese de la provincia… ahí sí me escucharían…”. Nunca se es del lugar correcto.
Los “hubiera” o “hubiese” no existen. Sólo la realidad pasada y presente. La cual Elohim en su infinita misericordia ha permitido que tengamos en nuestro patrimonio personal para poder desarrollar todo el potencial que YHWH ha puesto en nosotros.
Pues no se trata de si somos ricos o pobres, altos o bajos, patrones u operarios; se trata de que su Instrucción (su Toráh) es válida para todos los seres humanos y todos los seres humanos tienen la obligación de vivirla en sus vidas.
Una vez, una amiga me envió un cartelito que decía: Pedro era violento, Mateo recaudaba impuestos, Pablo era fariseo y Lázaro estaba muerto…y Usted qué excusas tiene para no servir a Elohim.”
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Parte 3 #
En esta porción de la Instrucción hemos asistido a la llegada de José al rango más alto en Egipto después del Faraón.
Ya he establecido que José, gran parte de su vida, constituye una sombra profética del Mesías Yeshúa. Pues bien, ahora podemos ver esto en evidencia de la propia porción. Génesis 41: 45-46:
“Y llamó Faraón el nombre de José, Tzafnat Paneaj; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On. Y salió José por toda la tierra de Egipto.
Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.”
En estos dos versículos tenemos al menos dos evidencias, una muy clara y otra un poco más difícil de advertir. Empecemos por la clara, el tiempo en el cual José empezó a desarrollar su labor.
“Era José de edad de treinta años…”
Lo cual comparado con Lucas 3:23:
“Yeshúa mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José, hijo de Elí,…”
La segunda indicación, más sutil como he dicho está en el nombre egipcio que el faraón le pone: Tzafnat Paneaj.
¿Qué significa este nombre?
Pues bien en el Tomo 1 de su libro “Antigüedades de los judíos” el historiador Flavio Josefo dice que Tzafnat Paneaj significa “descubridor de secretos”. Lo cual claramente nos hace alusión al don puesto por Elohim en José.
Pero la Biblia Copta que he mencionado en otros estudios traduce Tzafnat Paneaj como “salvador del mundo”.
Teniendo entonces dos elementos que nos muestran a José como una sombra profética del Mesías Yeshúa.
Podemos apreciar también un dato muy interesante, el cual nos lleva a entender un poco lo que ha ocurrido en los últimos dos mil años en el mundo cristiano. Si partimos de la base de que es José esa imagen de Yeshúa tomemos atención a los siguientes versículos, del capítulo 41 del Génesis:
Vers. 14: “Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón.”
Vers. 45: “…Y llamó Faraón el nombre de José, Tzafnat Paneaj; y le dio por mujer a Asenat, hija de Potifera sacerdote de On.”
Al principio del relato tenemos a un José que de seguro tenía la imagen del siervo hebreo, pues de ello nos da cuenta el copero al describirlo. Pero al leer lo que con él acontece, observamos que su identidad hebrea, la cual se traduce en su presentación, su vestimenta, su pelo, etc. Son reemplazados por los usos del mundo.
De igual manera, nuestro Mashíaj hebreo, quien se movió como Rabino gran parte de su ministerio, ha sido reemplazado en el mundo por una imagen más adaptada al pensamiento occidental. Su barba raleada, su vestimenta más romana que judía, su cabello largo y casi rubio, sus modales más cercanos a un afeminado que a un hombre. Y no sólo lo externo por supuesto, pues el cambio de nombre hecho con José, aun cuando simboliza la misión salvadora de Yeshúa, refleja también el despojo realizado al reemplazar su nombre hebreo o su equivalente arameo (Yeshua), por el vocablo occidental Iesus, del cual surgirá en nuestro castellano Jesús, en italiano Gesú, etc.
Cuando leemos frases como la que a continuación transcribiré a veces no se alcanza a dimensionar lo profundas que son, veamos Lucas 24:44:
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la Instrucción de Moisés, en los profetas y en los salmos.”
Si se consultase por lo general a comentaristas de la Biblia dónde se encuentran menciones a Yeshúa en los 5 libros escritos por Moisés, (que es a lo primero que se refiere Lucas) a lo sumo se reciben algunas indicaciones al Profeta que vendría mencionado en Deuteronomio.
Veremos ahora un momento en la porción en el cual la imagen profética del Mesías se enlaza con el relato de la actividad de José.
Génesis 41:55 “Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.”
Mi amigo lector ¿Le resulta conocida la frase? ¿La ha leído similar en otra parte de su Biblia?
Permítaseme transcribir unos pasajes en griego y verá que luego se pone un poco más fácil.
Génesis 41:55 “…Πορεύεσθε προς Ιωσήφ και ο αν είπε υμίν ποιήσατε.” Transliterado al castellano (o sea puesto en una pronunciación aproximada con nuestras letras) sería: “Proséusesze pros Iosef kai o an éipe jemín poiésate”
“…Vayan a José y hagan todo lo que él les diga.”
Juan 2:5 “…ο τι αν λέγη υμίν ποιήσατε.” Transliterado: Jo ti an légo jemín poiésate.
“Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.”
No es necesario ser un traductor del griego para ver que las palabras en esa lengua son similares en los dos versículos, en Génesis 41:55 y en Juan 2:5.
Entonces cuál es el paralelismo que existe aquí. Sinceramente es fascinante, hermoso y hasta conmovedor observar cosas como estas.
En el caso de Génesis 41: 55 la situación es esta:
“Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto, el pueblo clamó a Faraón por pan. Y dijo Faraón a todos los egipcios: Id a José, y haced lo que él os dijere.”
En este primer caso el Pueblo Egipcio pidió: Pan
En el caso de Juan 2:3 la situación es esta:
“Y faltando el vino, la madre de Yeshúa le dijo: No tienen vino.”
En este segundo caso el Pueblo pidió: Vino
Tenemos entonces en estos versículos enlazados, la concreción de ese aspecto tan importante que representa el cuerpo y la sangre de nuestro Mesías, el Pan y el Vino.
Más sombras proféticas encontramos en esta porción, pero sólo haré mención ahora a una que importa la actitud profetizada y que es la que nos define como siervos de Yeshúa el Mashíaj.
Génesis 41: 42-43 “Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto.”
Filipenses 2: 9 al 11 “Por lo cual YHWH también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Yeshúa se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Yeshúa HaMashíaj es el Señor, para gloria de YHWH Padre.”
Ricardo. Se puede reproducir total o parcialmente mencionado al autor. Todos los derechos reservados.