Las cosas que en este escrito voy a compartir debieran ser parte de nuestro más sencillo conocimiento. Pero desgraciadamente, siglos de tergiversaciones y malas intenciones, han hecho que hoy se presenten como verdades reveladas. Resulta difícil concebir que en pleno siglo 21 debamos los creyentes volver a asentar ciertos pilares de nuestra Fe, como si los textos que los avalan, que los fundamentan, no estuviesen presentes en las Escrituras.
Específicamente me veo obligado a escribir sobre la situación de la mujer, especialmente en nuestras congregaciones y en el ámbito familiar.
Como escribí más arriba, por desgracia, siglos de tergiversaciones han provocado que los creyentes tengan una idea equivocada con respecto a este tema. Y lo escribo con toda franqueza: gran parte de la cristiandad es culpable y responsable de que el movimiento feminista haya cobrado la fuerza que actualmente ostenta. Pues han dejado que la defensa de los derechos y los intereses de las mujeres, hayan pasado a las manos de los comunistas e izquierdistas de toda clase. Estas personas, bajo la intención de intereses espurios, han usurpado el lugar que los cristianos y creyentes en Yeshúa debemos tener en cuanto la defensa de los desposeídos, los débiles y los desamparados.
¡Cómo es posible que las madres solteras, las mujeres golpeadas, las asesinadas, sean las banderas de aquellos a los cuales la vida no les importa un céntimo! Aquellos mismos que en otro tiempo crearon el caos en América y el Mundo con sus guerrillas y atentados, hoy son los “defensores” de la mujer. ¿Y por qué? Porque gran parte de la cristiandad sigue atada a pensamientos falsos, generados en los antros del Vaticano hace siglos.
En este sentido es que debemos sustentar nuestro pensamiento en lo que las Escrituras nos dicen y no en otra cosa.
Por ello es que ahora pondré en sus manos un texto que, aun siendo conocido, ha sido tergiversado y malinterpretado.
Me refiero a Efesios 5: 21 al 23, veamos
“21Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.”
Como primera cuestión debo decir que la traducción no es literal, sino que ha sido completada para conducir a cierta idea. Pues una traducción más literal sería:
“21someteos unos a otros en el temor de Cristo, 22las mujeres a sus maridos como al Señor. 23Porque el esposo es la cabeza de la esposa así como Cristo es la cabeza de la Iglesia, Él mismo Salvador de todo el cuerpo.”
Pero alguien podría decir ¿Cómo sé cuál de las dos traducciones debiera seguirse? ¿Tenemos acceso a una versión más cercana al original que debió escribir Pablo? Sí, la versión en griego, la cual dice:
21ὑποτασσόμενοι ἀλλήλοις ἐν φόβῳ χριστοῦ
22Αἱ γυναῖκες , τοῖς ἰδίοις ἀνδράσιν ὡς τῷ κυρίῳ
Ahora haré una transliteración de las palabras del griego al castellano para que sea más sencillo de entender:
21 “jipotassómenoi” allélois en fóbo Jristú
22 jai guináikes tois idíois andrásin jos to Kirio
Como puede verse he puesto entre comillas una palabra, la cual es el griego ὑποτασσόμενοι (jipotassómenoi). Este vocablo es lo que se traduce como “someteos” en el versículo 21. Palabra que según podemos ver no aparece en el original griego en el versículo 22.
Entonces si no aparece en el texto griego, si solamente está la palabra “someteos” en el versículo 21 y no hay en el versículo 22 algo similar a “sujetas” como dice en la primera traducción. ¿Por qué aparece en la traducción al castellano y a otros idiomas? Porque se sobreentiende que el versículo 22 también hace referencia a las casadas en una situación con respecto al marido similar a la que se ve en el versículo 21.
Lo primero que debiéramos preguntarnos es cuándo comenzó a escribirse en el versículo 22 esta palabra agregada. Pues bien debo remarcar que por ejemplo en una edición que he consultado del S.XIII de Vetus Latina (las antiguas versiones en latín), ya aparece agregada la palabra. Luego la versión que el catolicismo hizo oficial en latín, la Vulgata Clementina, dice:
21″subjecti” invicem in timore Christi.
22Mulieres viris suis “subditæ” sint, sicut Domino
Como he remarcado, ahí aparece la palabra en latín que se traduce como “someteos”. Y sí, aparece en el versículo 21 y 22. Pero recordemos nuevamente en la primitiva versión en griego no está en los dos versículos sino en el primero.
Otra cuestión que deseo aclarar tiene que ver con el idioma griego original. El cual se escribía con todas letras mayúsculas y sin puntuaciones. O sea el punto y seguido o el punto y aparte no existían en el griego en los textos originales. Pero en la versión que he comentado en latín, sí aparecen diferenciados los versículos, es más, el versículo 22 comienza con una letra más grande, especial, para diferenciarla del final del versículo 21.
¿Por qué el catolicismo hizo esto?
Porque cuando se escriben las cosas de esta forma se da la impresión de que se trata de dos situaciones:
• Versículo 21: someteos los unos a los otros
• Versículo 22: las casadas estén sujetas a sus maridos.
Sin embargo, en la traducción literal, no se está haciendo hincapié en que las mujeres estén sometidas a los maridos. Sino que en la congregación los hermanos tienen que adoptar entre sí una actitud similar a la que tienen marido y esposa en el matrimonio. El eje ya no es apuntar a que las mujeres estén sometidas sino que el eje es que dentro de la congregación se viva una situación similar a la que debe existir en el matrimonio.
Entonces surge la pregunta ¿Cómo es posible vivir una situación similar a la del matrimonio en la congregación?
La respuesta está en lo que significa la palabra que ha sido traducida como “someteos”.
Analicemos un poco esto. El vocablo griego es “ὑποτάσσω”, se pronuncia jipotásso.
El lector sabe que las palabras en los idiomas tienen más de una acepción. Un ejemplo es “banco” que puede tratarse tanto del de la plaza como el lugar donde se deposita dinero.
Pues bien la palabra griega de la que estamos hablando tiene varias acepciones. Pero dos que nos importan en este caso son:
• Someterse a sí mismo, colocarse en sujeción voluntariamente.
• Encontrarse bajo un régimen de tipo militar
El primer caso ocurre cuando una persona se coloca voluntariamente bajo las disposiciones de alguien o de algo. Por ejemplo cuando voluntariamente sigo las disposiciones de la Toráh.
La segunda es cuando la persona se encuentra bajo un régimen militar y no tiene voluntad, no puede tomar decisiones por su cuenta.
Para avanzar en esto, debemos recordar que el Apóstol está diciendo que en la congregación, debemos comportarnos de manera similar a como lo debemos hacer en el matrimonio.
Ahora bien, si pensásemos que se trata de la definición donde se habla de colocarse bajo un régimen militar, entonces debemos entender que los miembros de la congregación deben encontrarse sometidos como en un ejército. Con lo cual existiría una cadena de mando donde aparece un personaje que dice que los demás lo deben obedecer. Esto es la llamada doctrina de los nicolaitas. Lo cual el mismo Señor ha rechazado. Es la doctrina del papado romano.
Por otro lado si pensamos que se trata de una situación donde voluntariamente nos colocamos en sujeción, podemos ver que esta sujeción no es militar. Sino que pasa por la interacción entre las distintas personas, su cuidado mutuo, su protección. Por ello es que Pablo apunta a que las personas se cuiden mutuamente, se protejan, se amonesten llegado el caso; en igual manera en la que lo haría una mujer con su esposo.
Cuando se lee sin prejuicios el contenido de los versículos tal cual lo he expuesto, se puede ver que no está escrito para someter a las mujeres. Sino que el sentido es que todo el cuerpo de Cristo se coloque en una situación de mutua protección y sujeción como la que existe en el hogar. ¿Y finalmente “sujeción a quién”?
La respuesta está en el versículo 24, el cual también debe reverse, pues su traducción también está tergiversada, orientada al sometimiento de la mujer. Sin embargo, un vistazo al original nos da otra idea:
ἡ ἐκκλησία ὑποτάσσεται τῷ χριστῷ , οὕτως καὶ αἱ γυναῖκες τοῖς ἀνδράσιν ἐν παντί
Transliterando diría:
Je ekklesia jipotássetai to Jristo jutos kai guináikes tois andrásin en panti.
El versículo 24 es categórico cuando lo traducimos literalmente:
“la Iglesia se somete a Cristo como la esposa al marido en todo”
Lo cual es muy diferente de la traducción conocida:
“Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.”
En el primer caso el eje está en la Iglesia como cuerpo: cada uno de los miembros articulados entre sí, que se protegen mutuamente y someten su voluntad unos a otros, teniendo la misma cabeza.
En el segundo caso el eje está en el sometimiento de la mujer al hombre.
Este eje puesto donde no debe ir es parte de toda una política de destrucción de la imagen femenina llevada adelante por el catolicismo durante siglos. Política que despojó a la mujer de su altura en la congregación, que llevó a la macabra idea de que María Magdalena fuese una prostituta, que incluso llegó a dudar de que las mujeres tuviesen alma. Y tantas locuras más pergeñadas desde las oscuras mentes de los idólatras.
Ricardo.
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