Creemos que ambos textos son bastante claros y no deberían confundirnos, pero ahora veamos qué ocurre al avanzar
Santiago 1: 12-13
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que YHWH ha prometido a los que le aman.
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de YHWH; porque YHWH no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;…”
Ahora la cosa no es tan fácil, porque quien resiste la tentación ha resistido la prueba y recibe la corona de vida. Pero si es así, entonces porque luego se aclara que “…no diga que es tentado de parte de YHWH…”
Podríamos seguir agregando textos pero sólo lograríamos confundir más al lector. Entonces creemos que lo más conveniente es entender cómo surge la llamada tentación.
Veamos qué nos dice el apóstol. Santiago 1: 14-15
“cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
La concupiscencia es un apetito desordenado de placeres deshonestos, de placeres que YHWH no quiere para esa persona determinada.
Pero es interesante entender que la palabra que se ha traducido como concupiscencia es similar a la palabra usada para codicia de lo ajeno. Pues tiene la misma raíz que la palabra empleada en Éxodo 20:17
“No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo…”
O sea en nuestro interior, lo cual seguirá mientras sigamos con este cuerpo, anidan deseos y pasiones. Deseos por sexo, autos, dinero, placeres físicos y mentales, placeres de todo tipo, los cuales no se encuentran dentro del Plan de Elohim para nuestra vida.
En su astucia, el enemigo, se aprovecha de esos deseos llevándonos a buscar la forma de satisfacerlos. Nos seduce atrayéndonos a eso que puede procurarnos ese placer no querido por YHWH. En la mayoría de las ocasiones nuestra propia conciencia hace un llamado para evitar la caída, lo cual el apóstol Pablo nos explica en la carta a los Romanos:
7: 24- 25 “pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
Gracias doy a YHWH, por Yeshúa Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de YHWH, mas con la carne a la ley del pecado.”
Como explicamos antes mientras nuestros cuerpos no sean transformados a partir de la resurrección de la carne o de la transformación de la Trompeta Final, esa ley permanecerá y será necesario luchar contra ella. En la medida en que no se gane esa lucha se consumará el pecado y con él la muerte. De todo lo cual nos ha hablado Santiago y lo hemos transcripto.
Entonces por qué YHWH permite la tentación en nuestras vidas ¿Quizás quiera que pequemos? Por supuesto que no. Lo que ocurre es que es necesario que se desnude la verdadera naturaleza que llevamos dentro para poder neutralizarla en un primer momento y luego vencerla.
Por ello es que lo permite, pero no es Él el que tienta a las personas. Es la codicia de placer deshonesto la que genera que seamos tentados.
Pensemos por un instante ¿Puede usted ser tentado por hasatán a beber extracto de ratania? Lo más probable es que no, porque ni siquiera sabe lo que es. Su concupiscencia no tiene registro en su memoria de lo que esa sustancia es o lo que provoca. Quizás sea un purgante o un elixir de amor.
¿Puedo tentar a un bebé de 8 meses con promesas de riqueza fácil? Sería una tontería, porque en su inocencia aun no se han formado las pasiones que conducen a ese deseo, aunque en potencia su cuerpo carnal pueda albergar en el futuro esos apetitos.
Creemos que ahora se está comprendiendo un poco mejor a qué se refería Santiago en 1:14-15
“cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”
No es YHWH quien genera esto, sino el propio ietzer hará (el instinto del mal) presente en la persona quien lo hace. Del cual el enemigo se aprovecha, por eso
“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de YHWH”
Pasemos ahora entonces a Santiago 1:2-3
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.”
Esta es una situación totalmente distinta. Aquí nos hallamos frente a un testeo de parte de YHWH. A una oportunidad que El nos brinda. En esta oportunidad no está en juego el instinto del mal presente en nuestros miembros. Sino ese ser de Luz, espiritual, que se está formando dentro de nosotros. Aquí no ingresa la concupiscencia sino fundamentalmente fortalezas como la del domino propio. 2da de Timoteo 1: 6-7
“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de YHWH que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado YHWH espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”
Y por supuesto mayormente la Fe. Esto es sobre lo que actuó YHWH al probar a Abraham.
Entonces vistas estas cuestiones ¿Tenemos forma de diferenciar cuando nos encontramos frente a tentación o cuando nos encontramos frente a una prueba?
Sí. La forma de diferencia a ambas radica en el propósito.
Esta es la llave que nos permite discernir frente a qué nos encontramos. Que nos permite levantar la guardia cuando es necesario o doblegar las rodillas. Que nos permite entender si proviene de YHWH o del “pecado que mora en mí”.
Y así podemos incluso entender y analizar todas las situaciones que la Biblia nos presenta.
¿Cuál era el propósito de la serpiente al impulsar a Eva a comer del fruto prohibido? Que se rebelara contra el mandamiento de YHWH. Entonces nos hallamos frente a la tentación.
¿Cuál era el propósito de Elohim al pedir el sacrificio de Abraham? Un crecimiento y fortalecimiento en la Fe de Abraham. Es una prueba.
Muchos ejemplos podrá encontrar el nuevo creyente en las escrituras, pero lo que es más importante podrá comprender los ejemplos de su propia vida y actuar conforme la voluntad de aquel que lo ha creado.