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Quiero comenzar con este conocido versículo, Deuteronomio 8:4
“Tu vestido nunca se envejeció sobre ti,…”
Tenemos aquí un hecho sobrenatural. Las ropas que vistió el Pueblo de Israel durante su peregrinar por el desierto no se gastaron, rompieron o deterioraron. Con lo cual la presencia de YHWH en el medio del Pueblo supera las barreras de la propia Creación. El agua no quitó los colores de las telas, ni el polvo erosionó las tiendas, ni los guijarros del camino deterioraron las suelas del calzado. Todas estas situaciones que se apartan de lo natural.
Pero como en todo aspecto de la Toráh, sabemos que un contenido espiritual se desprende necesariamente de las palabras de este versículo.
Para entender esto hay que recordar algo expuesto al principio del recorrido por la Toráh. Para desentrañar el sentido espiritual debemos traer a la memoria ciertos pasajes de Génesis vinculados a la caída del hombre. Leamos Génesis 2:25
“Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.”
Adán y Eva se encontraban en un estado de pureza espiritual, este les daba cobertura de Luz. Merced a ella sus cuerpos no se veían desnudos, pues era precisamente la Luz de Elohim la que los cubría.
Pero como precisamente esta cobertura era producto de la comunión espiritual con el Creador, cuando el pecado ingresa en ambos, aquella se pierde. Y esto es advertido por ellos, Génesis 3:7
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos;…”
En este momento encuentran que han perdido esa cobertura de Luz, han perdido esa conexión espiritual que los relacionaba con su Creador.
Ahora bien, cuando el hombre pierde la verdadera conexión con el Creador, su búsqueda inmediata es restablecer esa conexión a partir de lo que su propio pensamiento e ideas pueden generar. Busca suplantar con el producto de su labor, aquella Luz primitiva que gozaba desde el principio. Al tratar de recobrar aquello que ha perdido, crea su propia forma de unirse nuevamente con el Creador.
Es lo que hace el ser humano al inventar una nueva forma de ligarse con la divinidad. Que es lo que llamamos religión, re-ligare en latín, que significa “volver a unir, volver a ligar”.
Esto ocurrió espiritualmente, cuando físicamente Adán y Eva realizan la siguiente labor, Génesis 3:7
“…entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.”
Con sus manos y su pensamiento inventaron “ropa”, inventaron “religión” para tapar su desnudez espiritual. La Toráh tiene un sentido físico y también un sentido espiritual.
Pero por supuesto que lo hecho por los seres humanos es una burda imitación de lo que YHWH ha dado al hombre. Pues la religión inventada no puede ser ropa adecuada. ¿Esto qué significa? Que la religión inventada por el hombre no puede salvar, sólo es eso, un ropaje que pretende ser espiritual para ocultar la desnudez.
¿Podría entonces el hombre crear un medio de relacionarse nuevamente con el Creador? ¿Podría el hombre salir de la desnudez espiritual en la que cayó?
La propia Toráh nos indica que no, que el plan del hombre para su propia redención se demostró imperfecto, inválido. El libro del Génesis en su entendimiento espiritual nos indica el camino dado por YHWH.
El versículo de Génesis 3:15 YHWH establece la promesa de redención de aquel que heriría en la cabeza a la serpiente, desterrando en un futuro el pecado de la vida del hombre por completo, y enterrando a su vencido enemigo satanás. Y es luego de dar a conocer esta promesa al ser humano que YHWH efectúa el primer sacrificio, mostrando proféticamente la función expiatoria del Mesías para todo aquel que la desee tomar. Génesis 3:21 nos dice que:
“Y YHWH hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.”
Ahora el Creador vuelve a tapar la desnudez del hombre, pero esta vez no es a partir de una renovación plena de su carne que los transforme en los seres de Luz que antes fueron. Sino a través de la cobertura dada por el sacrificio del Mesías.
Esta cobertura de pieles simboliza que los hombres sólo pueden presentarse ante el Creador cubiertos con el sacrificio expiatorio del Mesías, de otro modo están desnudos.
La realidad física del ser humano sólo cambiará cuando Él regrese con su Poder en las nubes, 1ra de Corintios 15:52
“en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.”
Avanzando en la temática ¿Cómo se relacionan estas cosas con la porción ekev?
Pues bien, pensemos por un instante que el Pueblo de Israel recibió a los pies del Monte Sinaí la revelación de la Toráh, escrita en las tablas de las diez palabras por el dedo de YHWH y reflejada en su plenitud por la mano de Moisés en el Rollo de la Toráh.
Este conjunto de indicaciones son los que dieron las pautas de cómo debía relacionarse el Pueblo con su Creador, por decirlo de una forma entendible, dieron las pautas de una “religión verdadera”. De un ropaje espiritual dado por el Creador, con los argumentos, actos y ritos necesarios para relacionarse con Él. Y por supuesto no inventado por el hombre, sino dado por YHWH.
Es precisamente esta vestidura espiritual la cual no sufrió mella ni deterioro y es también la que usa el Pueblo al ingresar en la Tierra Prometida. Llevándolo al plano espiritual, el conjunto de disposiciones, decretos, estatutos, recomendaciones y enseñanzas desprendidas de la Toráh constituyen aquello que, no sólo no envejece sino que además es la ropa adecuada para moverse en la Tierra Prometida.
“Tu vestido nunca se envejeció sobre ti,…”
Aquí podemos hacer un alto y reflexionar ¿Cómo alguien a partir del entendimiento espiritual de este versículo podría pensar que la Toráh ha pasado de moda?
Y lo magnifico de ello es que la Toráh Viva, Yeshúa, no reemplaza este vestido, esta cobertura espiritual, sino que muy por el contrario la mantiene limpia y suficiente para presentar ante el Creador.
Mateo 5:17 “No penséis que he venido para abrogar la Toráh o los profetas;…”
¿Por qué muchos entonces han dejado de lado la Toráh?
Porque el mundo gentil no se ha vestido con las ropas del Mesías, sino que ha destrozado su enseñanza. La ha mutilado. Ha tomado lo que le convenía y la ha despojado de aquello que no le resultaba adecuado a sus propósitos. ¿Y cómo aseguro esto? Porque el mismo sistema de interpretación que uso para entender la Toráh escrita lo empleo para entender la enseñanza de la Toráh Viva.
Veamos Mateo 27:35
“Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.”
Luego de aprovechar el sacrificio de Yeshúa en la cruz de ejecución, el mundo creó una religión propia, repartiendo por doquier las ropas del Mesías. Desmantelando la cobertura espiritual que Él traía al mundo, desmembrándola, destruyéndola de tal forma que perdió todo su sentido.
Será entonces éste el tiempo en el cual aquellos que somos su Pueblo esparcido entre las naciones recuperemos esas vestiduras arrancadas por los enemigos de YHWH.
parte 2 #
Concluí la reflexión anterior, mostrando cómo el mundo gentil se repartió las vestiduras de Yeshúa, partiendo de ese modo sus enseñanzas de acuerdo a su conveniencia.
Sin embargo esto sería incompleto si no atendemos una cuestión que no puede pasar desapercibida. Veamos el evangelio de Mateo nuevamente, 27:35
“Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.”
Cuando leemos este evento en el Evangelio de Juan tenemos algunas precisiones más, 19:23-24
“23 Cuando los soldados hubieron crucificado a Yeshúa, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. 24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.”
El primer dato preciso de esto está en que se cumple proféticamente lo dicho en el Salmo 22: 18, lo cual puede el lector indagar por sí mismo.
Ahora bien ¿Existe algún tipo de contenido que debemos desentrañar con respecto a esta túnica que no fue desmembrada?
Pues sí, pero para hacerlo debemos hacer un pequeño ejercicio de hermenéutica bíblica, desentrañando ciertos conceptos que surgen de las palabras empleadas y que para cualquier lector de la época habrían tenido mucho sentido.
Pues la palabra que ha sido traducida como túnica es el hebreo לְבוּשׁ (lebush) el cual está relacionado con el verbo לָבַשׁ (labash) que significa “ponerse, vestirse” o sea colocar sobre el cuerpo, de ahí que se traduzca como túnica.
¿Dónde encontramos esta palabra en las Escrituras de la Toráh? Recordemos el siguiente versículo que antes cité, Génesis 3:21
“Y YHWH hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.”
El final del versículo donde dice “y los vistió” contiene el verbo “labash” que he nombrado unos versículos más arriba.
En otros escritos he explicado que en la vestidura que YHWH hace con pieles, para cubrir la desnudez de Adán y Eva, se presenta el primer sacrificio expiatorio, el cual es una representación profética de lo que será el sacrificio de Yeshúa en el futuro. Pues Él es el cordero de YHWH que quita el pecado del mundo.
Entonces ¿por qué la túnica no fue desmembrada, por qué no fue partida?
Porque el sacrificio es uno y único y no puede ser tomado por cualquier grupo de gentiles en la parte que le convenga. El sacrificio del Mesías no puede tomarse en partes. No puedo decir que sirve para unos y para otros no, por ejemplo. Pues como se dice en la primera carta de Juan 2:2 “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”
El sacrificio no es solamente para los judíos que deseen aceptarlo, ni exclusivamente para la Casa de Israel distribuida entre las naciones. El sacrificio no es solamente para rubios o para negros, para semitas o para caucásicos. Y es precisamente por esta universalidad del sacrificio de Yeshúa, que cualquiera puede acercarse a la fuerza redentora de su sangre.
*RICARDO*
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