Jánuka , luminarias
¿Por qué celebrar la Fiesta de las Luminarias?
Sabemos que tenemos cuatro evangelios válidamente reconocidos, los tres sinópticos y el evangelio de Juan.
En este último deseo hacer hoy hincapié.
El evangelio de Juan es diferentes a los demás. Su principal diferencia está en la forma en que ha sido estructurado.
Esto ocurre porque, al ser escrito por un sacerdote, vinculó cada uno de los eventos de la vida y ministerio de Yeshúa entre los hombres, a partir de las Convocaciones observadas por el Pueblo de Israel.
Cuando lo analizamos sin prejuicios ni condicionamientos ideológicos previos, salta a la luz de inmediato que el eje conductor de este evangelio son los momentos de reunión del Pueblo con su Elohim.
Es así que, a partir de Juan 1:29, se nos relata el bautismo de Nuestro Señor durante los llamados “días de arrepentimiento”, tiempo anterior a Yom Teruáh o Fiesta de las Trompetas.
A partir de Juan 5:1, se nos relata el evento siguiente que es precisamente Yeshúa en el día del Toque de Trompetas.
O bien en Juan 7:1, se nos relata a Yeshúa en tiempos de Sucot.
A partir de Juan 8:1 se nos relata a Yeshúa en la siguiente Santa Convocación, Shminí Atzeret.
En estos relatos, se encuentra Yeshúa cumpliendo con el deber de observar y participar, en cada una de estas Santas Convocaciones. Las llamadas Fiestas del Otoño.
Al final del evangelio, se encuentra la participación de Yeshúa en las llamadas Fiestas de la Primavera, las cuales comienzan con la maduración del Aviv. Iniciando con Pésaj (Pascua) el día 14 de Aviv, luego vienen los días de Panes sin Levadura y Fiesta de las Primicias. Todo lo cual he desarrollado en La Fe del Nazareno.
Entre las Convocaciones del Otoño (Yom Teruáh o Día de Trompetas, Yom Kippur o Día del Perdón, Sucot o Fiesta de los Tabernáculos y Shminí Atzéret o Convocación del Octavo Día) y las de la Primavera que he nombrado. ¿Hay alguna reunión intermedia? ¿Hay algún momento en que parte del Pueblo de Israel (en este caso la Casa de Judá) se reuniese?
De existir esta reunión, debería encontrarse en el evangelio de Juan entre Shminí Atzeret y los días previos a Pascua (Pésaj).
Pues bien, la fiesta existe y también está registrada en el evangelio de Juan. Se trata de la Fiesta nacional llamada Jánuka, que en castellano recibe varios nombres, de las Luminarias, de las Luces, de la Dedicación.
Esto es lo que vemos en Juan 10:22-23 “Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, y Yeshúa andaba en el templo por el pórtico de Salomón.”
Esta era una fiesta, en la cual se hacía una importante reunión en Jerusalén. Momento de gran alegría, porque según la Casa de Judá, es en este tiempo cuando llega la Luz al Mundo.
¿Esta idea presente en el judaísmo tuvo algo de verdad?
Darnos cuenta, de la belleza y profundidad de esto, es bastante sencillo.
Cuando pensamos que Yeshúa nació entre el 3 y 4 de octubre, durante la Santa Convocación de Sucot y tomando en cuenta que la gestación normal del ser humano es de unos 280 días promedio. Entonces la concepción sobrenatural, virginal de Nuestro Señor, ocurrió precisamente cuando en Jerusalén se encontraban celebrando una Fiesta ¿Cuál?
Sí, precisamente la Fiesta de las Luces en la cual La Luz llega al Mundo.
La presencia registrada en el evangelio de Juan, no es una casualidad, sino producto de que ese evangelio está escrito para dar cuenta, noticia, de la presencia de Yeshúa en las Convocaciones.
La última pregunta que debiéramos hacernos es ¿Por qué algunos que creen que Yeshúa es el Mesías prometido y que creen que corresponde celebrar las Santas Convocaciones, no celebran la Fiesta de las Luces?
La razón en la cual justifican ello, está en que La Fiesta de las Luminarias no se encuentra en el capítulo 23 de Levítico, donde sí están el resto de las que he nombrado. Pero esto en realidad, lo que está demostrando, es que esas personas aún no dieron el necesario paso de entender que el sacerdocio levítico fue un remedio superado por la obra de Nuestro Señor en la cruz, quien restauró el Sacerdocio según el Orden de Melquisedec. Y es a Yeshúa a quien debe imitarse. Pues Él, como el Sacerdote Verdadero, sí participó de la Fiesta Nacional de Jánuka, lo cual nos demuestra Juan al incluir a esa festividad en su evangelio.
La respuesta final es muy sencilla, y ya la dio Pablo hace miles de años:
1ra de Corintios 1:11
“Sed imitadores de mí, así como yo de Yeshúa.”
Ricardo.
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Celebrando la Fiesta de la Dedicación
Queridos hermanos y amigos, en estos días, gran parte del movimiento de vuelta a las raíces de la Fe y el judaísmo religioso en su conjunto, se encuentran celebrando la llamada Fiesta de Jánuka.
Esta celebración no debería ser ajena al conocimiento de todos los hermanos. Pero como son muchos los que recién se inician en este camino, es preciso que les indique el porqué de nuestra observancia.
En primer lugar deseo explicar de qué estoy hablando.
El calendario que en occidente usamos, el llamado gregoriano, nos indica que nos encontramos en el mes de noviembre/diciembre. Sin embargo en otros calendarios usados en el mundo los meses reciben otros nombres. En lo que hoy nos importa, el calendario usado por el judaísmo da a estos tiempos el nombre de kislev. Podremos discutir durante mucho tiempo, acerca de si los nombres que da el judaísmo a sus meses son bíblicos o no, si tienen un origen babilónico o lo que fuere. Pero lo cierto es que ellos lo llaman así y no hay más discusión. ¿Por qué esto es importante? Porque desde hace siglos, para ser precisos desde antes de la primer venida de Yeshúa, el judaísmo ha celebrado en el mes de kislev la Fiesta de las Luminarias o Fiesta de la Dedicación o la Fiesta de las Luces, o como preferimos decirlo directamente Jánuka. Y esa Fiesta comienza el día 25 de kislev.
¿Qué se celebra durante este tiempo?
Lo que el judaísmo celebra es, históricamente, la reconquista de Jerusalén y especialmente del Templo en el Monte de manos del Imperio Seleúcida. Este último fue un imperio inmenso y poderoso, que abarcó desde la actual Turquía hasta la India. Fue uno de los imperios que sucedieron a parte de los territorios conquistados por Alejandro.
Los territorios de Judá se encontraban dentro de este imperio. En el año 168 AC, el emperador seleúcida llamado Antíoco IV Epífanes, al regresar de una campaña militar a Egipto saqueó Jerusalén y su Templo. Prohibió las prácticas religiosas del judaísmo, persiguió la práctica de la dieta alimenticia prescripta por la Toráh, instando y obligando a consumir cerdos y otras cosas prohibidas por YHWH, e instaló dioses griegos en territorio de Judá.
El colmo de la maldad de este personaje, salido de las tinieblas, fue que instaló en el año 167 a.C, un altar al falso dios Zeus en el mismo Templo de Jerusalén.
Ello no hizo más que atizar el fervor nacionalista judío y generó el levantamiento. Liderado en principio por el Sacerdote Matatías y sus cinco hijos, el Pueblo Judío se levantó contra el opresor. Luego de la muerte de Matatías, su hijo Yehuda HaMacabí (Judas Macabeo), lideró la guerra, la cual finalmente culminó con la victoria. La expulsión de los griegos y restaurar la pureza del Templo, quitando la idolatría abyecta de Zeus.
Es así que en el año 165 a.C nace la Fiesta de Jánuka.
De acuerdo a lo que he explicado en uno de los volúmenes del libro Bebiendo Junto al Pozo de Jacov, la versión original de las Escrituras en castellano escrita por Casiodoro de Reina en el año 1569, incluía libros que fueron quitados en el S.XIX. Entre los libros que Casiodoro tradujo y que luego fueron quitados, se encuentran precisamente los libros 1 y 2 de Macabeos. Los cuales sí se encuentran en las Biblias usadas por el catolicismo romano, la iglesia siriana, la iglesia ortodoxa etíope y otras.
Es por ello que, la referencia a la Fiesta de Jánuka que hay en sus biblias, a muchos se les pasa en general desapercibida.
Quizás incluso todavía alguno de nuestros hermanos no sepa a qué me refiero. Pues bien, tome su Biblia y busque en el Evangelio de Juan el siguiente versículo, 10: 22-23
22 “Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, 23 y Yeshúa andaba en el templo por el pórtico de Salomón.”
Sé que es difícil para muchos, poder librarse mentalmente de la atadura que implica, haberse formado o criado en organizaciones religiosas donde se cree que guardar una fiesta o un tiempo especial, es una especie de privación de su libertad.
Pero tenemos fiestas, tiempos escogidos, días especiales y un calendario litúrgico prescripto por las Escrituras.
Entender estas cosas, es parte del camino que debemos recorrer para volver a las fuentes de la Fe.
Muchas preguntas son las que pueden surgir a partir de la Fiesta de Jánuka. La primera que podemos hacernos, es si se trata o no de una celebración bíblica.
En primer lugar no hay que ser muy perspicaz para entender que no se trata de una Santa Convocación de las preceptuadas en Levítico, pues precisamente porque en esa parte de la Instrucción no se encuentra.
Entonces ¿Por qué el judaísmo religioso y nosotros la observamos?
Porque además de los tiempos establecidos en el libro Levítico, existen fiestas nacionales que contienen un mensaje, un contenido profético que no debemos soslayar.
Pero pensando en el Pueblo Judío, en la Casa de Judá, aquellos que el Señor unirá a nosotros cuando llegue el momento. ¿Por qué la celebran?
De la lectura de los libros de Macabeos surge la importancia de esta fiesta nacional de la Casa de Judá.
En I de Macabeos 4: 59 podemos leer:
“Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, decidió que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar del veinticinco del mes de Kislev, se celebrara con alborozo y regocijo el aniversario de la dedicación del altar.”
Lo que ocurrió es que al vencer a las tropas de Antíoco y recuperar Jerusalén y el Templo, se encontraron dos grandes problemas.
El primero fue que el lugar se encontraba devastado. El segundo, peor que el anterior, fue que el lugar se encontraba profanado. Le habían sido colocadas piedras consagradas a la idolatría y recibió durante un tiempo la adoración de Zeus y los sacrificios con cerdo a esa deidad pagana.
Para entender la gravedad de la segunda cuestión será bueno recordar los siguientes pasajes bíblicos:
Números 7: 10-11: “10Y los príncipes trajeron ofrendas para la dedicación del altar el día en que fue ungido, ofreciendo los príncipes su ofrenda delante del altar.
11 Y YHWH dijo a Moisés: Ofrecerán su ofrenda, un príncipe un día, y otro príncipe otro día, para la dedicación del altar.”
2da de Crónicas 7: 7 al 9 “7También Salomón consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de YHWH, por cuanto había ofrecido allí los holocaustos, y la grosura de las ofrendas de paz; porque en el altar de bronce que Salomón había hecho, no podían caber los holocaustos, las ofrendas y las grosuras.
8 Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con él todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto.
9 Al octavo día hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y habían celebrado la fiesta solemne por siete días.”
Esdras 6:16-17: “Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de YHWH con gozo.
Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de YHWH cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel.”
Como puede verse, en todos los momentos en que el Templo volvió a llevar adelante su actividad, fue “dedicado” y asimismo aconteció un tiempo de gran celebración y felicidad.
Nuevamente ¿Por qué era necesario que fuese re-dedicado? Precisamente por haber sido profanado y utilizado para la adoración e idolatría del dios pagano Zeus.
Y es aquí, en la “dedicación”, donde tenemos asimismo el origen del nombre de la Fiesta, pues ello se escribe חֲנֻכָּא – Jánuka – en hebreo. El pasaje que he citado de Juan 10:22 podría leerse de la siguiente forma:
“Celebrábase en Jerusalén la fiesta de Jánuka.”
El momento en el cual Yeshúa se encontraba en Jerusalén.
Ahora bien, parece increíble y sinceramente pesado al espíritu hacernos la siguiente pregunta ¿Celebraba Yeshúa la Fiesta de la Dedicación, celebraba Jánuka?
Es una pregunta ridícula. Yo preguntaría ¿Cómo podemos imaginarnos un rabino judío, con discípulos judíos, en el cual no fue hallado nada que reprocharle, que no celebrase una fiesta obligatoria para el mundo judío? Pues según leímos en 1 de Macabeos, Judas Macabeo estableció una disposición obligatoria a observar cada año.
No es mi intención ahondar en aspectos históricos de la celebración, pero sí ahora hacer una observación importante. Esta celebración nacional judía, recibe también el nombre de Fiesta de las Luminarias. Ello por el encendido de las luces que puede leerse en el citado escrito bíblico.
Hay detrás de ello un aspecto muy importante y trascendente para nosotros, de contenido espiritual y simbólico que no debemos dejar pasar.
Para ello previamente, debemos tener grabado a fuego en nuestras mentes, el siguiente pasaje bíblico, 1ra de Corintios 6:19:
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo de Rúaj HaKodesh, Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de YHWH, y que no sois vuestros?”
Hemos visto entonces que el tiempo de dedicación, tanto del Tabernáculo de Moisés, como el Templo de Salomón, como de la historia de los Macabeos, siempre fue de ocho días.
Es una obviedad entender que este es el tiempo necesario para la purificación. Lo cual también vemos en el tiempo necesario, para que el niño esté apto para la circuncisión.
No es el momento de desarrollar la cuestión, pero puedo adelantar que también es el tiempo, que se dará a la tierra para su purificación y consagración a YHWH luego de los sucesos descriptos en el libro de Revelaciones. Luego de los mil años en que el Mesías gobierne desde Jerusalén, la tierra será entregada a YHWH y será el comienzo del octavo milenio. Pero todas estas, son cosas para ser analizadas en otra ocasión.
Volviendo a lo que hoy debe importarnos, debemos tomar la enseñanza, que recibimos a lo largo de la Toráh y los escritos históricos, para entender que esta dedicación del Templo hasta llegar a los ocho días está presente en toda la Biblia.
Recordemos el pasaje inspirado por YHWH y escrito por la mano de Pablo de 1ra de corintios que antes cité.
Seguramente está en nuestras mentes este texto. Pues bien, ahí se nos dicta con claridad, la idea de que el cuerpo humano es Templo de Rúaj HaKodesh.
En la misma forma en que el templo, hecho por manos humanas, fue profanado y luego reconquistado y vuelto a dedicar a YHWH. El cuerpo del creyente, debe ser dedicado a su Creador. Y en la misma forma en que los macabeos lo liberaron de las garras de los enemigos de YHWH, nuestro templo personal, también debe ser librado de cualquier influencia de las tinieblas. De cualquier entrega del mismo a la influencia, dirección u ocupación del maligno.
Las armas que tenemos para hacer esta conquista son espirituales. Tales como la inmersión en las aguas purificadoras del bautismo y la entrega de nuestras vidas a Yeshúa. Pero fundamentalmente, la fortaleza frente a la irrupción del pecado. El levantar murallas, para evitar que el pecado y sus promotores, puedan entrar en nuestro interior estableciendo un altar a su falsa deidad. Es la oración constante, el arrepentimiento sincero y el rechazo del pecado, los baluartes que debemos mantener siempre en estado de alerta.
Deseo ahora ahondar un poco más, en las enseñanzas que de Jánuka recibimos o reafirmamos para nuestras vidas.
En ocasiones escribo acerca de que el llamado nuevo testamento, sólo puede ser entendido y valorado, a la luz de las enseñanzas que la Instrucción, la Toráh, nos transmite.
Quisiera ahora pedir al lector, la lectura de una serie de versículos, los cuales no voy a transcribir por ser demasiados. Pero sí pido que se lean completos antes de continuar la lectura. Me refiero a los versículos que van desde Juan 20:1 al 9, por favor léalos todos antes de continuar.
Como imagino que lo ha hecho, deseo ahora que se observen los siguientes:
20:1 “El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro.”
20:17 “Yeshúa le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Elohim y a vuestro Elohim.”
Todos han leído más de una vez estos textos. Tenemos en estos versículos dos datos importantes. El primero, es que se trata del primer día de la semana, cuando Yeshúa ha resucitado. El segundo dato, es que le indica a María Magdalena, que no lo toque porque aún no ha subido al Padre.
Si comparamos los evangelios que relatan estos eventos, parecieran existir contradicciones, pues si bien en el evangelio de Juan la indicación a María Magdalena es que no lo toque. El evangelio de Mateo dice:
28:9 “…he aquí, Yeshúa les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.”
En lo personal estimo que no hay contradicción, sino que el evangelio de Mateo refiere que las mujeres se tiraron a sus pies en acto de adoración.
Volviendo al evangelio de Juan, en los versículos que van desde el 20: 19 al 23, tenemos que Yeshúa se apareció el mismo día por la noche a sus discípulos, a excepción de Tomás. Si leemos a conciencia el relato se verá que si bien dice que se apareció en la habitación y que les ministró. No dice que lo hayan tocado, sino que les “mostró las manos y los costados”.
Ahora bien, si pensamos por un instante que Yeshúa debió morir como lo hace cualquier ser humano y descender al Seol como cualquier ser humano. Y estar entre los que están en el Seol. Está claro que su cuerpo, el Templo de Rúaj HaKodesh, luego de la resurrección debía ser nuevamente dedicado. Está claro que debía pasar un período como los vistos, sin la posibilidad de verse contaminado.
Está claro entonces, el porqué de no permitir que María Magdalena lo tocase.
Pero en nuestro entendimiento aquí solamente tendríamos una parte de la historia. Sólo un “testigo” en el relato. De ser correcto esto, deberíamos tener un segundo “testigo” en el relato, que nos diga que esto es cierto. ¿Cuál sería este segundo “testigo”? Que en el mismo texto se nos diga que al octavo día estaba en condición de ser “tocado”.
Veamos entonces que nos sigue diciendo el evangelio de Juan, 20:26-27
“Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Yeshúa, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.”
Podemos ahora ver con sencillez y claridad, porqué el evangelio de Juan nos da con precisión la cantidad de días que pasaron entre el primer evento con María Magdalena y el visto recién con Tomás al octavo día.
Cuando Yeshúa resucita su cuerpo, que había pasado por la muerte, ahora se encontraba de nuevo en vida. Pero debía pasar necesariamente, por el proceso que Él mismo ha establecido para la “dedicación”. Esto comienza el primer día de la resurrección y culmina precisamente cuando Él puede ser tocado nuevamente, el octavo en que Tomás toca sus marcas. Ahora sí, el Templo ha sido Dedicado y se ha cumplido en el cuerpo del Mesías la purificación completa.
Como pueden ver de la dedicación del Templo, se extraen muchas conclusiones y conocimientos. Revelaciones estas, que están a la mano para todos aquellos que quieran seguir los pasos del verdadero Maestro, Nuestro Elohim y Salvador Yeshúa.
Ricardo.
Se permite la reproducción total o parcial mencionando al autor. Todos los derechos reservados.